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Entrevistas

La importancia de llamarse Morrissey

Entrevista a Morrissey

“Hoy en día parece que sólo la plata demuestra el talento”: a un mes de su show en Uruguay, hablamos con Morrissey sobre el éxito, las críticas, el estado de la música y su pedido para que no se coma carne en el Teatro de Verano el día de su recital.

11.11.2015 20:14

Lectura: 9'

2015-11-11T20:14:00-03:00
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Por Martín Otheguy

David Bowie: Sabés, he tenido tanto sexo y drogas que no puedo creer que todavía estoy vivo.
Morrissey: Bueno, yo tuve tan POCO sexo y drogas que no puedo creer que todavía estoy vivo.
Autobiography, Morrissey (2013)


"Cantaré... O si no, tendré que morir", cuenta Stephen Patrick Morrissey en la estupenda Autobiografía que publicó en el 2013. Hace un par de años, cuando canceló su última gira por Sudamérica, el ex cantante de los Smiths casi lleva a la práctica la frase, después de una larga serie de problemas de salud que incluyeron una pulmonía y el tratamiento de un cáncer de esófago, y que lo llevaron a abandonar temporalmente los escenarios.

Pero Morrissey siempre ríe último, aunque se trate de un asunto de vida o muerte. Este 17 de diciembre estará presentándose en el Teatro de Verano en nuestro país, un regalo de Navidad impensado hace un tiempo. Llega acompañado de los ecos relativamente recientes de su último disco, World peace is none of your business, que combina pasajes de brillantez con el juego de contrastes usual en Morrissey: la sensibilidad y la brutalidad, el ingenio y la frontalidad, la suavidad y la furia. Y, sobre todo, con su voz única, vagando libre sobre los instrumentos y limando asperezas a pura miel engolada. En un minuto parece desvalido y vulnerable, recordándonos que la "Tierra es el planeta más solitario" ("Earth is the loneliest planet"), y al minuto siguiente celebra salvajemente la muerte de un torero y logra que suene poético ("The bullfighter dies").



Morrissey nunca hace concesiones, como demostró en la comunicación casi telegráfica que mantuvo con Montevideo Portal a poco más de un mes del show. Dice lo que piensa, acierte o erre, importe a quien le importe. Y no mira al pasado ni se deja ganar por la nostalgia. Sus tres álbumes preferidos de su larga trayectoria musical son los últimos tres. No hay una sola mención a los Smiths, la banda que lo transformó en un icono de los 80 y que es responsable de algunas de las mejores canciones de la música pop en esa década. "No nos caíamos muy bien. Fue bueno cuando se terminó", es su único recuerdo para el guitarrista Johnny Marr y el resto de la compañía.

Furioso con la cultura descartable de las celebridades pop y el pasatismo de la música masiva, con el sexo como principal anzuelo, Morrissey canta sobre la muerte, la avaricia o la depresión, y lo puede hacer con el ingenio de un Oscar Wilde pasado de rosca o con un golpe a la mandíbula. Después de todo, hablamos del hombre que una vez deseó que la familia real británica desayunara arsénico, que se manifestó esperanzado en que David y Victoria Beckham se ahogaran y que considera que comer pescado es tan malo moralmente como la pedofilia. Sin embargo, cuando acierta una frase, cuando canta la nota justa, no hay nadie que lo iguale. Lleva más de 30 años haciendo canciones pop removedoras e imprevisibles, que basculan entre el romanticismo, la auto-conmiseración y el cinismo. Y, de vez en cuando, deja asomar un rayo de luz con el que todos pueden identificarse.

"La situación es mala. Hoy en día parece que sólo la plata demuestra el talento y la popularidad", le dice a Montevideo Portal, enojado con el estado actual de la industria musical. "Los sellos compran espacios de publicidad y cartelería, y cualquier cantante que no esté fuertemente financiado no tiene una chance. Adele es la cantante más famosa del mundo pese a que nunca hizo giras. Se compra publicidad en los informativos de la TV y esto ‘demuestra’ superioridad artística. Como resultado, cualquier intelecto conectado a la industria musical se recorta a cero. La gente que trabaja en los sellos ya no va a los shows o las giras. Miran programas de talentos en la TV y saltan sobre cualquiera que venda un millón en siete días. Al octavo día, lo echan. Es un problema sin respuesta. Quizá es simplemente... ¿el final? Y si no, ¿quién lo va a salvar?", se pregunta luego. Su disgusto con la escena musical actual es tan patente que al preguntarle si hay algún artista actual que le resulte interesante, responde sucintamente: "No".

Tampoco le agrada la exposición de las redes sociales, en las que no tiene participación directa, y su explicación a Montevideo Portal es sencilla. "Creo que está OK ‘venderte’ a vos mismo siempre y cuando seas razonablemente interesante. Poca gente lo es".

Morrissey tiene sus motivos para estar enojado con los sellos musicales. El que editó su último disco, la compañía Harvest, lo echó pese a haber firmado un acuerdo por dos álbumes, y el ex Smiths replicó saliendo al escenario con una camiseta que decía "Fuck Harvest". El cantante, por si no había quedado claro, explicó que el ejecutivo del sello, Steve Barnett, tenía "menos cerebro que una flor artificial".

"Voy a Sudamérica porque me invitan. No tengo manager ni sello discográfico ni ninguna clase de agente publicitario, por lo que cualquier éxito que tenga es muy natural y honesto. En 2015, esto es inaudito. Todo el éxito es comprado por los sellos multinacionales", agrega en la charla.

Meat is murder

Morrissey, uno de los vegetarianos más famosos del mundo -quizá el más escandaloso en su defensa de los animales- contó a Montevideo Portal que pide pero no "exige" que no se venda carne en el Teatro de Verano en su recital, como suele hacer a todos los lugares a los que va (en una reciente entrevista con el humorista Stephen Colbert, solicitó como condición para ir que en el canal todos se abstuvieran de consumir carne el día de su presentación).

"Generalmente esto se entiende sin mucho lío. Sólo dos lugares se negaron hasta ahora. Uno fue en Islandia y el otro en China, por lo que decidimos no tocar", cuenta a Montevideo Portal. Su mensaje para el país con mayor consumo de carne per cápita es simple. "Sencillamente soy una de las 600 millones de personas en el mundo que se niega a matar algo como excusa para alimentarse. Si comés animales entonces respaldás la violencia en su forma más extrema. ¡Es muy simple en realidad!", agrega.

Para Morrissey, como repite varias veces, los animales son más agradables que la gente y no merecen el trato que reciben. Cuando en el 2013 el asesino en masa Anders Breivik mató a 77 personas en Oslo y en la isla de Utoya en una matanza indiscriminada, Morrissey escandalizó a Noruega al opinar que la masacre "no era nada comparado con lo que pasa día a día en los McDonalds o en Kentucky Fried Chicken".

"Solamente fui criticado por gente tonta", se defiende en la charla con Montevideo Portal. "Sabían exactamente lo que quería decir y sabían que no estaba tratando de minimizar la masacre de Oslo. Pero a alguna gente le encanta empezar los problemas donde no existen. De la misma forma, mucha gente odia los animales y quiere comérselos, y no les gusta que les digan que es inmoral porque entonces se sienten culpables", explica.

Heaven knows I´m miserable now

Teniendo en cuenta estos antecedentes, es fácil adivinar que la relación de Morrissey con la prensa británica es especialmente compleja. Algunos de sus discos, como el injustamente subestimado Maladjusted, fueron vapuleados por los críticos, pero ninguno en forma tan salvaje como la primera novela del ex Smiths, List of the lost, que se mete con la demonología y la magia negra en el entorno de los Estados Unidos de los 70.

Morrissey tiene su propia teoría sobre los ataques de la prensa británica, ya sea por lo que dice, lo que canta o lo que escribe. "Creo que es sobre todo porque continúo siendo un éxito sin su ayuda. La mayoría de los artistas pop persiguen a la prensa y le ruegan por cobertura mediática. Yo no hago esto y por lo tanto eso los enoja. Pero uno no puede esperar gustarle a todo el mundo, y ya no miro a la prensa británica en busca de apoyo. ¡No está ahí! Tienen a Ed Sheeran y Sam Smith (cantantes multipremiados a los Grammy)... y eso responde a todas sus plegarias artísticas. Estoy seguro... ¿Por qué necesitarían un cantante con un punto de vista?", ironiza en la charla.

Su libro de memorias, Autobiography, fue sin embargo muy elogiado, pero eso no lo salvó de las críticas. La dictadura de la corrección política lo tildó de misógino, por su descripción del físico de una periodista de la revista musical NME con la que se enfureció. "Siempre soy acusado de algo. En la mayoría de los casos la acusación es tan estúpida que ni siquiera merece reconocimiento", replica.

Su presencia en Uruguay, teniendo en cuenta que amagó con el retiro en el 2014, es casi un milagro. Con la voz intacta, habiendo pasado por el cáncer y la depresión, Morrissey ya no tiene miedo a nada. "A todos nos va a matar algo tarde o temprano, y recientemente fue mi momento de enfrentar la mortalidad. Para todos nosotros la muerte es el próximo gran evento. El futuro dura más que vos", bromea. El 17 de diciembre, bien vivo y coleando, Morrissey va a dejar flotar su voz por el Teatro de Verano, siempre en ese tono de crooner elegante y malicioso que nos hace sentir tan bien y tan incómodos al mismo tiempo.

Por Martín Otheguy