Contenido creado por Inés Nogueiras
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Entrevista a Fernando Schmidt

En una "ciberentrevista" con Montevideo Portal, el guionista y humorista Fernando Schmidt habló sobre su trayectoria, el trabajo en la vecina orilla y las producciones nacionales, entre otros temas.

17.12.2009 11:02

Lectura: 7'

2009-12-17T11:02:00-03:00
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La idea era charlar con Fernando Schmidt, uno de los pocos referentes nacionales del guión televisivo que trabaja en ambos márgenes del Río de la Plata. La idea era conversar de televisión, el medio que a pesar de sus lauros, en su país, lo ha relegado con casi total éxito. La idea era y fue, porque Schmidt prefirió el diálogo vía e-mail, texto de por medio, el lugar en el que se siente más seguro.

El resultado no es el esperado por quien esto firma, porque en el encuentro cara a cara es donde se produce la verdadera entrevista, en la repregunta, en la lectura del resto de los mensajes que no son dichos con la palabra y que permiten avanzar en la búsqueda de más respuestas. El correo electrónico sirve para muchas cosas pero difícilmente para un diálogo en profundidad, a pesar de los intentos de hacerlo de ida y vuelta de ambas partes.

En todo caso, quedará para una próxima oportunidad la entrevista frente a frente con una persona con un talento extraordinario que seguramente tiene mucho más para decir que lo que aquí ha dicho. A continuación el 99.9% de la ciberentrevista.


Hiciste varios cursos de guión con algunos de los más destacados referentes como Doc Comparato, ¿cuándo nace o sentís que nació Schmidt el escritor?

No me considero escritor, sino guionista. El escritor busca que su obra perdure, mientras que el guionista pretende que su creación se convierta rápidamente en un producto audiovisual. A diferencia de lo que pasa con un buen libro, el buen guión siempre es efímero.

Empecé a escribir guiones hace más de 20 años, en forma encubierta, cuando trabajaba en una transmisión deportiva radial y tenía que ocultar mi falta de argumentos y la incapacidad de improvisar.

¿Qué hacías ahí?, ¿cómo llegaste a ese lugar que a la distancia parece tan lejos de tus inquietudes?

De chico me gustaba relatar fútbol. Relataba partidos imaginarios, que se jugaban solo para mí. Cuando tuve que narrar lo que realmente pasaba en una cancha no supe hacerlo. Una cosa es resignarte a no hacer goles con la selección y otra aceptar que no servís ni para contarlos. Igual tiré la toalla. La capacidad de frustración, Julito, tampoco tiene límite.

¿Y el humor también nace ahí? Una de tus primeras obras hacía referencia a ese humor vinculado a las transmisiones deportivas si no recuerdo mal.

La obra que mencionás es “El Humor en los Tiempos del Cólera” y refiere a la programación radial. Resultó muy efectiva, seguramente porque escribí sobre algo que conocía bien. El humor también apareció en aquellas transmisiones de CX 30, como una defensa.

¿Qué te aportaron los cursos?

Los cursos proveen herramientas y algunas técnicas útiles. Sirven para potenciar la creatividad, para ensayar sociedades autorales y para legitimar algunos recursos que fuera del profesionalismo serían reprobables. Ahí es donde aprendés a justificar el robo más descarado diciendo que solo hay 36 situaciones dramáticas posibles.

Son mucho más aburridos que los talleres teatrales, pero viendo su convocatoria terminás agradeciendo que no haya ningún ejercicio de sensibilización y reconocimiento corporal.

¿Habrías llegado al mismo resultado artístico sin ellos?

Espero que sí.

En los 90 escribiste algunas obras que recibieron, además de muy buenas críticas, mucho público, como “Track Siete personajes en busca de amor”. ¿Esa es tu obra más personal?

Track la produje integralmente. Elegí a su protagonista, a los tres directores, a los músicos, al diseñador gráfico, hasta compré los equipos de audio que la sala no tenía. En ese sentido, creo que el producto final me representó bastante. Para bien o mal, nunca volví a involucrarme tanto con una de mis obras.

¿Releés tus obras anteriores?

Ya no las leo. Eso explica que las siga perpetrando.

¿Hay una edad para la creación?, ¿cómo te sentís en ese sentido?... y ¿creación y maduración van de la mano o se oponen?

No creo que haya una edad para la creación. Lo que sí hay es un límite para la paciencia. A diferencia de la capacidad de asombro, la paciencia es finita.

Escribiste guiones de cine en Argentina, como “Terapias alternativas”, ¿en Uruguay escribiste para cine?

No, para acá no he tenido la suerte de hacerlo. Los tres guiones cinematográficos en los que trabajé fueron producciones argentinas. Junto a Axel Nacher desarrollamos un drama (El Visitante), una comedia (Terapias Alternativas) y un largo animado (El Arca).

Trabajás escribiendo para terceros, ¿no te pasa como a Woody Allen que empezó a decir sus textos, cansado de que no dijeran bien sus chistes? ¿Qué pasa con la dirección?

Yo hice el camino inverso, llegué a la escritura de guiones porque no pude superar la timidez ni resistir la autocrítica. No soy mejor actor que el peor de los que me han interpretado.

¿Cuándo y cómo surge la posibilidad de escribir para Gasalla?

Llegué a él en el año 93. Leyó mis trabajos y me puso a prueba, escribiendo para algunos de sus personajes. Los grabó inmediatamente y en el siguiente ciclo ya me encargaba los guiones de todos sus personajes clásicos (Soledad, Noelia, la Vieja, la Nena, Cacho). Luego se sumarían otros de mi creación, como Yolanda y Kika.

¿Ese es el gran click en tu carrera profesional o sólo el que te dio más reconocimiento?

Es ambas cosas. También es el que me ocupó más tiempo, desde aquel primer sketch de la maestra en el Palacio de la Risa al monólogo de actualidad que interpretó en la obra que conmemoró los 100 años del Teatro Maipo, pasaron quince años, cientos de sketches y una docena espectáculos teatrales.

¿Qué te aportó trabajar en la televisión argentina?

Acceder a una profesión.

¿Existe en Uruguay un humor nacional?

Ya no.

¿Qué pasa con el humor y la televisión hoy que cada vez hay menos programas de sketch? ¿No vende más ese formato?

El humor es una forma de pensar y en la televisión actual, se piensa cada vez menos.
En los países donde hay una industria audiovisual importante, nunca faltaron los programas de sketches. Ahí están los norteamericanos “Mad TV”, el “Saturday Night Live”, o los españoles “Muchachada Nui” y “Vaya Semanita”. No son programas de bajo costo y eso es lo que hoy los excluye de la oferta local.

Has escrito para cine y televisión, ¿es posible hacer productos universales desde “lo uruguayo” o “rioplatense”?

Pienso que sí. Si bien estamos lejos de un nivel internacional, lo que nos debería alentar es que también estamos muy por debajo de nuestras posibilidades.

Trabajaste en la Sit-com de canal 10, “Piso 8”. ¿Te gusta ese formato? ¿Es posible realizarlo acá?

“Piso 8” no era una sit-com tradicional. Colaboré en el desarrollo de un par de capítulos. Algunas sit-com me gustan, otras no. Claro que se podría realizar localmente este tipo de producciones.

¿Que opinión te merecen las ficciones uruguayas de este año? En todas el humor juega un papel importante...

Celebro que se realicen ficciones nacionales. Lo demás es cuestión de gustos y lo que opine, poco aporta.

Específicamente “Las Novias de Travolta”, escrita por Tulipano, con quien ya has trabajado, ¿qué te pareció?

Vi el primer capítulo, donde se adaptó la obra teatral con los logros del original. Tanto el casting como la dirección de actores me parecieron óptimos.

A pesar de tener un currículum muy aplaudido has trabajado de manera dispar en la televisión nacional, ¿tenés una explicación?

Oprimo el pulsador...

¿Estás al tanto de la ley propuesta por el gobierno sobre la cantidad el porcentaje de producción nacional en los canales abiertos? ¿Qué opinión te merece?

Me parece fundamental legislar al respecto. Esa es la única forma de promover la producción televisiva local porque el gran negocio siguen siendo los enlatados, que resultan baratísimos en relación a su beneficio. Imagino que en un principio se cumplirá la cuota con programas de bajo costo, incluso el próximo ciclo de “El Casting de la Tele” podría llamarse ¿Querés ser Federico Álvarez?

Ernesto Muniz



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