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Por The New York Times

Renunciaste a tu trabajo, pero sigues siendo desdichado; ¿y ahora qué?

Pocas veces, el síndrome del trabajador quemado solo se relaciona con el trabajo, afirmó Marsha Brown, una psicóloga clínica.

26.01.2023 12:19

Lectura: 9'

2023-01-26T12:19:00-03:00
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Por The New York Times | Eilene Zimmerman

Hace cerca de un año, Sam Palmer-Simon estaba trabajando a distancia para una organización sin fines de lucro de servicios jurídicos en la ciudad de Nueva York; estaba a cargo del reclutamiento, la selección y la capacitación de las personas recién contratadas. Después de seis años en la organización, Palmer-Simon se dio cuenta de que estaba abrumado por la cantidad de trabajo y la falta de personal de apoyo. “Estaba extenuado y no era bien remunerado”, comentó. “Tenía el anhelo de lograr ciertas cosas, pero no me ofrecían los recursos para hacerlas”.

El poder de la organización estaba concentrado en un pequeño grupo de personas y Palmer-Simon sentía que no tenía mucha autonomía para tomar decisiones, algo que él quería y sentía que se había ganado. Era mediados de 2021, la época de las renuncias masivas a los empleos que recibió el sobrenombre de la Gran Renuncia, y Palmer-Simon decidió renunciar. Pensaba que dejar ese empleo le permitiría encontrar una “razón de ser más allá del trabajo”.

Pero descubrió que la falta de trabajo y de estructura lo tenían desmotivado y no lo dejaban seguir adelante. “Caí en la paradoja de la elección”, recuerda. “¿Debería arrancar con un pódcast? ¿O leer más libros? Terminé por no hacer nada”.

Al final, comenzó a hablar con sus amistades y familiares sobre lo que sentía acerca del trabajo y a empaparse de lo relacionado con la orientación vocacional, incluyendo libros como “Work Won’t Love You Back” algunos pódcast de carreras profesionales como el de Esther Peret “How’s Work?”.

Después de nueve meses comenzó a trabajar en un nuevo empleo en el mismo ramo, pero pronto sintió que era muy parecido al anterior y después de unos meses renunció para conseguir otro empleo, el cual todavía conserva. Palmer-Simon afirmó que su cargo actual es mejor, pero estresante de otras maneras. Sin embargo, para él está bien porque ya no considera que su empleo es algo que lo define.

“Cambiar mi situación laboral no modificó quién soy yo, cómo me muestro en los diferentes lugares ni los asuntos que llevo conmigo”, comentó. “Eso va a aflorar sin importar dónde esté trabajando ni qué tan bien me paguen”.

Esos “asuntos” que llevamos con nosotros es una de las razones por la que los expertos recomiendan tomarse un breve descanso antes de renunciar impulsivamente a un empleo —ya sea motivado por el síndrome del trabajador quemado o por frustración— y analizar mejor qué aspectos de tu desdicha están relacionadas con el trabajo y cuáles no.

“Lo que sientes acerca de un trabajo se va acumulando con el tiempo hasta que en tu mente hay una narrativa basada en la experiencia que has tenido”, señaló J. T. O’Donnell, consejera vocacional y directora general de WorkItDaily, una plataforma de apoyo profesional en internet. “Yo veo a una gran cantidad de personas que han llegado al punto de sufrir y sentir que tienen que salirse, pero acaban en una situación peor”.

O’Donnell recomendó que antes de hacer algo drástico, hay que escribir —de la manera más completa posible— la historia del porqué te desagrada tu trabajo y luego leerla varias veces. “Ese proceso te permite liberar muchos de tus sentimientos acumulados y luego decir: ‘Bueno, ya conozco mi historia y sé que no me voy a quedar, necesito un cambio’. Y luego puedes decidir cuál será ese cambio. Puede consistir en irte a otro departamento u otra empresa distinta”.

Fijar límites

Pocas veces, el síndrome del trabajador quemado solo se relaciona con el trabajo, afirmó Marsha Brown, una psicóloga clínica que ayuda a los trabajadores a reducir su nivel de estrés. A sus pacientes les recomienda que consideren todas las razones por las que no están contentos, tanto en el trabajo como en su vida personal. “Identificar las fuentes de estrés no es tan sencillo como pensamos. Quizás sintamos que es el ambiente de trabajo, pero parte del estrés podría ser que no tenemos la oportunidad de desconectarnos de nuestro trabajo”, aseveró.

Brown explicó que a menudo el síndrome del trabajador quemado se relaciona con la poca capacidad de fijar límites profesionales y personales, así que el solo hecho de cambiar de empleo no va a resolver el problema. “Es común que estas personas sigan teniendo los mismos problemas: sentirse agobiadas, con exceso de trabajo y desdichadas”, señaló Brown. “Probablemente este forcejeo continúe hasta que no aprendan a orientarse y fijar límites”.

Establecer nuevas rutinas

Para Dave, quien solicitó que no usáramos su nombre completo por temor a dañar su reputación dentro del sector al que pertenece, el tiempo le ha ayudado a entender mejor el enojo y la frustración que, en septiembre de 2022, hicieron que renunciara a su empleo. Había sido director de ingeniería en una empresa de software con sede en Silicon Valley y trabajaba a distancia desde su casa en Oregón, y ahora se da cuenta de que, en gran medida, sus sentimientos en ese momento habían sido mal encauzados hacia su trabajo y no hacia él mismo.

“En el momento en que renuncié sentía que constantemente me pedían que hiciera más cosas y mi trabajo se había vuelto muy absorbente”, comentó, y agregó que la pandemia había hecho que su trabajo le pareciera interminable. “Nada más me levantaba de la cama y me sentaba frente a la computadora; todo el día me la pasaba en el Zoom. Ya no tenía esparcimientos, no pasaba mucho tiempo con mis hijos ni tampoco hacía ejercicio”, se quejó. “Ahora veo que muchos de estos problemas se debían a mi poca capacidad para desarrollar buenos hábitos y seguir una rutina”.

Aunque al principio fue liberador, el haber renunciado de inmediato puso al descubierto problemas subyacentes. Dave nos explicó que su trabajo había tenido muchas vertientes sociales que “satisfacían la mayor parte de mis necesidades de socialización y eso desapareció por completo. Al principio me sentí muy aislado”, comentó. “Y si estás estresado y agotado, es difícil buscar otro empleo. Fue mucho más arduo de lo que me imaginaba”.

Después de abandonar su trabajo, Dave pasó unos meses estableciendo una rutina que ahora incluye ejercicio frecuente, tiempo para la familia y tiempo para su esparcimiento. “El truco es poder apegarse a esa rutina independientemente del trabajo. Creo que, si lo logro, seré un mejor empleado y estaré más contento”. Este mes comenzó a trabajar en un nuevo empleo dentro del mismo ramo.

Michael McCutcheon, psicólogo y profesor adjunto en la Universidad de Nueva York y cofundador de la empresa de asesoría vocacional y ejecutiva Wanderlust Careers, explicó que es importantísimo que analices tus propios comportamientos y puntos sensibles; sin ese conocimiento, es poco probable que se perciba que algún empleo es mejor que el anterior. “Es fácil decir ‘Mi jefe lo único que quiere es perjudicarme’ o ‘Todo el tiempo me siento vigilado’, pero es mucho más difícil mirar lo que a ti te corresponde hacer y preguntar: ‘¿De qué manera yo estoy propiciando esto? ¿Qué puedo cambiar y qué es lo que yo puedo controlar?’”, señaló McCutcheon.

El efecto ‘quiero lo que no tengo’

Tracy Brower, una socióloga que estudia sobre la plenitud en la vida-trabajo y autora del libro “The Secrets to Happiness at Work”, comentó que otra cosa que hay que considerar es si estás renunciando para huir de algo o para dirigirte hacia algo. “Si estás huyendo, es más difícil encontrar alguna satisfacción en cualquier cosa que se presente después”, aseveró. “Hemos visto el efecto de ‘quiero lo que no tengo’ cuando hay tantos empleos disponibles que cualquier cosa parece una oportunidad, así que las personas solo optan por algo nuevo, en vez de reflexionar a conciencia sobre lo que es importante para sí mismos”.

No obstante, reflexionar sobre tu situación actual es justo lo que te ayudará a determinar lo que buscas en tu próximo empleo, explicó O’Donnell, quien destaca tres tipos de empleo para sus clientes. “Hay un empleo con el que pagas las cuentas y que te permite vivir tu vida; una profesión, que te otorga una sensación de plenitud derivada de tu trabajo, pero tú no le perteneces; y una vocación, donde estás dispuesto a sacrificar otras áreas de tu vida por tu trabajo porque esa es tu identidad”. Averiguar en qué parte de ese espectro estás tú, te ayudará a planear tu salida con un propósito y dirigirte hacia un futuro más claro.

Renunciar con un propósito

Alguien que planea las cosas de esa manera es Michael, quien solicitó que no se revelara su nombre completo por temor a sufrir represalias por parte de su empleador previo. En agosto de 2022, renunció a su empleo de maestro; durante casi dos décadas, había laborado en la misma escuela privada de un suburbio de Los Ángeles, pero sentía que no lo valoraban ni le pagaban bien, sobre todo después de pasar por el confinamiento derivado de la COVID. Después de un análisis minucioso y de una discusión infructuosa con su jefe sobre un aumento de sueldo, el pasado mes de marzo Michael comenzó a planear su salida. Decidió estudiar otras oportunidades dentro de la docencia para el siguiente año escolar y se enfocó en las que le ofrecían un mejor salario.

Según Michael, la experiencia de volver a entrevistarse en otras escuelas hizo que se sintiera valorado. “De pronto vi este enorme contraste entre la escuela anterior que me daba por sentado y esta escuela que en verdad me quería”.

En septiembre, comenzó a trabajar en su nuevo empleo como maestro. Pese a que esta escuela tiene sus propias deficiencias y que Michael extraña a sus amigos y a las familias de su empleo anterior, está contento con el cambio. Comentó que este mejor salario ha marcado una gran diferencia en su calidad de vida y que, en contraste con la escuela anterior, a los directivos les gustan las ideas y la enseñanza innovadoras. “Son muy optimistas y me brindan mucho apoyo. Esto me ha abierto todo un mundo de posibilidades como maestro”, puntualizó.