Aisha Dannupawa, una mujer residente en Zamfara, Nigeria, pidió en una tribunal local de la sharia (ley religiosa) que su matrimonio con Ali Maizinari fuera anulado porque su esposo tenía un miembro viril de proporciones descomunales. La joven relató en el juzgado que las relaciones sexuales con Ali eran "un calvario y una pesadilla", según recoge el portal español 20Minutos

"En lugar de disfrutar el sexo con mi pareja, tenía que aliviar con analgésicos los dolores que me producía el acto", declaró. Aunque su madre le proporcionó varios medicamentos para calmar la irritación en sus partes más íntimas, todo fue en vano. Acostarse con su biendotado esposo era una tortura desde el principio.

Tras siete días de proceso, los jueces dieron la razón a la joven, reconociendo que ella había hecho todo lo posible por satisfacer a su marido. La crónica no especifica si el el hombre debió exhibir sus partes pudendas ante la corte, para ilustrar los dichos de su mujer.

El "pecado de exceso" de Ali parece condenarlo a la soledad, ya que Aisha es la segunda mujer que lo abandona, y ambas lo hicieron por el mismo motivo.