El 9 de julio de 1906 se inauguraba en la basílica de Paysandú una joya de la música: un órgano Gamba y Comoglio, fabricado por la firma alemana Walckler y Cía. Ocupa una superficie de 24 metros cuadrados, está conformado por 1.800 tubos de diferente tamaño y material y pesa alrededor de tres toneladas.
Muy cerca de ese templo nació y se crió Mario D'Amico, cuya fascinación por la música de este tipo de instrumentos surgió a fines de los años 80, cuando siendo él un niño, llegó a la ciudad la afamada directora y organista Cristina Banegas.
"Siempre digo que Cristina es mi diva y mi musa", expresó D'Amico en declaraciones al programa Puntos de Vista, emitido por Radio Uruguay.
Poco más tarde, un artículo de prensa acerca del delicado trabajo de restauración de órganos le despertó "el interés más por esa técnica que por convertirme en músico".
En aquella Paysandú de la era pre internet no había muchas posibilidades de informarse o formarse al respecto, pero un golpe de suerte lo puso en el camino definitivo.
En el año 96 llegaron unos organeros alemanes, enviados por el gobierno de su país para restaurar el órgano de la basílica, a modo de regalo de Alemania a la ciudad".
Tras involucrarse en el proceso, D'Amico viajó brevemente a Alemania y luego se trasladó a Barcelona, donde durante veinte años aprendió y ejerció el oficio de organero.
Ahora, le tocará dirigir la delicada tarea de desmontar el órgano del coro de la catedral de Notre-Dame de parís, iglesia que sufriera recientemente un gran incendio.
En la entrevista con e citado medio, el profesional se congratuló de que el órgano no hubiera sido afectado por las llamas ni el calor. Sin embargo, quedo bajo "una nube de polvo tóxico", por lo que "por razones de sanidad y de funcionamiento" deberá ser desarmado e higienizado.
D'Amico destacó que efectuar debidamente la tarea de desmontado es crucial para el futuro del instrumento, debido a que si se hace mal "se puede perder el trabajo de armonización".
"Con los mismos tubos -y son miles- se pueden hacer mil órganos, con diferentes sonidos", especificó.
Posteriormente, recordó que en nuestro país hay un órgano que puede considerarse como "hermano menor" del parisino, proveniente del mismo fabricante. Se encuentra en la parroquia San Miguel Garicoits, conocida como "Los Vascos, en la calle Julio Herrera y Obes.
Por desgracia, ese instrumento "lleva cuarenta años desarmado y en estado de abandono".
Según el profesional, fue desmontado para reparar un muro del recinto, y no se tuvo en cuenta el costo y la complejidad de la tarea de volverlo a montar, algo que ya ha ocurrido en otros casos en nuestro país, como en la basílica del Carmen, Iglesia de La Aguada.
"Así es como se pierde el patrimonio", lamentó.
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