El físico culturista ruso Yuri Tolochko saltó a la fama el año pasado por sus extrañas relaciones amorosas. Primero anunció y concretó su boda con Margo, una muñeca sexual a la que juró fidelidad y amor eterno. Sin embargo, tales votos duraron poco, ya que meses después sumó a su vida a Lulu y Lola, otras dos muñecas plásticas, sin pedir consentimiento a su esposa.
Ahora, según escribió el deportista en sus redes sociales, su parafílico amor encontró otro objeto de deseo: un cenicero.
En Instagram contó cómo se inició el “romance”.
Yuri dijo que se “conocieron” en un club de fumadores, un sitio más que apropiado para tener una cita con un cenicero.
"Al principio, simplemente quería hacerme una foto con él. Pero empezó a atraerme. Quería tocarlo otra vez, olerlo. Me encanta su olor brutal, el contacto del metal en mi piel", relató.
El siguiente paso fue lograr que los dueños del local le permitieran “pasar tiempo a solas” con el objeto. Ahora, y ya perdidamente enamorado, negocia con ellos quedárselo par siempre. Y tener sexo con él.
"Puedo insertar una vagina artificial en él, dentro del agujero. ¿Qué piensan?", planteó a sus seguidores el culturista.
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