Pequeños Budas cuelgan de las ramas de los perales de Gao Xianzhang, y la curiosa imagen no es producto de una extraña mutación de estos árboles, sino del paciente esfuerzo del granjero que moldeó cada una de las frutas, cuya cosecha asciende a 10.000 unidades, según el Daily Mail.
Colocando moldes de plástico en cada fruto, el granjero consiguió que las peras adquirieran la forma de Buda, y ahora las vende como amuletos o simple curiosidad para los habitantes de la villa de Hexia.
"La gente cree que son simpáticas o que dan suerte y las compran apenas son cosechadas", contó Gao.