Aunque la astrología es una práctica milenaria, el horóscopo tal como lo conocemos hoy —esas breves predicciones diarias divididas en 12 signos zodiacales— es una invención moderna. Nació, literalmente, como una estrategia para atraer lectores a los diarios en la década de 1930.
De las estrellas a la prensa
Durante siglos, la astrología fue una herramienta reservada a las élites, basada en complejas cartas natales calculadas según la fecha, hora y lugar exacto de nacimiento. Solo unos pocos podían acceder a este conocimiento, que requería un astrólogo experto y cálculos astronómicos precisos.
Todo cambió en agosto de 1930, en Londres, con el nacimiento de la princesa Margarita, hermana menor de la futura reina Isabel II. El periódico Sunday Express buscaba una forma original de cubrir el acontecimiento y recurrió a un astrólogo de renombre, Cheiro, quien no pudo colaborar, pero recomendó a su asistente, R.H. Naylor.
Naylor escribió una columna titulada "Lo que las estrellas predicen para la nueva princesa". El artículo fue un éxito rotundo y marcó el comienzo de una nueva era para la astrología en los medios.
Un accidente editorial con impacto masivo
Semanas más tarde, Naylor publicó otra predicción: advirtió que una aeronave británica estaría en peligro. Días después, el dirigible R101 se estrelló, dejando más de 40 muertos. La coincidencia le otorgó una inesperada credibilidad, y el periódico le ofreció una columna semanal.
Sin embargo, Naylor enfrentó un desafío técnico: no podía hacer un horóscopo personalizado para cada lector. Para solucionar esto, simplificó la astrología centrándose solo en la posición del Sol al momento del nacimiento. Así, dividió a toda la humanidad en 12 grupos zodiacales, según su fecha de nacimiento. Nacía así el horóscopo de signo solar.
En 1937, su columna "Your Stars" (Tus Estrellas) se convirtió en un fenómeno popular. Otros periódicos copiaron el formato y, desde entonces, los horóscopos se volvieron una sección habitual de la prensa mundial.
Una herramienta comercial, no espiritual
Hasta comienzos del siglo XX, si alguien preguntaba “¿de qué signo sos?”, lo más probable es que recibiera una mirada de desconcierto. La identificación personal con un signo zodiacal, hoy tan común, fue una construcción cultural impulsada por los medios de comunicación.
Aunque muchos creen que el horóscopo tiene raíces antiguas, la versión moderna —con predicciones genéricas como “Leo: tendrás suerte en el amor”— es más un producto de marketing editorial que una práctica esotérica ancestral.
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