Joan Manuel Serrat en Montevideo

Joan Manuel Serrat, el Nano, está de vuelta. Luego de décadas de enamorar primero y conmover después, el catalán tocó Montevideo con la certeza de jugar de local. Su voz, sus canciones y las palabras ajenas que hizo suyas acarician su garganta y esperan por salir. Esas canciones, que, sin quererlo, acunaron sueños infantiles por generaciones, se entonaron en fogones y barricadas y se musitaron en innumerables celdas, volverán a sonar, quizás igual de frescas, pero seguramente más sabias.

Serrat se presenta este lunes y martes en el Teatro de Verano de Montevideo, y, horas antes de su primer show, brindó una conferencia de prensa. Como casi siempre, tuvo que dividir sus respuestas entre la música y su voluntad de "opinador", que, aunque no le gusta, le calza a la perfección.

"Siempre me preguntan de todo como a un augur, un horóscopo", bromea, consultado por su visión del Uruguay, un año después de su última visita, "pero lo que yo contesto no es certificado de calidad, contesto lo que me parece, sobre fútbol, astronomía y sobre las mareas. A menudo me preguntan sobre lo que pienso sobre el país en el que estoy, pero ustedes, los locales, son quienes tendrían que preocuparse por lo que pensar, más que por esperar 'radiografías' externas. Afortunadamente tengo aquí buenos amigos, que forman parte de cierto espectro político, y siempre trato de buscar mis propias referencias en torno a lo que me rodea. He visto, sí, que el país está en clima preelectoral; cada vez que vengo al Uruguay me digo 'coño, elecciones otra vez', y es que el Uruguay disfruta de las elecciones, es como las llamadas, las elecciones son como una llamada constante".

El cantante dio su visión sobre la crisis financiera internacional, y su punto de vista sobre la situación de nuestro país en el contexto global y regional, para enfrentar el crack mundial. Para Serrat, "el Uruguay no la lleva tan mal, se maneja bastante bien con respecto a lo que ocurre en América Latina". En el contexto de la realidad política del país, se mostró crítico con la "no aprobación de la Ley del Aborto y la vigencia de la Ley de Caducidad". Recordó que en España ocurre algo similar con el tema de los muertos y desaparecidos durante la Guerra Civil, donde la Fiscalía "está preocupada por anular los derechos de los ciudadanos a recuperar a sus víctimas, y, por el otro lado, se beatifican más 90 personas, 'víctimas del otro bando', con esa habilidad de malabarista que tiene la Iglesia. En el fondo, no hay caducidad para la Justicia y la memoria", puntualizó.

Las preguntas se desplazaron luego a las políticas de freno a la migración de la Comunidad Europea y de España en particular, y el artista indicó que es un tema que "nos concierne desde varios frentes", y mencionó que su país siempre fue un "productor de migrantes", que debería tener otra postura de apertura frente al mundo, aunque, explicó, como miembro de la Comunidad Europea, muchas veces las decisiones responden a una voluntad más global, que no siempre representa la que lleva su país. Sin embargo, aclara "siempre" fue crítico de las restricciones migratorias, por ser "hijo de una cultura de migrantes", y se mostró a favor de que, al menos en el caso de América Latina, el gobierno español debería "evaluar los casos desde otra perspectiva, similar a la del Reino Unido con relación a los país de la Commonwealth", aunque aclaró que, "tal como se plantea la historia, me temo que las políticas serán aún más duras, más restrictivas. Es preocupante que haya lugares en el mundo donde su gente tiene cada vez más necesidad de un sitio donde 'meter la vida'. Y creo que hay una sola forma clara de solucionar el problema; no entiendo cómo los países ricos no organizan políticas que resuelvan el tema de la migración en su origen, hacer políticas de creación de riquezas en países que potencialmente pueden hacerlo: evitar la emigración en su salida, eso no es sólo un acto de justicia, sino que también es una solución inteligente".

Claro que el cantautor también tuvo un tiempo para hablar de lo que más le gusta: la música y los amigos. Dijo que el domingo estuvo con su viejo compinche, el escritor Mario Benedetti, a quien encontró "mejor de lo que esperaba y peor de lo que le gustaría".

Para este espectáculo, dijo, rescató la sencillez del piano y la guitarra, que es "una forma muy noble, muy directa", y que permiten una constante regeneración de las canciones, siempre y cuando los intérpretes logran captar "el meollo" que hace que esas canciones representen algo para el auditorio. "No por ser sencillo es bueno, ni por ser complejo es malo", sintentizó.