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Algo personal

Con Serrat y Sabina: ''Uruguay se las arregla para una civilización política que no hay''

Los españoles desembarcaron en Uruguay y renovaron sus votos con el público charrúa, que los recibió con los brazos abiertos.
2019-01-22T15:13:00
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A siete años de su última gira y a doce de su debut como dúo, Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina se dispusieron a embarcarse en una nueva gira que tuvo en los países latinoamericanos su columna vertebral. Fieles a su estilo, la nombraron, de forma burlona, apelando a un famoso dicho popular como “No hay dos sin tres”.

Aunque con más años a cuestas, estas dos leyendas, que encarnan una especie de Dr. Jekyll y Mr. Hyde de la música española, sabiendo en los dos casos el valor de ambas partes, volvieron con ganas de seguir el máximo tiempo posible arriba de los escenarios, donde se sienten cómodos y a gusto con su público. Y volvieron también con un motor tan antiguo como potente: “Amor”, dice el catalán. “Y esperando no defraudarlos”, remata el andaluz.

Es que, tanto el Nano como el Flaco se conocen a la perfección y se van rotando en un diálogo que van enriqueciendo no solo por los aportes individuales, sino por la suma de los aportes colectivos. Uno habla primero y el otro remata, parece algo practicado. Y sin duda es muy ameno escucharlos y seguirles el ritmo.

En este nuevo desembarco tuvieron, nada más ni nada menos, que tres presentaciones en nuestro país, lo que es un número enorme, considerando que, por ejemplo, en Argentina, donde hay diez veces más habitantes, hicieron solamente cinco (cuatro en Buenos Aires y una en Córdoba). De hecho, Sabina reafirma algo que viene diciendo hace tiempo: Uruguay es el país, donde, proporcionalmente, entre discos y entradas vendidas, más éxito tiene.

Los conciertos en territorio oriental tuvieron lugar el 20, 21 y 23 de noviembre en el Antel Arena, donde el autor de “Mediterráneo” ya había tenido la suerte de tocar, mientras fue el debut de su compañero de andanzas.

Días antes de sus presentaciones, Montevideo Portal, junto a otros cinco medios, se citó con ellos en el Hotel Sheraton, donde tuvo lugar un híbrido entre entrevista y conferencia de prensa. Allí, Sabina cerveza en mano, para cumplir la costumbre, y Serrat, que prefirió el agua, respondieron preguntas y mantuvieron un dialogo largo y tendido sobre una gran gama de temas, que pasaron de la música, el arte, la cultura uruguaya y la actualidad política —nacional, regional, española o catalana— sin ningún tipo de obstáculo.

Serrat: Yo le envidio el talento. Y se lo robaría, pero me descubriría enseguida y pasaríamos un muy mal rato. Aunque sé que él sería capaz de regalármelo porque es muy generoso.

Las causas de un regreso esperado

Uno de los primeros temas de los que se habló fue de este regreso, a siete años de La orquesta del Titanic (Sony, 2012), su última gira, que vino con disco y composiciones nuevas. Para ambos fue algo natural.

“Ha pasado de los dos lados sin hablarlo. Pasado un determinado tiempo, a los dos nos dan ganas de hacerlo otra vez. Sobre todo, recordando lo felices que fueron las primera dos giras”, contó Sabina. Y, además, no dejó pasar la oportunidad de bromear, algo que le gusta mucho a los dos, y agregó que se sentían “solos”.

“Cuando estamos juntos, cuando alguno tiene un día malo o regular, el otro le echa una mano o le hace unas bromas. Y fuera del escenario, las comidas, los viajes y las cenas son muy divertidas”, explicó. “Es una magnífica excusa para regresar a lugares que uno quiere y ver gente que uno desea”, subrayó, por su parte, Serrat.

La relación de ambos pasó de ser la de un fanático con su ídolo a la de iguales, por más que la relación de admiración se mantiene, y además ya es mutua. No obstante, el oriundo de Úbeda no pierde ocasión de elogiar al catalán.

“Pasé de ser presidente de su club de fans, de admirarlo sobre todas las cosas y de cantar sus canciones, cuando estaba en el exilio en Londres, a compartir escenario con él de igual a igual”, sostuvo.

Por su parte, el Nano tampoco se queda corto en alabanzas con el andaluz: “Yo le envidio el talento. Y se lo robaría, pero me descubriría enseguida y pasaríamos un muy mal rato. Aunque sé que él sería capaz de regalármelo porque es muy generoso”.

Sabina: A mí me parece que Uruguay, dentro de lo que es América Latina, es un país que tiene algo de ejemplar.

Otro tema del que fueron consultados es por el público que los sigue cuando tocan solos y cuando tocan juntos, y si es posible separar entre los sabineros y los que siguen a Serrat. Aunque coincidieron en que es “imposible” separarlos, porque “todos aplauden”, estuvieron de acuerdo en que juntos suman.

“Hay gente que tenía ideas raras sobre mí y por ir a ver a Serrat ha descubierto que no era tan raro. Y al revés, gente un poco más joven que solo veía al Sabina rockero y ahora empezó a verlo a él”, aseguró Sabina, que viene de sacar su disco Lo niego todo (Sony) en 2017.


El vínculo con la Banda Oriental

Este año hizo medio siglo desde la llegada por primera vez de Serrat a Uruguay y tres décadas desde la de Sabina. Y en todo este tiempo, ambos músicos han tenido la ocasión de generar una duradera relación con nuestro país.

En la última nota con Montevideo Portal y otros medios, previa a su concierto de 2017, el andaluz evocaba a Eduardo Darnauchans, que fue el “guía maravilloso por los bajos fondos” que tuvo en su primer concierto en este suelo y al que recordó con mucho cariño. El catalán, por su parte, no deja de mencionar su amistad con Benedetti, Galeano y Viglietti, entre otras figuras preponderantes de nuestra cultura, lamentablemente desaparecidas.

“Cuando me enteré que Uruguay era, proporcionalmente, el lugar donde más discos y más entradas vendía me sorprendió mucho. Y tuve muchos más motivos para sentirme más unido al Uruguay. Pero luego, los dos tenemos largos caminos de amistades aquí”, comentó el autor de “Nacidos para perder” y “Peor para el sol”, entre otros tantos clásicos, que no deja pasar la oportunidad de sentir orgullo de la popularidad que ostenta en nuestro país.

Por su parte, Serrat, que también se muestra muy cercano, contó que estaría aquí el día del pasado balotaje, aunque no dijo donde pasaría la jornada. Aseguró que pasaría el día con amigos y “atendiendo mucho el resultado”.

Sabina, fue más gráfico en sus afirmaciones, y dijo que, al menos él, “preferiría que ganara el Frente Amplio”. Por desgracia para ambos, que aprovecharon su última presentación en nuestro país para llamar a votar al partido de gobierno, el resultado les fue adverso con la victoria de Luis Lacalle Pou, el nuevo presidente electo.

“Esta vez estoy más despistado que otras veces porque conocíamos a Tabaré Vázquez, yo conozco personalmente al Pepe (Mujica), pero no tengo ni idea de Martínez. Y eso me tiene más despistado porque no tengo una opinión personal”, había confesado Sabina, señalando sus dudas respecto al candidato frentista.

Más allá de sus preferencias políticas, el juglar del asfalto no escatimó en elogios para nuestra sociedad y democracia. “De venir, a mí me parece que Uruguay, dentro de lo que es América Latina, es un país que tiene algo de ejemplar”, sostuvo. “Es el único país que sigue teniendo una clase media culta, unas librerías extraordinarias y que se las arregla para un tipo de civilización política que no hay en otro lugar”.

Serrat: ¿Por qué un mecánico puede colocar una bandera en la puerta de su taller y el artista no puede llevarla? Me parece que tienen todo el derecho.

Por su parte, al ser interrogado sobre el rol de los músicos en política, con ejemplos de nuestras elecciones, como los artistas que apoyaron a Daniel Martínez o las críticas a Lucas Sugo luego de participar en un acto blanco, Serrat defendió de forma contundente el compromiso de la canción.

“Ustedes, y nosotros, tenemos, como países que hemos vivido dictaduras, artistas que han sido reprimidos tan fuerte como líderes políticos o militantes. Donde cualquier opinión era motivo para ser procesado, el artista ha tomado una significación que ha sido siempre la de estar a favor de su pensamiento”, aseguró.

“¿Por qué un mecánico puede colocar una bandera en la puerta de su taller y el artista no puede llevarla? Me parece que tienen todo el derecho. Y no me refiero a una bandera, me refiero a cualquiera que quiera llevar”, preguntó y se respondió al hilo.

Y para terminar no dudó en citar dos versos de “El payador perseguido” de Atahualpa Yupanqui, que son claros al respecto: “Aunque canto a todo rumbo / tengo un rumbo preferido”.


El catalán y el andaluz se juntaron por primera vez en 2007 cuando hicieron su gira “Dos pájaros de un tiro”, en la que también se presentaron en nuestro país. Esa vez dieron un solo concierto y fue en el Estadio Centenario.

Por último, respecto a nuestro país, no escaparon al tema futbolístico. Mientas Joaquín, como hace siempre, reivindicó su simpatía carbonera, Serrat sorprendió mostrando una afinidad no tan común. “¿Y qué dicen de Progreso, el corazón de la Teja?”, preguntó. Y, de hecho, tras conocerse estas declaraciones, la directiva del Gaucho lo invitó al Paladino, lo hizo socio y le regaló la camiseta del club.


Disculpe el señor

La gira debía comenzar en Chile, pero se vieron obligados a cancelar los conciertos debido a las protestas contra el gobierno de Piñera que comenzaron en los últimos meses. A partir de esto, ambos, sobre todo Serrat, que no dudó en extenderse al respecto, aprovecharon para hablar de política regional.

“Den de seguro que nosotros, cuando nos juntamos, no sabíamos que íbamos a encontrarnos aquí con un balotaje en las elecciones ni sabíamos que íbamos a tener que suspender en Chile por la situación que se produjo ni sabíamos tampoco de los planes de golpe de Estado contra Evo Morales”, aseguró el catalán, en un primer momento.

“Lamentablemente prefería verlo desde mi casa que estar cerca y contemplar el desastre al que están sometiendo a los bolivianos. Como una nueva repetición de políticas que creíamos ya superadas”, agregó.

Por su parte, Sabina destacó que “estar cerca, ver las televisiones, oír las radios y leer los diarios locales hace que uno se sienta mucho más concernido que cuando lo ves desde tu casa”. “Así que también nos llevamos para España un caudal de información que allí no es tan abundante”, subrayó.

Respecto a la política española, coincidieron en que el resultado de las elecciones del 10 de noviembre marcó un escenario que era fácil de prever, aunque lamentaron el crecimiento de la extrema derecha y la pérdida de tiempo en los intentos de formar gobierno.

“De momento, ninguno tiene mayoría para gobernar. Tendrán que buscarla, con lo cual también se somete al país, a la gente y al pensamiento para resolver otros problemas que el Estado tiene muy urgentes en rehenes de estas posibles alianzas para gobernar”, lamentó Serrat, que, a pesar del crecimiento de Vox (extrema derecha), estimó, citando al emperador Claudio de Roma, inmortalizado por Robert Graves en su novela Yo, Claudio, que es mejor “dejar que la mierda aflore”.

Por último, como un asunto que realmente lo desvela, ensayó un análisis a los problemas de Cataluña, a los que ve como muy complejos y “kafkianos”. Sabina le otorgó la totalidad de réplica, porque “es catalán, sé lo que piensa y pienso que va a ser mucho más rica su respuesta”.

Cabe destacar que en múltiples ocasiones Serrat fue criticado por los independentistas más radicales, no por mostrar una posición contraria a la independencia, sino a la forma en que se estaba dando el proceso. Eso le valió muchas críticas e insultos, por ello pretendió dar una respuesta que no sea malinterpretada.

“Cataluña vive en estos momentos una situación de una polarización que hace que una parte de la sociedad ignore a la otra. De la misma manera que la otra la ignora a ella. Y bombardeando los caminos que lleven a una entente, y por tanto, la situación se va volviendo más y más pesada”, aseguró con tristeza. “Quien pretende negar que existe esta situación en Cataluña está haciéndole un flaco servicio a España, a Cataluña y a los seres humanos que ahí habitan, unos y otros".

"Decir que la independencia es imposible también es algo que no entiendo por qué se puede decir, en todo caso, es improbable”, agregó.

“Es evidente que no hay una solución a corto plazo. No existe porque no están dadas las condiciones para que así sea”, se lamentó.

Manuel Serra

Fotos: Cecilia Serra