Convivir es difícil de por sí. La emergencia sanitaria nos dejó ante una nueva situación y mientras estamos en ella, por suerte, llega este nuevo trabajo que une al Dr. Ariel Gold el Mag. Roberto Balaguer y la Mag. Lorena Estefanell.

Estos tres profesionales de la salud mental se unieron para ayudarnos y algo de eso estuvimos conversando con Roberto Balaguer.

 

Convivir en tiempos difíciles: como que en el momento que más lo precisamos nos ayudan un poco a ordenar y a seguir adelante. ¿Cómo surgió este trabajo de los tres juntos?

Surgió un poco de la necesidad de entender lo que estaba pasando y de ayudar a entender las situaciones que se estaban atravesando. Había una situación universal, que era desconocida, donde nos encontramos que no teníamos suficientes datos bibliográficos, inclusive como para tratar de entender, dado que, los antecedentes que habían en otros lugares del mundo, tenían otras características.

Lo que hicimos fue primero tratar de apelar a esos conocimientos y luego empezar a ver qué era lo que surgía de la clínica, qué era lo que veíamos y de alguna forma escribir algunas cosas que se nos iban ocurriendo. Paralelamente con Ariel veníamos diseñando una encuesta para tener datos sobre lo que estaba sucediendo.

Queríamos saber cuál era la realidad y cómo estaban viviendo en las distintas familias el confinamiento. Para eso diseñamos una encuesta que terminó resultando una muestra no representativa, pero que tuvo cientos de respuestas. La verdad que fue una linda sorpresa porque a partir de ahí también se nos abría la posibilidad de tener datos cuantitativos, de tener de porcentaje, de poder empezar a ver qué es lo que estaba sucediendo. Hago la salvedad de que la muestra no es representativa, porque esta fue en lo que se denomina una muestra de conveniencia. Nosotros la fuimos trasladando a los distintos grupos de whastapp y así se fue esparciendo. La gente evidentemente tenía mucha necesidad de hablar.

 

Cuando hablan de escucharnos, de autorregularnos, del malestar, la tristeza y el enojo que genera la crisis... son todos conceptos que ustedes ya habían manejado.

Claro. Estamos en tiempos difíciles, pero siempre hay una algo muy subjetivo en cuál es una situación difícil y lo importante es tener las herramientas necesarias. En definitiva, esto ha sido una gran enseñanza sobre resiliencia, sobre autorregulación y sobre convivencia.

Hablemos de la importancia de escuchar, que es algo en lo que ustedes insisten al igual que empatizar y a la autorregulación que está presente a lo largo de todo el libro.

Nosotros al ser clínicos y trabajar en esto hace treinta años tenemos agudizado el oído. Pero es el oído del que escucha "un poquito más allá". No es sólo escuchar literal lo que la gente está diciendo y que te da cuenta de distintos momentos. Momentos de ansiedad, de tristeza, de depresión. Escuchar es también leer lo que no dice que muchas veces es lo más importante.

La cotidianeidad antes del trece de marzo tenía muchas posibilidades de huida. Muchas posibilidades de escaparte en el buen sentido: al trabajo, a actividades sociales, deportivas, que ofrecen una salida a la convivencia. Porque convivir no es una tarea fácil. Implica desarrollar muchas habilidades como la escucha, como la empatía, como la autorregulación.

Son todas cosas que se aplican ahora a pandemia, pero que se pueden aplicar a cualquier momento medianamente difícil. Desde una situación de tránsito en la calle, hasta una situación de dificultad con los hijos, con la pareja, con tus padres, con quien sea.

 

Dicen en el libro que es un momento de reinventar a la familia: no vamos a volver al lugar de antes y tenemos que "barajar y dar de vuelta".

Ahí se da, por ejemplo, lo contra intuitivo. Y es que a pesar del contexto y seguramente también en función de que estamos encuestando familias en el Uruguay y familias que su situación económica no ha sido de desarranque. Haciendo todas esas salvedades que no son menores... la gente redescubrió a la otra gente con la que convivía. Una de las palabras que más aparece a lo largo de los datos es la palabra "más": más tiempo, más compartir, más juego, más comunicación, más charla. Es decir, la convivencia obligada, llevó a que la gente se re-conociera.

Y cuando le preguntás si quisiera volver al doce de marzo y perder cosas que ha logrado en este período, el 60% manifiesta que no. Que no quisiera perder esas cosas logradas que tienen que ver con ser más flexibles, ser más pacientes, tener mayor tolerancia. Es decir, poder tener una mejor regulación emocional y por lo tanto, poder generar un mejor clima familiar.

Más allá de que puede parecer un lugar común: las crisis son oportunidades. Acá la gente nos está diciendo eso. Nos está diciendo que fueron oportunidades, que aprovecharon, que le sacaron el jugo, que redescubrieron y que no quieren perder.

Es Lorena Estefanell, quien comenta en la entrevista que le realiza Cecilia Bonino para el libro que también tuvimos que reconstruir nuestras casas, ya que estamos en ellas buena parte del día.

Exacto. Y sobre todo la posibilidad de generar esos espacios de alguna forma privados, íntimos. Ya sea para trabajar como para poder salirse un momento de esa convivencia permanente. Esto es como la contraparte de lo que decía anteriormente. Si bien pudimos redescubrirnos y pudimos encontrar que hay un montón de cosas buenísimas y saludables, también es cierto que la gente extrañaba muchísimo el poder salir, el poder estar con otros amigos, el poder estar con otros familiares, el poder hacer otras actividades. Tener un tiempo de esos que se dicen "un tiempo como para mí".

Entonces poder generar simbólicamente esos espacios dentro de la casa, poder generar esa suerte de campana aislante, es una manera también de una suerte de autorregulación y de entender que eso necesario.

Tanto vos como Ariel vienen pensando hace años en la educación, en la forma de educar. Acá hubo un cambio fundamental con la educación a través de las distintas plataformas y ustedes mencionan también las tareas y las formas de evaluación. Hay un montón de elementos sobre la mesa para pensar de qué manera van a seguir siendo educados los niños.

Yo he usado desde el comienzo un par de verbos que me han resultado útiles para pensar esto: develar y desnudar. La pandemia develó y desnudó un montón de debilidades, de falencias y también fortalezas y virtudes. El asunto es a partir de esto empezar a ver casi a lo principito, "qué es lo esencial". Cuánto tiempo todo lo que hacemos, cuántas actividades de todas las que hacemos, cuántas evaluaciones de todas las que hacemos y así podría seguir con un listado importante de cosas que hacemos en la educación.

Hace más de 30 años que trabajo en educación y en tiempos de pandemia particularmente puede ver como los docentes, las familias y los chiquilines estaban también atravesando esta situación. Dicho esto, y volviendo a estos dos verbos, lo importante será qué escuela podemos construir tomando lo mejor de ambos mundos: lo virtual y lo material.

Sobre todo, para poner el énfasis en esa capacidad de crecimiento y de aprendizaje de los alumnos. Hubo gurises que se redescubrieron en nuevos entornos y otros que eran muy buenos y quedaron para atrás. Lo mismo pasó con maestras y con maestros. Lo mismo con profesores y profesoras.

Lo mismo con liderazgo de directores y direcciones. Algunos pudieron llevar adelante la tarea y otros se encontraron con dificultades. Fue un gran empujón de digitalización, que, si me preguntas a mí, hubiera deseado que no tan fuerte. Creo que es una oportunidad de aprender. Y nos puso a todos en un lugar muy importante en educación, que es el lugar de aprendiente. A veces los docentes nos ponemos muy en el lugar de enseñantes y nos cuesta a veces estar en ese lugar de aprendientes. Y esto como fue tan crudo, tan demoledor nos puso a todos en el lugar de mayor humildad en cuanto a lo que conocíamos y desconocíamos. Eso permitió generar muchas cosas buenas.

También nos ayudó a los padres a conocer un poco más a ver el esfuerzo que hicieron las maestras y las instituciones por mantener a los niños educados.

Ese fue un efecto colateral e interesante de poder empatizar con lo difícil que es enseñar. Realmente hay que sacarse el sombrero con la maestra, con el profesor que sea capaz de manejar todo eso. También creo no se valoró lo suficiente el esfuerzo que tuvieron que hacer muchísimos docentes para, además de teletrabajar, atender a sus alumnos, darle seguimiento y ayudar a sus propios hijos en edad escolar.

Ese sector y la gente de tecnología, que tuvieron que organizar todo el soporte de las distintas empresas, fueron roles muy importantes que quizá no se sopesaron de la manera adecuada.

 

Sinopsis

Al inicio del confinamiento voluntario que trajo aparejado el Covid-19 preponderó la sorpresa, el miedo y, sobre todo, la incertidumbre. Luego llegó la tristeza, el extrañar a los mayores, los amigos, las salidas, los espacios personales.

El tiempo comenzó a transcurrir de manera distinta y en ese interín no todas fueron sorpresas desagradables; muchas fueron inesperadamente positivas. En una encuesta realizada entre familias uruguayas durante el mes de abril de 2020 -cuyos resultados se comparten en estas páginas- surgió que en este tiempo de cuarentena también hubo «más charlas, más tiempo, más paciencia» entre otros «más y más».

La pandemia y su #quedateencasa unió virtualmente a tres profesionales de la salud mental en su deseo de ayudar y comprender lo que estaba sucediendo con el encierro de la gente. las reflexiones pasaron a las pantallas y allí se empezó a gestar este libro que el lector tiene en sus manos y que reúne una serie de pensamientos, guías, mapas del terreno de la convivencia en tiempos de pandemia. Esperamos que sea de utilidad para padres, educadores y público en general interesado en comprender más profundamente cómo es y cómo afrontar la convivencia en tiempos difíciles.