A orillas del Océano Atlántico, entre Punta del Diablo y La Coronilla, se encuentra uno de los destinos turísticos más emblemáticos del país: el Parque Nacional Santa Teresa. Este espacio natural de más de 3.000 hectáreas fusiona historia, biodiversidad y recreación en un entorno único, ideal para quienes buscan conectar con la naturaleza sin alejarse demasiado de los servicios esenciales.
Entrada gratuita y acceso todo el año
El ingreso al parque es gratuito y se realiza exclusivamente por la Ruta 9, kilómetro 302. El horario de visita es de martes a domingo, de 8:00 a 18:00 horas. Más allá de la entrada, los visitantes encontrarán una infraestructura completa que incluye supermercado, panadería, restaurantes, atención médica de urgencia, gomería y mecánica ligera, lo que convierte a Santa Teresa en una experiencia cómoda incluso para estadías prolongadas.
Un ecosistema diverso con más de 2 millones de árboles
De las 3.000 hectáreas del parque, unas 1.400 están cubiertas por bosques de especies nativas y exóticas, entre las que se desarrollan múltiples senderos autoguiados, ideales para caminatas, paseos en bicicleta o simplemente para disfrutar del aire libre. Hay zonas de picnic, recreación y una piscina semi-natural llamada “El Chorro”, construida con piedra y alimentada por cursos de agua naturales.
Fortaleza de Santa Teresa: un viaje al pasado
Uno de los principales atractivos es la Fortaleza de Santa Teresa, una imponente construcción portuguesa de 1762. Recorrerla es sumergirse en siglos de historia: túneles, cuarteles, capilla, cocina, polvorín y un museo con maquetas y armas transportan al visitante a los tiempos coloniales. Es, sin duda, una de las visitas obligadas del parque.
Flora, fauna y espacios botánicos únicos
La experiencia natural se complementa con un invernáculo ecléctico, una pajarera con especies en peligro de extinción, y una rosaleda única en Uruguay, con más de 300 variedades clasificadas. El sombráculo y el cactario suman al recorrido paisajes poco comunes en otras regiones del país.
Los humedales y el entorno de la Laguna de Peña permiten observar fauna autóctona como carpinchos, ciervos, yacarés, nutrias, aves y reptiles, muchos de ellos en semi-libertad o interactuando libremente con los visitantes. Pavos reales y tortugas son frecuentes en los caminos del parque.
Doce kilómetros de playas y surf de primer nivel
Santa Teresa cuenta con 12 km de playas oceánicas, cada una con personalidad propia:
- Playa Grande: vecina a Punta del Diablo.
- Playa del Barco: ideal para quienes buscan tranquilidad.
- Playa Achiras: accesible y con excelentes pesqueros.
- Playa La Moza: con olas perfectas para el surf.
Todas estas opciones están conectadas por senderos naturales, ideales para caminatas o travesías en bicicleta.
Camping, carpicabañas y hostel: alojamiento para todos los gustos
El parque dispone de un camping con capacidad para 10.000 personas, con zonas agrestes y parcelas con luz y agua. También cuenta con casas en alquiler (algunas con vista al mar y parrillero) y un hostel con dormitorios compartidos o habitaciones privadas. Para cualquiera de estas opciones es necesario reservar con antelación.
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