Hace 13 años, latejapride* (el artista antes conocido como La Teja Pride) ensayaba su romance con el hip hop, con más ánimo que inocencia. Sin embargo, la banda, y pese a sus mutaciones, siempre fue mucho más que rimas calientes y frases rápidas como balazos. Leonard Mattioli, parte del tándem fundacional y una de las voces tejanas dice que, a más de una década del comienzo, "no puedo decir que dominemos al hip hop, pero le hemos sacado bastante la vuelta, aprendimos mucho de él, y desde allí es que abordamos todo el resto de la música que apreciamos. La escena del 97 murió, murió con la edad, los trabajos, el estudio, los matrimonios, los bebes, las responsabilidades, los divorcios, los fanzines, la inocencia, la emigración, murió con la vida. De esa época nos quedamos con las ganas de hacer cosas, de cambiar el mundo con un poco de arte y bastante actitud".

Paradoja mediante o no, latejapride*, con su impronta arrancada casi del nomenclátor, afirma su identidad en la homonimia con uno de los barrios emblemáticos de la capital, y, sin embargo, hoy se declaran nómades. "La movilidad a esta altura no es sólo espacial", explica Mattioli. "En este tiempo nos hemos movido mucho, la banda pasó de tener a todos sus miembros viviendo en el mismo barrio, La Teja, a tenerlos repartidos por Montevideo. A tener a muchos amigos, tal vez más de los deseados, viviendo en otras partes del mundo. De hecho, los abuelos de al menos tres miembros actuales de la banda fueron inmigrantes, por lo que el movimiento está ahí, en la sangre". Claro que las fronteras son accidentes, y la gente de latejapride* lo entiende de esa manera. "Nos consideramos una banda que, si bien posee una cosmovisión procedente del hip hop, ello no nos ha estancado, o atornillado a hacer siempre lo mismo, sino que salimos a ver el estado del arte, y aportar nuestro granito de arena en su desarrollo, abordando temas y sonidos que en un primer momento parecería que no fueran el camino adecuado. La curiosidad y el placer de hacer música nos lleva a lugares así".

Más aún: ese nomadismo cultural también le permite al colectivo moverse en un plano lírico mucho más amplio que el de varios de sus colegas, ya sea del hip hop, o, abriendo el juego, de la música popular uruguaya. Los distintos discos del grupo, si bien cambian los aderezos, mantienen siempre los mismos ingredientes. Para Mattioli, "hay varios ejes temáticos que siempre han atravesado los trabajos de latejapride*. Por un lado lo político social, con un perfil netamente de izquierdas, en un sentido amplio y clásico a la vez, que nos llevan a tener posturas internacionalistas y muy ligadas a una visión materialista de las cosas. Por otro lado, la sexualidad siempre ha estado presente, y la visión de vivir el cuerpo como oportunidad de goce y de liberación; en esto hemos siempre sido conscientes de combatir el machismo y la homofobia al negarles espacios, denunciarlo, y a la vez contar como amamos el sexo, y esto también es una forma de política. También el medio ambiente y la apropiación de la tecnología unida a la confianza en la ciencia como forma de superar nuestros problemas son temas omnipresentes en la banda".


latejapride*, tan lejos y tan cerca de aquel combo que, sin timidez, llevó su orgullo en discos grabados por cuanta radio, legal o pirata, llega ahora a la Sala Zavala Muniz del Teatro Solís, y promete "tirar la casa por la ventana, porque sencillamente no entrábamos en la casa. Seremos 14 músicos en escena, tres de ellos aparecerán en algunas canciones (Daniel Anselmi a cargo de sus samplers y sintes, y los raperos de Contra Las Cuerdas). Los otros 11 estaremos prácticamente omnipresentes en la hora y media de show en escena. Ahí estamos los cinco 'tejos', más los Mercurio Funk Bros, un trío que hace Funk sucio, sin lentejuelas, pero con suficiente groove como para hacer mover a los muertos. A esto se le agrega un pianista (Iván Fernández) y un dúo de percusión (Martín Sierra y Mauricio Ramos) que jugarán con instrumentos clásicos y otros provenientes de la reconversión de cosas que la gente tira (latas, partes viejas de autos, etc.) El show se perfila desde la multiplicidad de instrumentistas, en contraposición de la figura del DJ que controla y lanza todos los sonidos no vocales que se proyecta en nuestros shows habituales, para crear ritmo", explica.

"Sí, ritmo antes que música, ese es el secreto".