Esta botella de vino lleva 1.600 años tapada ¿será bebestible su contenido?

Se trata de la "Botella de vino de Espira", también conocida como 'Römerwein'. Según los estudios realizados sobre a esta reliquia, podría llevar cerrada cerca de diecisiete siglos, dado que su origen se sitúa entre los años 325 y 359. Es un envase de gran tamaño, con capacidad para un litro y medio de líquido y un asa a cada lado, probablemente para facilitar el consumo del vino sin necesidad de utilizar vasos o copas.

La botella fue descubierta en 1867 durante una excavación en la región alemana de Renania-Palatinado. Según informa ABC, los arqueólogos sospechaban que allí descansaban los restos de un patricio romano, y la hipótesis se confirmó con el hallazgo de dos sepulcros -uno de hombre y otro de mujer- cuyas características denotaban su pertenencia a gente acomodada.

En ambas tumbas se habían colocado unas cuantas botellas de vino, pero sólo una de ellas se conservaba intacta, y actualmente se exhibe en el Museo Histórico del Palatinado, en la ciudad alemana de Espira.

Numerosos científicos han intentado obtener autorización para abrir la botella y analizar su contenido, pero hasta la fecha nadie lo ha logrado. Lo que sí se conoce es que el líquido es una mezcla de aceite, miel y vino: el aceite actúa como sello para proteger el vino del oxígeno y se supone que la miel se utilizaba como edulcorante.

Por la red circulan un buen número de teorías sobre el posible estado del vino: desde quienes creen que podría haberse conservado más o menos bien, hasta quienes piensan que podría ser incluso tóxico.

Por ahora, el misterio continuará bajo el tapón de una pieza única. La más antigua de su clase, aunque podría perder ese puesto algún día. Las primeras pruebas fiables de producción de vino son anteriores al año 5.000 antes de Cristo, por lo que quizá en alguna gruta, pecio o subsuelo repose un recipiente con un tinto todavía más añejado.