Un día, un grupo de estudiantes de la Universidad de la República decidieron que en Uruguay se debía publicar libros con una impronta nacional viendo que "se miraba mucho para afuera y se conocía muy poco nuestra realidad". Con ese espíritu en mente, en septiembre de 1961, Ediciones de la Banda Oriental tuvo su bautismo de papel, publicando "Uruguay: Realidad y Reforma Agraria", del escritor y ensayista artiguense Eliseo Salvador Porta. Hoy, su director mira el pasado de la editorial, que desde ese primer libro hasta ahora, siempre tuvo como norte dar un espacio a las letras uruguayas.

Alcides Abella no integraba ese grupo inicial, recién se sumó a ellos cinco años después. "Yo no estuve en ese período, yo ingreso a la editorial en el 66, pero como no estuve puedo precisamente hablar con mucho entusiasmo de lo que hizo esa gente", expresa, contando que sus colegas fundadores eran un grupo de estudiantes de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU), que en aquellos años estaban a cargo de la revista que editaba la agrupación, llamada Tribuna Universitaria, que recogía artículos diversos sobre la sociedad en Uruguay.

"Hay que entender que en los sesenta no había material ni de revista y mucho menos libros, no había material bibliográfico para entender qué pasaba en nuestro país y en Latinoamérica" cuenta, refiriéndose a que había un gran vacío de opciones para conocer "nuestra realidad, nuestra economía, nuestra producción y también nuestros escritores, poetas y músicos" a pesar de la creciente avidez e interés que había por esos temas.

Abella relata que al ver que eso sucedía, este grupo de estudiantes piensa "¿por qué no hacemos una suerte de cooperativa de alguna manera y empezamos a editar libros?" y se lanza a emprender el proyecto. Entre los primeros libros que editan aparecen "El impulso y su freno" de Carlos Real de Azúa, "El Uruguay Batllista" de Ricardo Martínez Ces, "El viaje hacia el mar" de Juan José Morosoli, "Mientras amanece" de Anderssen Banchero o "Bases Económicas de la Revolución Artiguista", de José Pedro Barrán y Benjamín Nahum
Es precisamente esta dupla de célebres historiadores quienes escriben en esa época, entre otros tantos títulos que publicarán con Banda Oriental, "Historia Rural del Uruguay Moderno", una colección de siete tomos con más de 3000 páginas, algo novedoso para el mundo editorial uruguayo.

"En ese período, en los sesenta, se editan unos 20 títulos en siete u ocho años, además no tuvo local físico hasta el 68, funcionaba en las casas de los distintos integrantes de la editorial, que eran 12 socios de los cuales nunca nadie, en los sesenta años ganó un peso, del punto de vista de que no fue hecho con la mentalidad de generar ganancias", explica Abella.

Desde esa primera etapa, Banda Oriental encausa su camino por dos vertientes editoriales principales: la historia y la literatura. La editorial pudo con los años consolidarse como una fuerte impulsora de historiadores, académicos, narradores, ensayistas y poetas uruguayos, publicando nombres que hoy son referentes en ambas áreas.

Abella comenta que, junto con Banda Oriental, nacieron por aquellos años otras dos editoriales que pusieron el foco en la publicación de textos nacionales y en satisfacer esa necesidad de "lo uruguayo": Alfa, donde publicó Mario Benedetti y Arca, fundada por José Pedro Díaz y los hermanos Ángel y Germán Rama. "Vamos a entendernos, Benedetti editaba sus libros y apenas lograba vender 100 o 150; o los libros de Onetti, que las primeras ediciones quedaron cubiertas de humedad porque no se vendía nada", sostiene, ilustrando la dificultad comercial que conllevaba editar libros nacionales en el país.

Esto no fue ajeno a Banda Oriental, cuyo sistema inicial de rédito económico se basó en las ventas que podían lograr los doce socios de la editorial. "Lo único que se le pedía a cada uno, no sólo no recibía nada, sino que estaba obligado a vender 100 titulares", comenta, comparando el método con lo que sería una "venta de rifas" ya que esos 100 libros por persona permitían pagar la imprenta y volver a editar otro libro.

Cuenta que a pesar de haber surgido en un círculo universitario, pronto Banda Oriental logró llegar a otros públicos, gracias a ese "entusiasmo colectivo por lo nacional" que caracterizó a la década. "Ahí surgieron colecciones que hasta hoy son emblemáticas y están por ahí en las casas de usados, como la colección 'Nuestra Tierra', cincuenta fascículos con los mejores autores en la cual se habló desde la agropecuaria hasta el lenguaje de nuestro país, desde la historia hasta la literatura", dice el director de la editorial, que supo publicar innumerables colecciones de tomos que hasta hoy son de referencia.

"Recuerdo a Luis Alberto Lacalle ir a la editorial, en aquel localcito chiquitito, desordenado, caótico y como me dijo una vez Jorge Traverso, 'con un impresionante olor a papas fritas', porque había dos locales cercanos de donde venía ese olor", narra Abella, hablando de la primera sede formal de la editorial, donde se estableció en el 68, a inicios de una época trascendental en la vida de Banda Oriental.

"En ese período adquiere un valor simbólico la "Historia de los Orientales" de Carlos Machado, un libro que se editó en el 71; él era un profesor de Historia sumamente didáctico, claro, un apasionado y con una mirada muy socialista". Esa publicación alcanza, en apenas dos meses, los 10.000 ejemplares vendidos, una verdadera excepción para la época.

Papel quemado: Banda Oriental y la dictadura.

Con el golpe de Estado de 1973, el período de auge del consumo literario en el país -y por ende de la editorial- se ve truncado por la llegada de un régimen que estableció una fuerte censura y que produjo quema de libros.

"Hubo que tirar todo. No podíamos publicar nada de un autor que hubiera escrito o dicho algo a favor de la izquierda o algo parecido, no necesariamente de forma partidaria. Eso nos acorraló porque al mismo tiempo a muchos nos echaron de primaria", cuenta el profesor de Literatura.

Como ejemplo del aparato censor, habla de la feria del libro del Parque Rodó, a la cual asistió Banda Oriental desde 1963 y también durante la dictadura cívico-militar. "Cada año debíamos presentar antes a Jefatura un listado de todos los libros que íbamos a llevar y ellos señalaban 'este libro no, este tampoco'. Cuando te marcaban el libro, no solamente no lo llevábamos, inmediatamente lo retirábamos de la librería y en muchos casos el autor se inicia en la etapa de su exilio, porque ya se consideraba marcado y el miedo los invadía. Eso sucedió hasta el 84 y en algunos casos nos pedían todos los ejemplares para quemar".

"El otro día Nahum me contó, que en ese momento investigando con Barrán, reciben el ofrecimiento de una persona que tenía las crónicas de Marcha completas, pero que las iba a destruir porque temía dejarlas en su casa por si sucedía un allanamiento. Y se les ocurrió el lugar más sobrio: la Biblioteca Nacional, porque allí no iban a entrar a quemar toda la biblioteca. Todos los días, a las siete de la mañana, fueron llevando los ejemplares hasta dejar la colección completa".

Es en esos años que la editorial se embarca en uno de sus proyectos más conocidos: Lectores de la Banda Oriental, una colección de libros publicados mes a mes desde hace ya 42 años, que busco acercar mediante el método de suscripción y entrega a domicilio, los títulos más importantes de la literatura nacional, latinoamericana y universal.

El reestreno de la democracia, de 1985 al presente.

"El 85 fue la primavera, la avidez por leer todo lo censurado, uruguayo y extranjero. Abordar todos los temas nuevos que surgían con la democracia recién estrenada. Alfa ya no existía, se había trasladado definitivamente a Venezuela, pero fue el esplendor de Arca, de Banda Oriental y de ocho sellos chiquitos", afirma, contando que en esa época fue tan fuerte el "destape" que todos los partidos políticos editaban sus libros. "Los blancos, los colorados, el Partido Comunista tenía su sección de libros, los Tupamaros se estaban rearmando y crearon su editorial, TAE. Había un fervor impresionante".

Abella dice que la transición y posteriormente los años noventa fue una época en la que Banda Oriental "pudo retomar con más fuerza todo lo hecho". Son esos años en los que fundan la librería en el Teatro el Galpón y comienzan a editar la revista escolar La Mochila.

También allí, hace 25 años, se lanza el concurso Narradores de la Banda Oriental, plataforma impulsada junto a la Intendencia de Lavalleja y la Fundación Lolita Rubial a la que se presentan hoy por hoy entre 300 y 500 escritores y que sirvió de puntapié inicial a muchos autores que luego continuaron publicando en la editorial.

Abella cuenta que si bien hoy el concurso es un pilar para descubrir autores, son muchas las formas en las que estos llegan a la editorial. "Hace un tiempo recibimos un correo, de España, de un muchacho que había sido tupamaro. Nos propuso enviarnos una serie de cuentos y se los editamos. Hay cosas que vienen así, de forma espontánea, pero también tenés la referencia de gente amiga", dice.

"Los autores son amigos de toda la vida, los conocemos de toda la vida, compartimos todo lo que queremos, seguimos a sus hijos, los casamientos, su vida. Somos de esa escuela de la cercanía", expresa para explicar que desde el momento en que se decide publicar una obra, el escritor participa de todas las decisiones del proceso, incluyendo la propuesta visual de la edición.

Sobre el futuro de la editorial, su director es categórico: "va a seguir siendo el reflejo de lo que está sucediendo en nuestra sociedad e incluso en lo posible adelantarse, un claro ejemplo tuvimos con Danilo Astori en los años ochenta cuando escribe sobre Economía Liberal, y diez años después se convierte en material universitario".

Tras una larga carrera en la industria, Abella agrega, casi a modo de consejo para quienes piensan emprender en el negocio editorial, que la clave es "hacerlo románticamente y tratar de no perder plata" y que para eso es fundamental  "ser muy cuidadoso en la edición".

"No tiene secretos, es ser prolijo, no hacer locuras, no tener un local ni nada fijo y no pretender vivir de eso inicialmente. Si comenzás así, te presentás en las librerías y te movés en las redes, la remás", remata.

 

Ediciones de la Banda Oriental es un perfecto ejemplo para quien desea emprender un negocio dentro de las industrias culturales, de un proyecto creado a pulmón por un grupo de jóvenes, que pudo no sólo mantenerse a flote y atravesar tormentas, sino que logró establecerse como una de las más importantes editoriales del pais. Porque al fin y al cabo, es “una aventura posible”.