Retornó el ajedrez presencial a Uruguay: se realizó la primera etapa del Circuito Alekhine

Por Juan Andrés Topolansky

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El ajedrez fue uno de los deportes más castigados por las restricciones de la pandemia. Normalmente se juega en ambientes cerrados, y los jugadores se sientan enfrentados durante horas, en mesas contiguas. El riesgo sanitario, en estas condiciones, es enorme.

Durante el fin de semana del 23 al 25 de julio, en el salón de desayuno del Hotel Romimar de Punta del Este, los cuidados fueron estrictos. En ningún momento estaba permitido quitarse el tapaboca dentro de los lugares públicos del edificio, y se debió jugar con ventanas abiertas para mantener el flujo de aire. Por fortuna el clima fue agradable durante el fin de semana, pero en la primera ronda (que se jugó en la noche del viernes) se prefirió mantener las ventanas cerradas, con la condición de que cada 1 hora de juego todos los participantes debían parar los relojes y abandonar el salón mientras este se ventilaba durante 15 minutos.

Se trató del primer evento de ajedrez desde febrero, cuando el crecimiento de los casos de COVID obligó al gobierno a suspender la actividad. Fue la primera etapa del Circuito Alekhine, que se viene disputando desde hace 15 años. El Maestro Jaime Escofet participó en 10 Olimpíadas de Ajedrez representando a Uruguay, y ahora se dedica a organizar eventos. Nos cuenta que próximamente habrá más, incluyendo un pensado el 27 de agosto en el mismo hotel, un torneo de blitz y rápidas en Piriápolis, y el Interdepartamental en octubre en Punta del Este.

De una partida de la primera ronda: Juegan las negras y pueden ganar una pieza importante del blanco

A pesar de las condiciones de juego pintorescas, el evento fue un éxito. Se jugó a 5 rondas, donde cada jugador disponía de 60 minutos por partida para efectuar sus jugadas. El ganador fue Manuel Larrea, con 4,5 puntos sobre 5 posibles. Según Jaime Escofet los cupos (47) se llenaron y quedó gente fuera, aunque sin restricciones sanitarias estos torneos suelen tener entre 50 y 60 participantes. No le sorprende la avidez de los inscriptos, ya que argumenta que la gente estaba con muchas ganas de jugar después de tanto tiempo sin actividad.

Entre los participantes había niños, jóvenes y adultos, y convivieron jugadores experimentados con personas que recién jugaban el primer torneo de su vida. Asistieron padres con hijos, y se reencontraron viejos conocidos de distintas partes del país. A los más nuevos en el deporte puede preocuparles desentonar, pero Jaime los alienta: "Que se acerquen, que lo más importante es jugar. Siempre juega gente de todos los niveles". Para mejorar en el juego, Escofet recomienda tomar clases o ver partidas de grandes jugadores, ya sea en libros, en internet, o siguiendo torneos en vivo (como la Copa del Mundo de ajedrez, que se está jugando actualmente y termina el 8 de agosto).

Con la pandemia y la repercusión de la serie Gambito de Dama, el ajedrez tuvo un salto de popularidad, sobre todo a través de plataformas y aplicaciones online. Jugar presencialmente, sin embargo, es una experiencia muy distinta. Las partidas son más largas, y el ambiente es silencioso. Los jugadores suelen concentrarse más, lo que eleva el nivel de juego y nos obliga a pensar cada jugada con mayor detenimiento. Pero lo más destacable es el factor social: es común quedarse conversando con el rival luego de la partida, comentando lo que ocurrió y buscando mejores jugadas para ambos. El ajedrez presencial forja relaciones, y el ambiente es siempre de camaradería y búsqueda de superación.

Esta columna forma parte del proyecto Ajedrez para Todos. Por consultas o aportes, ajedrezparatodosuy@gmail.com o 098 717 828.