Contenido creado por Gerardo Carrasco
Vida de perros

Vida de perros. Por Andrés Peirano

La jerarquía: la importancia de ser líder y no tirano

Tener perros implica convertirse en líder de una manada. Un gran poder que conlleva una gran responsabilidad.

15.05.2020 15:48

Lectura: 4'

2020-05-15T15:48:00-03:00
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En su nueva columna, el entrenador canino Andrés Peirano -cuya cautivante historia podés conocer aquí- ofrece recomendaciones fundamentales para una relación armónica entre humano y perro, donde cada uno ocupe con naturalidad su lugar.


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Debemos comprender que los perros son animales sociales y jerárquicos, esto significa que es natural, para ellos, integrar grupos donde la estructura jerárquica está bien definida. Como siempre resalto, no debemos luchar contra lo que es natural. Por el contrario, debemos trabajar a favor de ello, asegurando así el éxito a la hora de estructurar la jerarquía social para el perro.

En casa, nuestro perro comprende el entorno social de esta manera, y si no tenemos una jerarquía bien definida, vamos a dar lugar a que dispute una posición social con otro can o inclusive con los humanos.

Esto no solo va a afectar la dinámica del hogar, sino que también va a hacer muy difícil para nosotros conseguir que respete cualquier limite. Un perro que no respeta límites va a mostrar una gama muy amplia de problemas, que pueden ir desde problemas en el paseo hasta agresiones dentro de casa cuando lo queremos bajar del sofá. Claro que debemos utilizar el sentido común porque, al igual que el humano, el perro presenta una gran gama de personalidades. Unas van a aceptar los límites mejores que otras, pero podemos predisponernos al liderazgo.

La jerarquía social se regula y reafirma en los momentos de juego y cuando el grupo come. Esto es parte de esa naturaleza del perro, y un líder que no logra comunicarse, no logrará ser un buen líder. Primero y principal, debemos asegurar la comunicación con nuestro perro. La mejor manera de lograrlo es entender cómo el animal percibe el mundo y cómo es natural para él que la información llegue para que la entienda. Aprender sobre las señales de calma y el lenguaje corporal del perro será de gran ayuda para nosotros.

Una buena comunicación favorecerá un buen vínculo, y si el vínculo es sólido existe confianza. Un buen líder basa su función en la confianza que los seguidores tienen en su conducción. Debemos evitar el conflicto y conducir al perro a las conductas que nosotros deseamos transmitiendo calma y estabilidad. Nuestro perro es un espejo de nosotros. Si colapsamos emocionalmente, verá como su referente se desploma y comenzará a tomar decisiones por sí solo, desequilibrando la estructura social y afectando su estabilidad mental y emocional.

Decíamos que los momentos de comida y juego reafirman la posición social. Con una buena comunicación y con un vínculo sólido lograremos establecer rutinas de juego y comida, con horarios definidos y respetados por todos.

El control del recurso alimento es fundamental. El perro no debe tener comida a disposición permanentemente, lo ideal es que coma luego de que los humanos lo hagan, de esta manera entenderá que su lugar esta luego de todos los humanos del hogar.

De la misma manera, los horarios de juego y paseo van a reforzar esto siempre y cuando sea el humano el que los inicie, guíe su desarrollo y les ponga un punto final. Así no solo reforzamos nuestro liderazgo, evitando los conflictos o pujas de poder, sino que también fortalecemos el vínculo con nuestro perro.

Por último, algo que es sano para todos los perros, y especialmente para aquellos más dominantes: debemos controlar las áreas de descanso. Nuestro compañero debe contar con un lugar propio y definido para descansar y no disputarse con el humano el sofá o la cama. Muchos pensaran que duermen con sus perros y no les causa problemas, o comparten el sofá sin conflicto y puede ser así. El problema se da cuando el perro intenta apropiarse de esos espacios. Es allí donde la dominancia del perro en particular como individuo único e irreproducible influirá directamente, como también el nivel de control que nosotros tengamos sobre él.

Aplicar esto sin violencia y sin recurrir al sometimiento físico será la clave del éxito, ya que la violencia trae violencia. Si enseñamos sometiendo, nos comunicamos sometiendo, y el perro aprenderá a comunicar de la misma manera. Debemos ser un ejemplo de lo que queremos, no exigirlo borrando con el codo lo que escribimos con la mano.


Andrés Peirano

apeiranok9h@gmail.com

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