Los nuevos "Parchís" llevan el pelo a lo Justin Bieber, se mueven al ritmo de 2012 y cantan y bailan con la soltura de quienes ya tienen a la espalda muchas horas de escenario. Son los protagonistas del viaje a la nostalgia que comenzó en Santander, a la conquista de la generación del "Waka Waka".
En ese viaje musical, los niños de ayer, aquellos que en los ochenta crecieron escuchando "Hola amigos", "La batalla de los planetas", "Cumpleaños feliz" o "Fin de curso", compartieron las canciones de su infancia con los de hoy, los de las videoconsolas y el 3-D, en un espectáculo musical con vocación de unir a tres generaciones: hijos, padres y abuelos.
"Parchís" es una propuesta para pasarlo bien en familia. Canciones infantiles que están en la memoria de los que hoy andan por los cuarenta, renovadas para que suenen a presente, humor blanco, toques de magia y una trama sencilla que funciona como hilo conductor del espectáculo.
No es un musical costoso ni alardea de producción pero consigue que niños y mayores rían, canten juntos y salgan de buen humor del teatro.
El argumento es simple: cinco amigos se encuentran, en un día lluvioso, en un desván abandonado y un viejo tablero de parchís les transportará a un mundo mágico.
Como en toda historia para niños, no faltan los malos con sus risas diabólicas y sus planes disparatados, no para conquistar el mundo, en este caso, sino para irrumpir en el universo mágico de "Parchís".
El "malo malísimo" del cuento es Cubilete, que pone el ingrediente de humor con un personaje a medio camino entre el profesor chiflado, el científico loco de "Volver al futuro" y la Bruja Avería, de la "Bola de Cristal". Junto a él no podía faltar el ayudante torpe y despistado dispuesto a seguirle a donde haga falta, Cataplasma, encarnado por David Tenteiro.
Los dos irán la búsqueda de los nuevos "Parchís": Manu (ficha roja), Gaby (ficha azul), Miriam (amarilla), Andrea (verde) y David, el dado. Pese a los nervios del estreno, fueron a más durante el espectáculo y demostraron que, aunque ninguno pasa de los trece años, ya tienen trayectoria en los escenarios.
Cantaron los viejos éxitos del grupo, pasados por el pop, el rock y el funk; bailaron y hasta hicieron magia junto al ilusionista cántabro Raúl Alegría ante los ojos asombrados de los niños.
En este "Parchís" no faltaron tampoco un espacio para el mundo del circo, unos momentos en los que las fichas y el dado del siglo XXI mostraron sus habilidades, como bailar al más puro estilo Michael Jackson, contorsionarse como una serpiente o emular a la muñeca "Copelia" del famoso ballet.
Dirigido por Alfredo Tobía y producido por Silverage Enterteiment "Parchís" es una apuesta por el entretenimiento familiar que, según su productor, Javier Palacios, quiere ser una alternativa "a la taza y la tetera".
"Parchís" sale al encuentro de una nueva generación, de la que se despidió, después de la nostalgia, al ritmo de Black Eyes Peas y del "Waka waka". Y seguramente también con la esperanza de que, en unos meses, los niños de hoy se sepan tan bien la letra de "La canción de Parchís" como la del bombazo de Shakira.
(con información de EFE)
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