Construida en el siglo XIX, la mansión necesita algunas obras de restauración, aunque su estado general es bueno. Son unos 200 metros cuadrados construidos y unos 600 de terreno en la comuna de Gambais, una selecta zona a 50 km de París.

"Entrada, sala de estar doble, cocina amplia, sala de estar y seis dormitorios, uno de ellos en la planta baja. La vivienda también incluye un gran salón de verano", dice el anuncio que ofrece la casa. El precio es de 450.000 euros, una cifra más que razonable para una propiedad de tales características y en esa zona. Sin embargo, el aviso agrega que se trata de "una propiedad cargada de historia", y en esa historia reside el problema.

Según informa el periódico La Voz de Galicia, en esa mansión residió Henri-Désiré Landru, también conocido como el barba azul de Gambais. Fue el primer asesino en serie del siglo XX en Francia. Hasta el día de hoy se ignora la cantidad exacta de mujeres que mató. Las estimaciones más modestas hablan de 117, mientras que otras se refieren a un número que supera las 300.

El criminal publicaba anuncios en los periódicos para atraer a las mujeres que se habían quedado viudas en la Gran Guerra (1914- 1918). En su papel de excelente y educado pretendiente ofrecía falsas esperanzas de matrimonio para, poco después, asesinar a sus prometidas y quedarse con su fortuna. "El móvil fue siempre económico. Por eso, las víctimas eran viudas que habían perdido a sus esposos en el frente y que recibían una pensión", explicaba hace unos meses, Éric Yung, comisario científico de una exposición sobre el impacto del caso.

Algunas de sus víctimas fueron asesinadas en esta mansión de Gambais, en la que Landru residió entre 1915 y 1919. En esta propiedad se encontraron 295 huesos humanos semicarbonizados, más de un kilo de cenizas y 47 piezas dentales de oro guardadas en un cajón. Dichos restos corresponderían a por lo menos siete víctimas.

Durante los dos años que duró su proceso judicial, Landru nunca confesó la autoría de ninguno de los asesinatos que le atribuía la policía. Su manía de escribirlo todo y de guardar los objetos de sus víctimas para revenderlos fue lo que consiguió inculparlo. Finalmente, en noviembre de 1921 fue condenado por los once asesinatos que consiguieron ser probados. Tres meses más tarde, el barba azul de Gambais fue guillotinado en la cárcel de Versailles. Unas horas antes de ser ejecutado, se reunió con su abogado y le confesó que nunca revelaría su secreto porque formaba parte de su "bagaje personal".

Con semejantes antecedentes, no son muchos los que se muestran dispuestos a mudarse a la apacible villa de Gambais, por muy barata que la ofrezcan.