El "infierno" del niño de Star Wars

El estreno en el año 1999 de "La amenaza fantasma", primera película de la segunda trilogía de Star Wars, fue recibido por los millones de fanáticos de la saga como un acontecimiento histórico y largamente esperado. En la nueva entrega de películas se prometía contar los inicios del más grandioso villano de la historia del cine, Darth Vader (Annalin Skywalker), desde su infancia a su adolescencia como Jedi y finalmente su conversión al lado oscuro de la Fuerza.

La tarea de encarnar a Darth Vader niño recayó en el actor Jake Lloyd, que tuvo que lidiar con la película más floja y más resistida de las seis películas de la saga. Fue tan grande el rechazo que ni el propio Lloyd pudo sobrevivir a él. Los fanáticos de Star Wars, gente de pasiones extremas, descargaron todo su rencor en el nefasto personaje Jar Jar Binks y también en Lloyd, que tuvo la tarea imposible de darle vida al germen de un villano inmensamente popular

De niño, a los 8 años, Jake Lloyd estaba entusiasmado con la tarea, pero la hiper mediatización y la conducta obsesiva de los fans de Star Wars terminaron destruyendo su carrera como actor.

En una entrevista reciente recogida por The AV Club, Lloyd -de 23 años ahora- aseguró que Star Wars convirtió su vida en un infierno. "Toda mi vida escolar fue un infierno en vida", dijo, explicando que su retiro temprano de la actuación (a la edad de 12 años), fue una decisión personal. Según su testimonio, no sólo era bombardeado con 60 entrevistas por día, sino que fue hostigado por compañeros de escuela "realmente malvados", que imitaban el sonido de un sable láser cada vez que lo veían hasta que o pudo tolerarlo más. El acoso de otros niños fue tal que decidió destruir toda su memorabilia de Star Wars.

En estos días, Lloyd echa la culpa a George Lucas por "haber fracasado en estar a la altura de las expectativas del público"", no quiere saber absolutamente nada de la saga, aclarando que tuvo que "reiterar su rol como Annakin Skywalker para cinco videojuegos" y que aprendió "a odiar cada vez que una cámara me apunta".