Contenido creado por Laura Meléndez
Salud

Cuando te miro

Hay trastornos visuales que podrían tener un origen no tan obvio

El ojo humano es una maquinaria increíble pero por estar tan ligado al cerebro, la visión puede alterarse de formas extrañas a causa de lesiones cerebrales.

19.09.2015 10:00

Lectura: 4'

2015-09-19T10:00:00-03:00
Compartir en

Algunas personas, a causa de lesiones cerebrales, sufren enfermedades visuales que son algo fuera de lo común, como por ejemplo la ceguera al movimiento, el síndrome de Capgras o la visión ciega.

Según consigna Hipertextual, la ceguera al movimiento, también conocida como akinetopsia, es un inusual desorden neurológico por el que los afectados son incapaces de percibir ningún tipo de movimiento: el mundo que ven está siempre estático, y distinguen los objetos que se mueven con la correspondiente estela difuminada de imágenes repetitivas; si se sirven un vaso de agua, ven el líquido que cae como una columna paralizada; si cruzan una calle y hay tráfico que se dirige hacia ellos, un coche que un segundo habían visto a gran distancia, de repente aparece mucho más cercano.

Las causas de este trastorno están relacionadas con complicaciones en el área cortical de la parte media del lóbulo temporal, como efecto secundario de ciertos antidepresivos, por un infarto cerebral o incluso cirugías craneales, y puede remitir cuando ya no se consumen antidepresivos o echando mano de cirugía cerebral.

El síndrome de Capgras

Fue llamado así por el psiquiatra francés que lo detectó, quien le puso el nombre de ilusión de los dobles, y estudiado a su vez por Oliver Sacks. Ocurre cuando una persona, por una lesión cerebral, es incapaz de identificar a una persona conocida con quien está ligada a un nivel emocional y piensa que es un impostor, es decir, no siente lo que debería cuando ve a un ser querido y lo rechaza: sufre una disociación entre el centro visual de su cerebro y su memoria afectiva.

El síndrome de Alicia en el País de las Maravillas. Tras precipitarse en la madriguera del conejo blanco en la primea novela que le dedica Lewis Carroll, Alicia encuentra una botella en la que se lee: "Bébeme", y tras obedecer a este mandato, encoge hasta los veinticinco centímetros de altura. Hay quien cree que este episodio está inspirado en la micropsia o alucinación liliputiense que padecía el propio Carroll, es decir, un trastorno neurológico por el que quien lo padece ve los objetos y a las personas que le rodean mucho más pequeños de lo que son en realidad, como si estuviesen más lejos, pero aleatoriamente.

No se trata de un problema de visión, sino a la hora de interpretar aquello que se ve, está causado por problemas en la porción central de la coroides y retina, y se asocia en ocasiones a la esquizofrenia aguda, la psicastenia, la epilepsia, la migraña, la mononucleosis infecciosa, los delirios febriles y la epilepsia.

Negligencia hemisférica

Imaginate que es imposible ver todo lo que se encuentra en el lado izquierdo de tu campo de visión, incluido el propio cuerpo. Pues eso es lo que les ocurre a los que tienen negligencia hemisférica, llamada igualmente visuoespacial, extrapersonal o heminegligencia. Esto les impide comportarse normalmente al realizar tareas tan cotidianas como peinarse, atarse los zapatos o incluso comer, porque sólo atienden a todo lo que ven de su lado derecho y no son conscientes de la realidad del izquierdo. Esto se debe a una lesión cerebral en los nervios visuales del hemisferio que entonces se ignora.

La visión ciega

Los ojos de las personas que padecen este trastorno, también conocido como ceguera cortical, funcionan a la perfección; los estímulos visuales son percibidos por sus retinas y sus nervios ópticos los transfieren al cerebro sin problema. Pero han perdido la visión total o parcialmente porque la corteza visual del mismo ha sufrido alguna lesión por un infarto, un ictus o una infección de gravedad y, si bien sus ojos recogen los estímulos visuales, estas personas no son conscientes de que perciben esta información, su inconsciente procesa parte de la misma por otros derroteros cerebrales, así que ven sin saberlo.

Aunque los casos de visión ciega sean extraños, se pueden tomar como un mecanismo de nuestro cerebro para seguir siendo eficiente a pesar de las adversidades.