Contenido creado por Inés Nogueiras
Animales

Chito chapotea con Pocho lo más pancho

Costarricense tiene como mascota un cocodrilo

Chito, un pescador costarricense de 52 años de edad, tiene una mascota muy particular: se trata de Pocho, un cocodrilo de seis metros de longitud y peligrosas mandíbulas. El temerario pescador juega en el agua con su amigo, al que convoca con un silbato.

17.08.2009 19:14

Lectura: 2'

2009-08-17T19:14:00-03:00
Compartir en

Montevideo Portal

Chito, un pescador costarricense de 52 años de edad, tiene una mascota muy particular. Se trata de Pocho, un cocodrilo de seis metros de longitud y peligrosas mandíbulas. El temerario pescador juega en el agua con su amigo, al que convoca con un silbato.

"Pocho es mi mejor amigo. Esta es una rutina peligrosa pero tenemos una buena relación. Él me mira a los ojos y no me ataca", cuenta Chito a The Sun, después de haber protagonizado para las cámaras una amistosa lucha con su cocodrilo, al que llama a superficie con un silbato y abraza antes de juguetear con él.

"Es muy peligroso para cualquier otra persona entrar al agua, es sólo entre nosotros dos", aclara Chito advirtiendo que el secreto es la relación que tiene con su "mascota", y no precisamente que el animal sea manso.

Chito encontró a Pocho con una herida de bala en el ojo izquierdo, al borde de la muerte, en el río centroamericano Parismina. Con la ayuda de varios amigos logró cargar al enorme animal en su bote y llevarlo a su casa.

"Estaba muy delgado, pesaba sólo 68 kilos. Lo alimenté con pollo y pescado, le administré medicinas durante seis meses. Dormía a su lado por las noches, sólo quería que sintiera que alguien lo quería, que no todos los humanos somos malos", relató.

A Chito le costó varios años ganar la confianza del animal. "Después de una década comencé a trabajar con él. Fue muy lento. Yo jugaba con él un poco, hasta que me di cuenta que cuando lo llamaba por su nombre él venía hacia mí", contó.

La curiosa dupla es ahora toda una atracción turística en Sarapiqui, Costa Rica, aunque el dueño cobra sólo unos pocos dólares a los turistas que quieren verlo en acción. "Él es mi amigo, no quiero tratarlo como un esclavo o explotarlo. Estoy feliz porque lo rescaté, y porque él tiene todo lo que necesita", concluyó.

Montevideo Portal