Contenido creado por Gerardo Carrasco
Curiosidades

Sentir fuera de la caja

Pasó dos años yendo a velorios para enamorar a alguien en particular. Y al final lo logró

Una brasileña se apasionó por un empresario de pompas fúnebres y se “anotó” a todos sus velatorios. Se casaron y la boda fue “temática”.

09.06.2025 10:29

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Daniela Signor tiene 33 años y reside en Pinhalzinho, una pequeña localidad en el oeste del estado brasileño de Santa Catarina.

En abril de 2023, la joven acudió al velorio de una persona allegada, y vivió una experiencia que cambiaría su vida: vio a Apollo Scariot, de 31 años, propietario y encargado de la empresa funeraria que llevó a cabo las exequias.

Para Daniela fue un flechazo instantáneo, y decidió que ese hombre sería suyo. Sin embargo, lejos de abordarlo con algún pretexto o lisa y llanamente seducirlo, optó por el camino largo: se convirtió en asidua asistente a los velorios organizados por la firma.

“Pasé dos años yendo a funerales para verlo. Literalmente iba a velatorios para verlo, para ver si se fijaba en mí y mostraba interés”, explicó en declaraciones al portal noticioso G1.

Sin embargo, como la estrategia —si se la puede llamar así— no funcionaba, Daniela decidió “inhumar” ese método y arriesgarse en una jugada más rápida, como una cremación: lo contactó en una red social y lo encaró.

“Después de tanto tiempo, surgió este interés, se produjo el primer contacto, la primera conversación, y todo sucedió durante el funeral. Así que, nos guste o no, la funeraria estuvo presente en el comienzo de nuestra historia. Si no fuera por la funeraria, quizá no nos hubiéramos conocido”, comentó.

Pese a su “romántica asiduidad” a los velorios, Daniela asegura que tales eventos no son de su agrado, y explica que las características de su pueblo le facilitaron la labor. Daniela recordó que Pinhalzinho tiene menos de 3.000 habitantes, por lo tanto, es altamente probable que cualquier residente tenga algún grado de parentesco, amistad o contacto con otro.

A fines de mayo, Daniela y Apollo contrajeron matrimonio, en una ceremonia en la que dejaron en claro la influencia que la profesión del flamante esposo tuvo en el romance: Las damas de honor y las invitadas en general fueron instruidas para vestir de negro, como si estuvieran de luto, y la novia arribó a la ceremonia en un coche fúnebre de la empresa.

“Varios de quienes estaban en la boda se quedaron impactados, pero durante los votos les explicamos nuestra historia. Así, la gente entendió por qué llegué en ese coche”, narró.