Por María Noel Domínguez
manoeldominguez
Lourdes Ferro llega a la entrevista con otra luz. Ella misma lo dice: “Me veo bien porque me siento bien”. No es una frase hecha: detrás hay once meses de trabajo personal intenso, de dolor y también de decisiones.
Terapia, medicación, amigos, familia, fe y un viaje a sus raíces en Italia y Lanzarote se combinan en un proceso que ella describe como “haber coronado” un año de derrumbe y reconstrucción.
En su nueva guía astrológica habla de volver al origen, a la familia, a las raíces. Pero ese “volver” no es solo un movimiento hacia afuera: es, sobre todo, un regreso a sí misma, después de años marcados por enfermedades, operaciones complejas y un funcionamiento en modo “topadora”, aun cuando el cuerpo y el alma pedían otra cosa.
La astrología, que durante décadas fue su herramienta de trabajo, aparece ahora atravesada por esa experiencia vital. Lourdes ya no solo lee tránsitos y conjunciones: los encarna. Cuenta cómo un viaje de cumpleaños número 62 la llevó a poner los pies en la tierra de sus abuelos, cómo la imagen de una Biblia destrozada por sus perros se transformó en símbolo de un corazón roto que igual puede volver a armarse y cómo sus vivos de Instagram se convirtieron en comunidad, catarsis y motor para salir del pozo.
En esta charla con Montevideo Portal, Lourdes habla de vergüenza y culpa, de fe y de pactos de alma, de Mercurio retrógrado y de Saturno como “raspaje del quemado”. Y, sobre todo, de la responsabilidad de hacerse cargo de la propia vida, incluso cuando todo parece caerse a pedazos.
Te ves distinta, y vos misma decís que estás distinta. ¿Qué pasó este año?
Estoy bien. Creo que es el resultado de un trabajo personal de todo un año. Exactamente once meses que uno puede revivir. Me dejé ayudar mucho. No solo por la familia y los amigos, sino también por profesionales de la salud mental: psicólogo, psiquiatra, medicación. Muchos amigos que uno va perdiendo en el camino y no se da cuenta; a veces, por sostener algo que ya es insostenible empezás a ceder territorios, a aceptar cosas que son inaceptables. Y cuando todo eso pasa, aparece una red de contención de amigas, amigos, gente que te quiere, gente que ni conocés y viene y te dice “estamos acá, estamos contigo”.
Ese proceso se coronó el 9 de octubre, cuando cumplí 62. Ese día dije “me voy de viaje”.
¿Fue un viaje de huida o de encuentro?
De encuentro, totalmente. Tengo una amiga que viaja mucho y le pregunté: “¿Cuál es tu próximo viaje?”. Me dijo: “Me voy a Italia y después un crucero por Lanzarote, Marruecos, Portugal”. Y le dije: “Me voy contigo”. Estuve un mes afuera. Hace unos 20 días que volví y siento que ese viaje terminó de soltar el dolor y la tristeza, todas juntas, y me permite hoy tener este brillo que la gente ve y que yo siento.
En tu guía para este año hablás mucho de volver al origen, a la familia, a las raíces. ¿Ese viaje estuvo ligado a eso?
Absolutamente. Cuando uno habla de familia y origen, es justamente eso. A mí me encanta la astrología y nada más maravilloso que la astrología haya hecho conmigo lo que hizo este tiempo, porque si hay algo que yo siento que regresó es que regresé a mí misma. Los años más visibles de Lourdes fueron de una mujer que estaba padeciendo enfermedades, saliendo de operaciones complejas, con complicaciones… y a pesar de todo uno sigue, sigue, sigue como topadora. Este año sentí que el año se partió a la mitad: 2025 es Géminis-Cáncer y 2026 es Cáncer-Leo. Cáncer es volver al origen. A veces es conectar con tus padres, con tu madre, con lo que sos, con lo que eras. Yo siento que conecté con lo que era, o con lo que soy.
Me dejé ayudar por mi familia, por mis amigos, por la psiquiatra, por la psicóloga y por la fe: sola no salía
Y hubo un “volver” literal: a los lugares de tus abuelos.
Sí. Cuando hice mi árbol genealógico, aparecía que los abuelos de mi abuela eran de un lugar llamado Lanzarote. No tenía idea de dónde quedaba. Y resulta que mi amiga me dice que su próximo viaje incluía Lanzarote. “Tengo que ir contigo”, le dije. Tuve la oportunidad de estar en Génova, donde nacieron mis abuelos, y de ir a Lanzarote, que es una isla volcánica, gris, con ese mar brutal. Sentí que parte de mis genes estaban ahí. Desde que bajé del barco en Lanzarote hasta que llegué al lugar estuve llorando, porque soy muy llorona para esas cosas. Y cada anciano que veía en Génova era mi abuelo. Sin planificarlo, la energía me llevó para ahí. Ese viaje me reencontró con mis raíces y me cambió hasta la manera de transmitir la astrología.
¿Y qué pasa cuando volver al origen no es tan lindo? Cuando lo que hay atrás duele.
Ahí aparece otra conjunción maravillosa que se da en los primeros tres meses de 2026: Saturno con Neptuno en Aries, que cumple ciclos de 29 años. Saturno es el maestro más duro; yo digo que es el raspaje del quemado: te duele acá; bueno, acá te voy a raspar. Si uno puede ver el pasado desde un lugar de fortalecimiento, por más terrible que haya sido, ese pasado es parte de vos.
Todos venimos, en mayor o menor medida, de un pasado terrible. Algunos estuvieron sobre pétalos de rosa, otros en boca de vaca… Genial igual, porque sos el producto de todo eso. En el segundo semestre de 2026 nos conectamos con Leo: el orgullo, el ego, el decir “esto soy yo”. Pero primero hay que tener los pies bien plantaditos en la tierra. Aunque lo que haya que ver sea feo, triste o doloroso, lo que te permite es darte cuenta de qué fuerte y valiente sos.
No sé si hay que creer en la astrología; para mí la pregunta es para qué te sirve y cómo te ayuda a decidir mejor
En los últimos años te convertiste también en una figura muy fuerte en redes. ¿Qué te pasa con esos vivos de Instagram en los que te ven 1.500, 1.600 personas?
La tele es meterte en la casa de la gente sin permiso. Las redes son otra cosa: la gente viene y se sienta contigo. El domingo, por ejemplo, había 1.600 personas del otro lado y yo te juro que lo siento como si fuéramos un montón de amigos charlando. No me maquillo, estoy con las perras, digo “esperen que voy a buscar agua”… No soy tan yo en la tele como soy en los vivos. Vos me conocés fuera de cámara y sabés que soy siempre igual, pero en el vivo me permito cosas que en la tele no: ahí hay otra formalidad. Me parece que comunicar es un arte.
No se aprende: lo traés. Y como a mí me gusta comunicar astrología de forma simple y útil, si algún día tengo que pintarla de rosado para que el día sea más fácil, lo voy a hacer. El pozo en el que caemos, caemos un ratito. Si logramos arrancarle una sonrisa a alguien, le cambiamos el día, y eso a mí me encanta.
En La otra cara pasaste a entrevistar vos: políticos, presidenciables, amigos. ¿Qué significó ese rol?
Para mí fue un desafío precioso. Siempre busqué reconocimiento, como todos. Que la astróloga o tarotista lograra entrevistar a los presidentes era un poco eso: “mirá, te veo, te escucho”. Y que cada una de esas personas, que inspiraban a un montón de gente y pretendían guiar al país, me dieran una nota fue como que un papá o un abuelo te dijera “te estoy mirando”. La segunda temporada con amigos también la disfruté muchísimo. Y hay una tercera temporada en la gatera. Es otro aspecto de Lourdes, pero todas las Lourdes funcionan en paralelo. Todas hablan de comunicar, de colores.
Hablás de colores y aparece otra faceta tuya: la pintura.
La pintura es mi hobby… pero también es mi vida. Estoy transformando toda mi casa y casi armando un espacio tan grande como mi casa para ese hobby. Un hobby que no me animo a mostrar, que tengo muy reservado, pero es el mundo en el que me meto para la catarsis total. Y ahora en enero vamos a empezar a hacer teatro: monólogos expresando astrología. Es otra forma de comunicar. Se extraña el mano a mano; lo tengo en las presentaciones del libro, en la calle cuando alguien te pide una foto o un video para la abuela. Todas esas palabras en los lugares más insólitos son motor, combustible para que el motor se mantenga encendido.
En uno de esos vivos contaste un momento muy duro, muy íntimo. Fue una catarsis en directo. ¿Sabías el riesgo que estabas corriendo?
Yo no mido riesgos. Nunca. Soy muy de tirarme a la pileta. Ese día era el primer día que me quedaba sola, estaba muy mal, había encontrado cosas que me dolieron mucho. Yo soy muy transparente: si estoy triste, se me nota; si estoy enojada, se me nota. Por suerte no tengo que ponerme una careta para estar frente a cámara. Ese día estaba atravesada por algo que después entendí que era vergüenza. Me había pasado algo que me daba vergüenza, aunque nadie lo sabía. Y sin medir que del otro lado había 1.300 personas, hice una catarsis. Hablé como hablo siempre: con honestidad, emoción, sin filtro. Y del otro lado empezaron a llegar miles de mensajes de personas que estaban viviendo cosas parecidas y la estaban pasando muy mal.
Y ahí entra fuerte el tema salud mental y la fe.
Sí. Mi respuesta era: “Mirá, yo fui al psiquiatra, estoy tomando medicación, fui a la psicóloga”. Lo que me dijeran que hiciera, lo hacía, porque sabía que de ahí tenía que salir. Otro gran pilar fue la fe. Soy una mujer de fe, y la fe me ayudó mucho. La Rueda de la Fortuna del tarot fue un aliado; Omar y Lorena, que son tarotistas y alumnos, estuvieron conmigo. El tarot fue un aliado, la Biblia fue un aliado: yo la abría y decía “decime algo”. Todo se convirtió en sostén, en bastón para salir. Yo sentía que capaz tenía las dos piernas quebradas, pero las tenía que recuperar porque tenía que caminar sola.
Contaste una escena muy fuerte con una Biblia destrozada.
Sí. Me había mudado en diciembre, estaba en un momento muy vulnerable, con estudios, tomografías, biopsias por un tema de salud. Fui y compré una Biblia y una Virgen y las puse en casa como escudo. Un día llego y mis perras habían destrozado la Biblia en mil pedazos. Había mil libros para elegir, y agarraron la Biblia. Fue una escena de película de terror. Llamé al padre Andrés, que es un curita de San Pedro de Atacama, y me dijo: “¿Cómo sentís esa Biblia?”. Le dije que como escudo. Me respondió: “Entonces la vas a armar toda, lo mejor que puedas, y la vas a guardar”. Una amiga, cuando se enteró, me regaló otra Biblia. Hoy, en la puerta de mi casa, está la Biblia rota y arriba la nueva.
Podría ser la Biblia, el Corán, un libro de cuentos. El punto es que, por más compañía que tengas, hay momentos en que uno está solo. Y el único anzuelo es la fe: confiar en algo, en lo que sea, que te va a ayudar a salir del lugar oscuro al que te metiste.
En esa idea de volver al origen también aparecen la vergüenza y la culpa.
Sí. Con Julieta Gouver hablábamos de que la otra cara de la vergüenza es la culpa: son las dos caras de la misma moneda. La culpa porque uno siente que no dio la talla, y la vergüenza porque no quiere que se note. Podría haber sido una separación, una infidelidad, un despido, lo que sea. No sobrecargo a la persona; es unilateral lo que yo sentí. Lo que siente el otro es del otro. Pero tiene que ver con eso de revisar quiénes éramos y cómo llegamos hasta acá, porque de eso depende lo que vamos a hacer después. Juntar los pedazos, como con la Biblia, ordenar y volver a andar.
Todos tenemos pedazos rotos: el desafío es juntarlos, ordenarlos y animarnos a andar de nuevo
Hablemos un poco de astrología “pura y dura”. ¿Cuánta verdad hay en Mercurio retrógrado?
Ay, pobre Mercurio retrógrado, se lleva toda la culpa. [Risas]. Tuvo mucha prensa mala. Para mí no es un aspecto negativo. Si perdiste una cartera y la vida te da la oportunidad de volver a pasar por la misma esquina a buscarla, ¿vos lo ves complicado? No. Si dejaste una valija en la estación y el tren diera marcha atrás para que la recuperes, estarías agradecida. Cualquier planeta retrógrado nos permite pasar por el mismo lugar, recoger lo que olvidamos, arreglar lo que hicimos mal. ¿Complica la comunicación? Sí, la enlentece. Pero también es oportunidad.
¿Y para qué sirve, entonces, la astrología? ¿Es cuestión de creer o no creer?
No sé si hay que “creer”. Para mí la pregunta es: ¿para qué me sirve? A mí me sirve para tomar decisiones más acertadas. La astrología es planificación: si mi año viene muy bueno en lo laboral, pongo la energía ahí y no me gasto las balas en otra cosa. Es útil saber, por ejemplo, los tránsitos de Saturno: duran dos años y medio y son complicados para tratamientos de fertilidad. Lo veo hace 40 años. Entonces, si puedo evitar someterme a fracaso tras fracaso sabiendo eso, mejor. No es magia: es escuchar y hacerse cargo.
La guía que sacan cada año ya es un clásico. ¿Qué la hace distinta?
Yo no encuentro en el mundo un libro tan práctico como la guía (será porque es la nuestra, pero lo creo de verdad). La achicamos, la ordenamos, dejamos más espacio para escribir porque la gente lo pedía. Cuando aprendés a leerla, es facilísima: vas a tu semana, mirás tu ascendente, tu sol, tu luna, ves qué conviene hacer o no hacer, y listo. Si sabés tu carta natal, mejor; si no, la usás según tu sol y funciona igual.
Después de todo esto, ¿con qué frase te quedás para quien está en un lugar oscuro y siente que no va a salir?
Que todo pasa. Lo dije siempre, pero este año me lo tuve que decir a mí misma y creerlo. Todo pasa. Duele, raspa, te deja hecha pedazos… pero pasa. Y cuando pasa, si te hiciste cargo, salís diferente: más fuerte, más valiente y más vos.
La guía
Guia Astrológica
Un año para descubrir nuevos caminos y encender el fuego que iluminará nuestro futuro. En el 2026 hallaremos fuerza en la familia, los círculos forjados mediante el afecto y la verdad que reside en la memoria. Es tiempo de devolver la mirada a las raíces, el suelo que nos nutre y el hogar que hemos creado.
El tierno influjo de Cáncer nos llama a proteger nuestro reino íntimo para reconciliarnos con nosotros mismos y nuestro entorno. La primera mitad del año será de pausas imprescindibles, de reconexión y de reverdecer. Más adelante, la energía de Leo llegará con la forma de un fuego vital que nos hará resplandecer y expresarnos más allá de cualquier temor. Primero buscaremos la seguridad, para luego abrirnos al mundo y alcanzar nuestro potencial más auténtico.
A través de las páginas de esta Guía astrológica te acompañaré día a día a lo largo de un año en el que descubriremos nuevos caminos y veremos surgir la luz que iluminará nuestro futuro.
Por María Noel Domínguez
manoeldominguez
Acerca de los comentarios
Hemos reformulado nuestra manera de mostrar comentarios, agregando tecnología de forma de que cada lector pueda decidir qué comentarios se le mostrarán en base a la valoración que tengan estos por parte de la comunidad. AMPLIAREsto es para poder mejorar el intercambio entre los usuarios y que sea un lugar que respete las normas de convivencia.
A su vez, habilitamos la casilla [email protected], para que los lectores puedan reportar comentarios que consideren fuera de lugar y que rompan las normas de convivencia.
Si querés leerlo hacé clic aquí[+]