Contenido creado por Martín Otheguy
Música sin enemigos

Nuevas y viejas miradas

Música sin enemigos: Michael Kiwanuka en la mirada de Andrés Torrón

El nuevo disco de Michael Kiwanuka, una de las revelaciones del nuevo soul inglés, es analizado por Andrés Torrón en “Música sin enemigos”.

04.08.2016 11:53

Lectura: 4'

2016-08-04T11:53:00-03:00
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Pasaron tantas cosas a nivel artístico y musical en la segunda mitad del siglo XX, que, en un momento tuvimos, al parecer, la necesidad de parar, mirar hacia atrás y volver nuestros pasos sobre varios de los caminos posibles abiertos. Al inicio del nuevo siglo la moda de lo retro se instaló como nunca antes en la cultura occidental. Esa tendencia tuvo un lado muy positivo al permitir revalorar una cantidad de cosas que habían quedado un tanto olvidadas. Pero tuvo también otro costado menos atractivo: el quedarse en el pasado sin intentar nuevos caminos.

En la música popular anglosajona, especialmente en Inglaterra, hubo un enorme revival de la música soul desde inicios del siglo XXI. Esta música estadounidense de origen negro, derivada del góspel, ya tenía una muy larga tradición en Gran Bretaña, que como siempre había tomado las raíces norteamericanas sin los prejuicios culturales y raciales de su lugar de origen, mezclándolas con otras músicas y estilos.

El nombre de Amy Winehouse es en el que obviamente uno piensa primero al hablar de esa nueva/vieja mirada sobre el soul. Pero también está Joss Stone, Corinne Bailey Rae, Duffy y hasta Adele, hoy convertida en una de las mayores estrellas pop, que comenzó a hacer música con poco más de 20 años, como parte de esa movida.

La música de Michael Kiwanuka bien podría asociarse a una nueva vuelta de este soul inglés del siglo XXI.

A diferencia de los otros artistas nombrados Kiwanuka es negro, hijo de ugandeses que se establecieron en la década de 1970 en Inglaterra. Su primer disco, Home Again, editado en 2012, tuvo una enorme repercusión. La música de ese álbum fue enseguida asociada al "soul de cantautores", comparada con artistas de los años 60 e inicios de los 70 como Van Morrison en Gran Bretaña y Marvin Gaye y Curtis Mayfield en Estados Unidos. En verdad el sonido y muchas de las composiciones del álbum estaban también muy relacionadas con el folk británico de esa época (Van Morrison podría ser un link entre esas dos corrientes). Hay ecos de los dos primeros discos de Nick Drake en varias de las canciones de Home Again. El disco es, en muchos sentidos, una belleza. Lindas canciones, preciosos arreglos, la excelente voz y guitarra de Kiwanuka, una producción impecable. Pero, Home Again es un hermoso viaje al pasado, sin ninguna mirada desde el presente. Como si hubiéramos rescatado un disco de 1971 que no conocíamos.

Kiwanuka editó hace un par de semanas Love & Hate, su segundo álbum, que si bien puede seguirse considerando un trabajo de corte "retro", es muy distinto a su predecesor.

Con la producción de Danger Mouse, Inflo y Paul Butler, el disco tiene un toque más definidamente soul, pero aunque es seguro que ningún instrumento utilizado sea posterior a 1972, es un álbum que no podría haber sido hecho hace cuatro décadas. La mirada al pasado es solo una parte de su estética.

"Cold Little Heart", el tema que abre el álbum, puede recordar un poco al soul de los primeros 70, pero más que nada remite a Pink Floyd con su larguísima intro de piano, cuerdas y coro, con intervenciones de guitarra eléctrica muy a lo David Gilmour. En la canción de 10 minutos de duración, la voz entra recién hacia la mitad, transformando a la composición en algo muy distinto a su primer parte instrumental.

Hay otros temas de desarrollos extendidos que recuerdan a Pink Floyd y también a referencias más modernas como Radiohead, como "Rule The World" y "Father's Child".


 
La sombra de Marvin Gaye sigue estando presente (en "Black Man in a White World" o "Love and Hate" por ejemplo), la de Nick Drake y el folk británico, menos. Pero lo que más emerge es la personalidad de Kuwanuka como creador. Las canciones pueden tener referencias en su sonido o arreglos, pero a diferencia de lo que sucedía en su anterior disco estas canciones no suenan a versiones de otros compositores.  

Hay personalidad, frescura y sorpresa en las canciones de este nuevo disco. Y eso es siempre una buena noticia.

Por Andrés Torrón