Por María Noel Domínguez
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Entre anécdotas de gira, discos, altibajos y la conexión con el público, Guillermo Peluffo repasó en entrevista con Montevideo Portal, 34 años de historia y explica por qué la energía de la banda sigue intacta.
Ansiedad previa
“Estoy muy bien, muy ansioso con esta fecha”, responde Guillermo Peluffo sin dudar. El 13 de setiembre, Trotsky Vengarán se presenta en El Sitio, en lo que define como “nuestro show más importante del año”. No es solo un recital: es una producción propia, desde la puesta en escena hasta el guion musical.
“Es normal ponerse nervioso en la semana previa, pero esta vez hay mucho más que coordinar. Somos nosotros los que estamos detrás de todos los emprendimientos, y este es muy grande. Tenés que pensar no solo en las canciones, sino en cómo armar un espectáculo que se distinga en una agenda en la que Trotsky recorre gran parte del país todo el tiempo”, explica.
Diferencia con otros escenarios
La comparación con tocar en Buenos Aires o en un festival es inmediata: “En Buenos Aires ya tenemos una rutina. Vamos, tocamos y listo. Para El Sitio tenemos que escribir algo distinto. No hay una sorpresa puntual que te pueda vender ahora, sino un conjunto de herramientas: nuestras canciones conocidas, las menos conocidas que le dan carácter a la obra, contrastes entre temas de fiesta y canciones más densas, insumos visuales y una estructura de subidas y bajadas que mantenga al público tres horas”.
El público: tres generaciones y más
En 34 años de carrera, Trotsky ha visto crecer y renovarse su audiencia: “En nuestros shows se ven tres generaciones, y hay promesas de cuatro. Nunca echamos a nadie y nunca fuimos una apuesta generacional. Al principio nos seguía gente más joven; cuando bajó la popularidad y volvimos a escenarios chicos, entró un público universitario. Hoy ves padres con hijos y todos disfrutando a su manera”.
Ese vínculo no se mide solo en edades: “La gente no siempre analiza la canción: la asocia a un momento. Esta es la del verano con los amigos, esta la que sonaba camino a la cancha… cuando una canción entra en la vida de la gente, queda para siempre”.
No podemos estar sin ensayar ni tocar. Es nuestra gimnasia
Competir consigo mismos
El calendario de Trotsky está lleno, pero para este show decidieron frenar: “Nos vimos obligados a parar y así no competir con nosotros mismos. Veníamos de un Cosquín Rock en el que pensamos que íbamos a tocar para 5.000 o 6.000 personas, y fueron 12.000. ¿Cómo le vendés a esa gente la entrada para tu show propio? Tenía que ser algo que nosotros pudiéramos armar a nuestra manera. Bajamos la cortina tres meses… y en ese descanso hicimos un disco nuevo”.
Peluffo se ríe al contarlo: “No podemos estar sin ensayar, sin tocar, sin vernos, sin discutir de música, sin hablar mal de los colegas… nos juntamos para un asado y terminamos armando canciones. Cuando nos dimos cuenta, teníamos un disco”.
La gimnasia de estar en el escenario
Para el cantante, tocar es como entrenar: “Si dejás de hacerlo, cuesta muchísimo volver. Después de la pandemia, cuando se abrieron los espacios, estábamos listos. Aprovechamos lugares que otros recién retomaban y no paramos más. Ensayamos y giramos para no perder esa gimnasia. Incluso en un día malo, cuando subís, la banda es de la gente. Eso lo sabemos todos y lo respetamos”.
Altibajos y aprendizajes
No siempre fue fácil. “Bajamos de vender 4.000 entradas a 500, y cuidamos a esas 500 personas como si fueran lo más valioso. Eso nos salvó. Volvimos a empezar en Argentina, en Medellín, en México… abriendo para otras bandas, en escenarios precarios. Nos amigamos con la situación. Lo más importante es tener la banda. Si lo hicimos una vez, lo podíamos hacer de nuevo”.
En esos procesos, la relación con el público fue clave: “No hay que pedirle demasiado a la gente. Si les gustó un disco, capaz que el siguiente no. Si te quisieron, te van a volver a querer. Confiá en vos y seguí”.
Estar vivo y tener ganas de tocar es suficiente motivo para festejar
La lista de temas y los clásicos
El setlist de Trotsky mezcla canciones nuevas y clásicas. “No queremos jugarnos a una sola carta. Si la gente te pide un tema viejo, lo tocamos. Y si hay uno nuevo que funciona en vivo, lo metemos. Muchas veces no es la canción en sí, sino el momento que representa para quien la escucha. Y cuando una melodía se la lleva la gente a una hinchada, a una murga o a un casamiento, ahí sí es un gol”.
El criterio también es dinámico: “Una canción de fiesta funciona mejor después de una más densa. Nuestro show siempre sube y baja, y el misterio está en cómo articular eso para que dure tres horas”.
Lenguaje y conexión
En las letras, Peluffo busca un idioma cercano: “Le prestamos mucha atención al lenguaje cotidiano y al lunfardo, a veces clásico, a veces moderno. Tratamos de contar historias cercanas, y eso te lleva a caminar entre lo cursi y lo auténtico. A veces hay que tirarse al agua. Frases como ‘perder el tiempo con amigos, nada hay que pensar’ funcionan si las ponés en el momento justo”.
Mirada actual
Con más de 50 años, Peluffo siente que sigue reconociéndose en el joven que empezó con Trotsky: “Tengo las mismas inquietudes sobre la empatía, el vínculo con los otros y la necesidad de levantar la voz cuando algo funciona mal. Al mismo tiempo, recuperamos de vez en cuando el espíritu iniciático de la banda, ese que genera una canción de diversión poderosa. Estamos siempre atrás de una canción popular”.
Giras y anécdotas
Las giras internacionales han dejado anécdotas de todo tipo: “En Sudamérica nos ha tocado desarmar equipos en salas para poder tocar. Por eso decimos que en España no puede ser peor… y encima hay cerveza y jamón crudo en la esquina”, bromea. “En México hicimos dos shows por día durante tres días seguidos. Un día llovía a cántaros y dijimos que habíamos vendido nuestra alma para que parara… y paró. La gente nos insultaba y aplaudía al mismo tiempo”.
Volver de esas giras también es un ejercicio de perspectiva: “Terminás tocando un jueves de noche en un pueblo de Lavalleja y decís: mirá toda la gente que hay. La magia sigue intacta”.
Celebrar estar vivos
Para Peluffo, el show del 13 de setiembre es más que música: “Estar vivo, tener el proyecto y las ganas de hacerlo ya es motivo de celebración. Eso es lo que vamos a festejar en El Sitio. Y si mañana sale mal, vamos de vuelta”.
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