Pero las situaciones disparatadas y el humor negro se entremezclan con la vida de
estos protagonistas que luchan por sobrevivir el día a día. El punto culminante sucederá el día que el presidente de la República visite el pueblo.

Don Coto es un compañero incómodo: habla todo el tiempo, dice lo que no se quiere escuchar y observa lo que no se quiere ver. Es un rebelde con causa y fiel reflejo del cansino paso del tiempo en ese lugar, en medio de la nada. Aunque poco a poco todo se va deshilachando, no deja de sorprendernos con situaciones que despiertan una carcajada.

El autor reconoce que el pasaje del periodismo a la literatura ha sido un largo aprendizaje no exento de errores y tropiezos, aunque sigue decidido a pintar con pinceladas de humor todo lo que escribe. Esta novela es un ejemplo de esa característica, poco frecuentada en la literatura nacional.

 

Edita: Seix Barrial