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Se trata de uno de los grandes misterios de la vida cotidiana y no son pocos los científicos que han tratado de desentrañarlo. En los armarios y cajoneras de todo el mundo se acumulan decenas de calcetines desparejados que esperan que vuelva su compañero, algo que probablemente jamás suceda.
Decía el físico ingeniero aeroespacial Edward Aloysius Murphy, en una frase que pasó a la posteridad, que "si algo puede salir mal, saldrá mal". El enunciado dio pie a un puñado de leyes como aquella que asegura que "la tostada siempre cae con la manteca hacia abajo" y la que motiva un extenso artículo publicado por el medio español El Confidencial: "los pares de calcetines siempre van de dos en dos antes de entrar a la lavadora y de uno en uno al salir de ella".
Puede parecer una tontería, pero cualquiera que se haya ocupado mínimamente de las tareas del hogar sabe que no es así. Según una encuesta elaborada por Samsung, en Reino Unido desaparecen 84 millones de calcetines al año, lo que además de una cantidad escandalosa de piezas de vestuario extraviadas, supone una pérdida económica de 2.000 millones de libras. Nadie hizo un estudio similar en nuestro país, pero es de suponer que los resultados serían de menor cuantía, por simples razones demográficas, pero de la misma naturaleza: el "divorcio" de calcetines es un fenómeno universal.
Según la encuesta, elaborada entre 2.000 adultos, la mayoría de las medias se pierden tras caerse del tendedero o acabar detrás de radiadores o muebles. Pero ¿por qué siempre desaparecen los miembros de distintas parejas?
Un destino del que no se puede huir
En 1997, el físico británico Robert Matthews, famoso por estudiar las dinámicas que llevan a la tostada a caer con más frecuencia del lado de la mantequilla, exploró la base científica de otras leyes de Murphy y concluyó que el enunciado de los calcetines tiene una clara base empírica.
Tal como explicó en un artículo en 'Scientific American', con independencia de las múltiples razones por las que puede extraviarse un calcetín, "la pérdida aleatoria de calcetines siempre es más probable que genere el número máximo posible de calcetines impares". Es algo fácil de entender: si perdemos una media su pareja quedará suelta y dejaremos de usarla, por lo que es más probable que la próxima media que desaparezca sea de otro par, porque el que quedó sólo ya no volvería al lavarropas. Entonces ya tendremos dos calcetines desparejados.
Además, como explicó el estadístico Victor Nierdhoffer en un artículo publicado en 'Daily Speculations', "si tienes 20 calcetines -10 pares diferentes-, después de perder el primer calcetín, las posibilidades de que el segundo deshaga otro par son de 18 sobre 19, frente a 1 sobre 19 de que sea un calcetín del mismo par". Si pasamos mucho tiempo sin comprar calcetines nuevos lo más probable es que acabemos con el cajón lleno de calcetines desparejados, que es exactamente lo que nos ocurre. En este punto, quizá sea mejor tirar la media que quedó sin par, algo que no solemos hacer. Ya sea porque la combinamos con alguna parecida. (y como dice Nierdhoffer, terminamos desordenando otros pares9 o porque tenemos la loca esperanza de que el calcetín fugitivo regrese al nido.
La fórmula de los calcetines perdidos
Con motivo de la encuesta sobre calcetines perdidos de Samsung, el estadístico Geoff Ellis y el psicólogo Simon Moore han ido más lejos en la investigación del asunto, elaborando una fórmula que, aseguran, predice el riesgo de que perdamos calcetines:
[L (pxf) + C (rxs)] - (P x A)
L es el "tamaño del lavado ('laundry')", que se calcula multiplicando el número de gente de la casa (p) por la frecuencia de lavados que se realizan a la semana (f).
C es la "complejidad del lavado", que se calcula multiplicando el número de diferentes lavados, (blancas y de color), que se realizan a la semana (t), por el número de calcetines que se lavan a la semana (s).
P es la "positividad" con la que hacemos el lavado, que se mide en una escala de 1 -"fuerte rechazo"- al 5 -"gran disfrute"- y A es la "atención prestada", que se mide como el número total de precauciones que tomamos en cada lavado para evitar la pérdida de calcetines, como pude ser desenrollar las medias o emparejarlos antes de meterlos en la máquina
Cuanto más grande es el número resultante de la operación, mayor será el número de calcetines que perderemos todas las semanas.
Trucos para minimizar las pérdidas
Aunque parezca que estamos predestinados a perder con el tiempo todos nuestros calcetines, lo cierto es todo ocurre porque no prestamos la atención que debemos. Hay una serie de trucos, fáciles de seguir, que harán que no pierdas medias en cada lavado, y conservar siempre los pares.
1. Mantén juntas las parejas
La mayoría de nosotros emparejamos los calcetines después del lavado, y luego descubrimos que muchos de ellos se han lavado en solitario. Para evitar esto tenemos que intentar emparejar los calcetines antes de meterlos en el lavarropas. Se pueden atar por las puntas, usar pinzas que se venden para tal fin o comprar bolsas de rejillas en las que lavar aparte la ropa interior.
2. Haz un registro
No hace falta que actualices una planilla de Excel con medias, pero si se te rompe alguno, asegúrate de eliminarlo junto a su pareja. Si no haces esto acabarás acumulando un montón de calcetines huérfanos pensando que no has lavado sus parejas cuando, en realidad, están en el vertedero.
3. Sé cuidadoso al cargar la lavadora y al tender
La mayoría de calcetines desaparecen cuando transportamos la ropa de nuestro cuarto a la lavadora y de ahí al tendedero. En el camino es muy fácil que se caiga una media y acabe debajo de la cama, detrás de un radiador. También conviene revisar el propio tambor de la lavadora. Es muy habitual perder calcetines que se quedan dentro de las sábanas, las toallas o las camisas cuando vamos a tender y acaban cayendo luego de tender la ropa, situación especialmente negativa si tu tendedero da a la casa de un vecino, un pozo de aire inaccesible o directamente a la calle.
4. Celebra el "día del calcetín"
Por muy cuidadoso que seas lo más probable es que, con el tiempo, vayas acumulando muchos calcetines huérfanos en tu cajón -hay quien tiene incluso una bolsa llena-. Por ello es importante que, cada cierto tiempo, te asegures de que no hay ningún calcetín desparejado en el cesto de la ropa sucia, y emplees un rato a emparejarlos todos. De esta forma rescatarás algunas parejas. El resto de calcetines que no tienen compañero deben ser eliminados o reciclados para otros propósitos.
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