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Galería hot de Barby Franco

"Calentaba el agua en varias ollas para bañarme y en invierno me moría de frío", reconoce la despampanante modelo argentina Baby Franco, conocida como "la belleza que vino de la villa". La morocha es azafata en la TV y supo protagonizar varias fotos muy, muy infartantes.

12.12.2010 17:08

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2010-12-12T17:08:00-03:00
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Azafata del programa de TV "El último viajero", y actual integrante del staff de Leandro Santos Models, la jovencísima Barby Franco podría contar su historia en plan libro de autoayuda, ya que se puede decir que ha sabido ganarse un lugar en la vida merced a sus propios talentos y/o atributos.

Barby tiene hoy 20 años, y se crío en la Villa 21, una barriada marginal de Buenos Aires. Su destino, como el de tantas chicas y chicos que nacen en contextos críticos, se presagiaba difícil, y eran pocas las posibilidades de progreso a la vista. Sin embargo, con actitud y belleza supo dar el salto a la pantalla. "Cambió mi mente y, entre comillas, mi economía. Maduré, porque fue un golpe muy duro salir de donde nací a una casita de verdad", explica en una entrevista publicada en el último número de la revista Paparazzi.

Barby, quien se define como "rebelde y caprichosa" vive desde hace cosa de un año fuera de la villa, en una casa con comodidades propias de la clase media. "Ahora puedo ir a comer con mi vieja a un restaurante, cuando nunca pensé que iba a pisar uno. Tengo una plaza a dos cuadras de mi casa, cuando antes tenía una, mínimo, a diez cuadras. Bajar del departamento, tener un quiosco enfrente y poder comprarme lo que yo quiero a cualquier hora de la noche. El fin de semana fui al Casino Victoria con mi prima, y ella me decía que el día anterior había comido guiso y que no entendía cómo tenía delante de sus ojos un pescado", relata con sencillez la modelo, quien recuerda que en su anterior morada "no tenía gas ni agua caliente, y la luz se cortaba casi siempre. Calentaba el agua en varias ollas para bañarme y en invierno me moría de frío. Y cuando salía del baño no la pasaba nada bien, porque no existía una estufa para calentarme. Aunque mi casa actual no es súper glamorosa, me cobija mucho. Como me mudé en diciembre del año pasado, tuve la posibilidad de pasar todo el invierno acá. Me bañaba en el agua caliente y no lo podía creer. El cambio fue tan brusco que estuve dos meses con ataques de pánico. No caía en dónde estaba viviendo".

Si bien hoy día el éxito le sonríe y vive con cierta holgura, no deja de afirmar que sus orígenes "son un orgullo", y no se siente nada cohibida compartiendo pasarela con chicas glamorosas provenientes de niveles socioeconómicos más altos.

"Una vez tuve un cruce con una mina, de la que no voy a dar nombre ni apellido, que me dijo: "Sos una negra de mierda, ignorante, se nota de donde venís...". La miraba y pensaba que era una pobre mina. Nada de lo que me digan me llega, porque mis orígenes son un orgullo", relata.

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