Contenido creado por Gerardo Carrasco
Vida de perros

Vida de perros: por Andrés Peirano

El pastor maremmano: un amor con sus amos y un león con los perros que atacan ganado

Recientemente introducidos en el país, estos animales prometen ser los mejores amigos de los rebaños.

24.01.2019 11:15

Lectura: 5'

2019-01-24T11:15:00-03:00
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Vinculado a los canes casi desde su nacimiento, Andrés Peirano abandonó una promisoria carrera en la Fuerza Aérea luego de que sus experiencias en Congo le llevaran a volcarse por completo a su vocación por los perros.

Tal como lo relatara en diálogo con Montevideo Portal, el contacto con la violencia y la indefensión de los más débiles le llevó a concebir un proyecto único: entrenar perros callejeros como sistema de alerta temprana y protección de mujeres y niños. Estos animales podrían prestar un valioso servicio en lugares -como el mencionado país africano- donde la población civil está a menudo indefensa ante el accionar de grupos armados.

En la actualidad, Peirano ejerce como entrenador y da cursos de capacitación en la materia. También realiza tareas de apoyo emocional mediante perros entrenados, dirigidos a confortar a personas que han pasado por experiencias traumáticas, como el caso de quienes se ven afectados por inundaciones, algo tristemente frecuente en nuestro país.

En su nuevo artículo, Peirano analiza las bondades de una raza de perros de pastoreo recientemente introducida en el país. Tal como se aprecia en las imágenes, los animalitos son una ternura, aunque ello no les impide transformarse en los peores enemigos de los animales que amenazan las majadas.

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Es conocido el problema que sufren los productores rurales a la hora de proteger sus rebaños del abigeato y del ataque de perros oportunistas. Al contrario de lo que piensa la mayoría, el problema de los ataques de canes a rebaños de ovejas no suele darse por parte de animales asilvestrados que cazan para alimentarse. Por lo general, estos ataques no tienen otra causa más que la falta de responsabilidad de personas que liberan sus perros por la noche para que se busquen la vida.

El establecimiento "La Maragata" en la localidad de Juan Soler, departamento de San José, se dedica mayormente a la producción caprina y ovina. Y sufría, como tantos otros, ataques nocturnos tanto de perros como de humanos oportunistas, llegando estos a niveles que comprometieron la producción anual, generando pérdidas que se volvieron insostenibles.

La solución vino en cuatro patas, moviendo la cola y con una de las expresiones faciales más tiernas que el mundo canino puede dar: fue el pastor maremmano.

Se trata de un animal de origen italiano -más precisamente toscano- de gran porte y pelaje blanco o crema, algo que lo ayuda a mezclarse y confundirse entre las ovejas.

Desde hace siglos el instinto protector de este perro, su resistencia a condiciones climáticas adversas, gran independencia y amabilidad con el pastor, lo convirtieron en el aliado perfecto para proteger los rebaños europeos de los ataques de los lobos.

En nuestro país no hay lobos, pero si la presencia de estos perros que viven en los rebaños integrados como uno más del grupo, es suficiente para alejar y hacer desistir a una manada de lobos, es de suponer que en Uruguay su tarea se vuelva mucho más simple.

Fue así que "La Maragata" confió por completo su producción, sustento y futuro a estos nobles protectores y desde entonces las perdidas por hurtos o ataques de perros se redujeron considerablemente, a medida que los cachorros se convertían en adultos.

Hoy son tres los pastores maremmanos que protegen este establecimiento, y su incorporación fue todo un éxito. Fieles, leales y protectores, estos perros consideran el rebaño su manada y la protegen de forma natural.

Esto no es un detalle menor a la hora de analizar la incorporación de estos canes, ya que si son integrados al rebaño desde pequeños no requieren de un adiestramiento para cumplir la función. De esta manera se simplifica la tarea y se alcanza un equilibrio natural entre el pastor, sus perros y su rebaño.

Personalmente estoy convencido de que estos perros pueden solucionar una problemática que afecta a muchos pequeños y medianos productores rurales y que pone en riesgo el sustento de muchas familias.

Claro que no podemos dejar de invertir esfuerzos para concienciar a esas personas que sueltan sus perros por las noches y generan los mayores daños en los rebaños, pero el pastor maremmano sin duda se ha convertido en un elemento más a la hora de proteger las producciones ganaderas en nuestro país y los productores pueden encontrar en el perro no un enemigo sino un aliado con el cual cooperar mutuamente.
Andrés Peirano

apeiranok9h@gmail.com

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