Por Gabriel Rocha
Pero lo curioso de este árbol es cómo hace para crecer. Si bien puede nacer de forma solitaria en el suelo, lo más común es que un pájaro coma uno de sus frutos, que la semilla pase por su tracto digestivo y al final de la historia el pájaro la deposite al defecar en huecos con materia orgánica que se acumula en algunos árboles, sobre todo en las palmeras butiá (Butia capitata).
En ese rincón húmedo la semilla germina y crece. Luego comienza a bajar por la palmera hasta el suelo. Al tocar el piso se hace fuerte, echa raíces que se hunden en la tierra y le roban nutrientes a la palmera. Entonces, ya más fuerte, vuelve a trepar por la palmera, esta vez rodeándola, hasta llegar más alto que ella. Así, el higuerón la envuelve y la cubre, no le permite recibir bien la luz del sol y por lo tanto no la deja hacer la fotosíntesis que necesita para vivir.
A lo largo de muchos años, la palmera que le dio un lugar donde nacer se muere y solo queda el higuerón con un hueco donde antes estaba la palmera.
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