Así lo afirmó en una entrevista con Efe el doctor en Historia y Estudios Regionales de la Universidad Veracruzana Abel Juárez.
Juárez señaló que Canarias ha influido "muchísimo" en la independencia de las colonias iberoamericanas, en tanto que ese archipiélago español situado frente a la costa noroeste de África fue anteponiendo sus propias condiciones sociales, políticas y económicas a las de Península Ibérica.
Y cuando los canarios llegaron a América, insuflaron a esas sociedades "un sentimiento de reivindicación de sus derechos sociales y de justicia sobre todo".
En el caso de México, indicó el académico de la citada universidad mexicana, hay que destacar la vinculación de algunos de los hijos de canarios con la Compañía de Jesús, que fue clave por su participación en la revolución para conseguir la independencia, y por la introducción de ideas revolucionarias extraídas, por ejemplo, de literatos franceses como Moliére.
Los jesuitas, añadió, llegaron al Nuevo Mundo con la idea de defender a la Iglesia Católica, y cuando arribaron se dieron cuenta de que esta institución "estaba haciendo las cosas contrarias, en tanto y en cuanto que no atendían a las comunidades indígenas, más bien era una depredadora de estas comunidades".
Es entonces cuando deciden retomar un proyecto social, y es aquí cuando aparece, como una figura clave, Antonio Franyutti, que nació en Las Palmas de Gran Canaria, y que se ubica en el sur mejicano.
Allí, dijo Juárez, Franyutti se vincula a finales del siglo XVIII con la Compañía de Jesús, en particular se relaciona con un hombre prominente de esta compañía llamado Francisco Javier Clavijero, formando así un binomio que conoce los problemas sociales de América.
Después, explicó el historiador mexicano, cuando los miembros de esta compañía fueron expulsados a Italia crearon un "movimiento clandestino", como preludio de las revoluciones independentistas iberoamericanas.
Fue un movimiento que, en su opinión, se orientó a acabar con el poder económico y social que la Iglesia Católica ejercía en la sociedad, y con la monarquía absolutista que gobernaba en el país mexicano a finales del siglo XVIII.
Para conseguir estos objetivos, fue "un detonante" importante el retorno a América en 1802 del canario Franyutti, que había sido obligado a exiliarse, como el resto de los jesuitas.
Tras 29 años de exilio, Franyutti, llega a la ciudad mexicana de Veracruz, donde es detenido y acusado de ser "un hombre peligroso que podía poner en jaque a la monarquía", según Juárez.
Al no haber pruebas, señaló el doctor, fue puesto en libertad y, junto a los jesuitas Miguel Hidalgo y José María Morelos, se convirtió en "un participante muy fuerte en la construcción de la independencia mexicana".
Este hecho histórico -concluyó Abel Juárez- fue importante para la construcción de la República Mexicana, que celebra este año su bicentenario, al igual que para el resto de repúblicas iberoamericanas.
EFE
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