Contenido creado por Jorge Luis Costigliolo
Entrevistas

Palabras cruzadas

Entrevista Versus

Ambos son uruguayos, periodistas, y eligieron el camino de la literatura. Pablo Fernández y Eduardo Alvariza, tienen en común, además, la reciente publicación de sendos libros, a cargo de Estudio Editora. Los dos compartieron una breve entrevista, casi un contrapunto, donde cada uno intenta bucear en la identidad del otro.

07.04.2009 21:01

Lectura: 5'

2009-04-07T21:01:00-03:00
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Dice la biografía que Pablo Fernández nació en el montevideano barrio de Palermo en diciembre de 1969. Trabajador multioficio, enseñó jardinería, reparó esquíes, trabajó como pegatinero y asistió a un auditor contable. Dedicado al periodismo, trabajó en El Observador, fue colaborador de la desaparecida X FM, y, desde 2000, se desempeña en la agencia de noticias AFP. Su obra literaria consta de dos libros: Instamatic 22 (Trilce, 2005), y Ciudad de Neutrones (Estuario, 2008).

Eduardo Alvariza es diez años mayor que Fernández. Es psicólogo, pero nunca ejerció. En cambio, escribió para Jaque, Relaciones, Punto y Aparte y El País Cultural. Hace ya casi dos décadas que escribe para el semanario Búsqueda. En 1994 ganó el Primer Premio de Narrativa inédita de la IMM con Rojo del cielo y otros cuentos (Cal y Canto, 1994), y luego vino Ayer escuché a Miles. Su tercer trabajo, Mecanismo a válvula, acaba de ver la luz.


Los nuevos libros de estos autores comparten la brevedad y la inmediatez de sus textos. Sin embargo, cada uno intentó buscar en la obra de su colega rasgos distintivos, identidades secretas, pasiones y obsesiones.

Leé fragmentos de los libros

Ciudad de Neutrones

Mecanismo a válvula


Alvariza pregunta, Fernández responde

 

 

La brevedad tiene sus pormenores, a veces es dar vueltas y vueltas, a veces es quitar. ¿Cuándo considerás que un texto de una o dos líneas está pronto?

Cuando me satisface plenamente. Es decir, cuando no tengo absolutamente nada que objetarle. Y a veces, cuando me doy cuenta de que le estoy agregando la coma que le había sacado en la corrección anterior.

“Ciudad de neutrones” es un cruce entre la autobiografía y el lenguaje poético. ¿Pensaste en algún momento ensayar otros géneros, como el cuento o la novela?

Más o menos. En realidad hasta ahora escribí así no por elección sino porque es lo que me sale. Voy guardando apuntes y cosas en los papelitos más diversos durante años, y un día los junto y trato de darles unidad, de buscar la historia que les dé coherencia, que de alguna forma explique lo que me pasó en todo ese tiempo. Eso por lo menos es lo que me pasó con Instamatic 22 y con Ciudad de neutrones. Pero también es cierto que me está pasando algo que a veces vivo casi como una presión, una pregunta reiterada, “¿Cuándo vas a escribir una novela?”.
Y si bien me siento cómodo escribiendo en mi actual formato, últimamente he empezado a fantasear con escribir algo más largo, hay cierta anécdota que quiero contar, aunque no tengo ni idea de si eso va a desembocar en un cuento, una novela o qué.

 

¿Cuál fue el mejor elogio que te hayan hecho a nivel literario?

No sé si es el mejor, es uno de los que más recuerdo. Mirta, una mujer bastante humilde que pasaba todas las semanas por la redacción con una valija vendiendo libros, fue una de las primeras personas en leer mi original de Instamatic 22. Cuando volvió a la semana siguiente de que se lo diera me llamó aparte y me dijo “Es buenííísimo, eso que escribiste está buenííísimo”, con el mismo tono que usaba para recomendarme un libro imperdible. Ella fue la que se lo arrimó a Trilce, que lo publicó.

¿Y el señalamiento más duro?

No recuerdo críticas duras. Sospecho que es mucho más fácil que a uno le lleguen los elogios que las opiniones jodidas.

¿Qué es para tí escribir y publicar en Uruguay?

Una apuesta a largo plazo, sin retorno garantizado.

 

Leé un fragmento de "Ciudad de neutrones"


Pregunta Fernández, Alvariza responde

 

 

¿Cuál es el recorrido que va de Ayer escuché a Miles a Mecanismo a válvula?

El que va desde una narración que se extiende por 148 páginas, con tono más bien autobiográfico, a pequeñas frases e historias de pocas carillas, donde la imaginación es lo que cuenta como principal mecanismo. También es el tiempo de los editores para aceptar un libro.

Un mecanismo a válvula por el que hayas pasado el día de contestar estas preguntas.

Dos instantáneas para el fondo de pantalla de la computadora: que el ciprés siga dando semillas al lado de la tumba de mi madre y que Valizas no sea arrastrada por el mar.

¿Cuál sería la banda de sonido para el relato “Zapatos”? ¿Y para “Nunca lo sabrás”?

“Zapatos” podría tener una banda de sonido rock o pop, y en casi todo el trayecto; “Nunca lo sabrás” iría bien condimentado con jazz, pero en pequeñas dosis.

 

Leé un fragmento de "Mecanismo a válvula"

¿Por qué un escritor uruguayo que vive en Uruguay escribe “¿Qué te ha sucedido, hijo mío?” en vez de “¿Qué te pasó Excis?” o “Lárgate porque todo se ha terminado” en vez de “Andáte de acá porque ya fue”?

¿Y por qué no? ¿Vivir en Uruguay es escribir o hablar únicamente de un modo coloquial? En todo caso, es como yo siento la voz del padre, y no como la siente Pablo Fernández o Gustavo Escanlar o Andrea Menache.

¿Qué motivos hay para escribir (y publicar) un libro en Uruguay en 2009?

Los mismos que para escribir y publicar un libro en 2001, 2010 o 2046: para que te lean.

¿Y ahora qué?

¿Y ahora qué? Yo qué sé, me gustaría escribir una novela, pero es probable que, sentado frente a la computadora, navegue por Internet o me rasque las bolas.

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