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Quizás, hacia el norte

Dino: un réquiem para un imprescindible de nuestra música que viaja a la eternidad

El cantautor falleció, a los 76 años de edad, y deja a su paso un legado fundamental para la música nacional. Su huella será inmortal.

08.11.2021 05:16

Lectura: 5'

2021-11-08T05:16:00-03:00
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Por Manuel Serra

No puede haber peor noticia para desvelarse la noche de un domingo que el fallecimiento de Gastón Ciarlo “Dino”. Si bien se sabía de su endeble situación de salud, no deja de ser un golpe en el pecho, que pega como una bala. Eran 76 años los que tenía. Estas cosas son dolorosas, y no quiero animarme a asegurar que significa el fin de una era, aunque todo indica que es así.

Desde sus primeros pasos con los Moonlights, donde logró deleitar a los boliches del interior haciendo esa mezcla de milonga y rock and roll que son, sin duda, quizá, uno de los menos conocidos pasos de este coloso que, lamentablemente, nos dejó en la noche de ayer.

No solo nos deja un puñado – por no decir un lote – de canciones que hoy, sin duda alguna, forman parte indiscutible del acervo cultural de la música popular uruguaya. Esa, que se anima, ante tantos prejuicios, a mezclar la milonga con el rock and roll en un momento donde no era tan obvio. Claramente, sin dejar nunca esa armónica. Que, por más que intentemos buscarle inspiraciones, no es dylanesca ni de ningún otro coloso del arte mundial. Porque, si bien se animó a parecerse a estos maestros mundiales, siempre tuvo su estilo propio. En parte, porque ese era su objetivo: mezclar los géneros, pero sin nunca dejar la esencia de nuestra propia tradición musical. Eso hay que remarcarlo: sin perder la independencia de su obra y sus canciones.

Lamentablemente, desde el tornado en Dolores nunca volvió a ser el mismo, si bien intentó cada una de las formas que tuvo a su alcance de superar esta tragedia en su propio refugio y lugar de vida. Podría haber sido premonitorio el nombre de la localidad, pero la única verdad es que nunca se intentó hacer lo posible para recuperar de la forma posible esta hermosa ciudad que tiene solamente un gran defecto: está muy lejos de la capital.

Con sus canciones inspiró a decenas de músicos uruguayos, entre ellos, por apenas nombrar un ejemplo exitoso, a la mítica banda La Trampa, que, al escucharla, a menos que se haga una lectura extremadamente epidérmica, se siente todo el poder de su influencia. Es que abrió pasó a una generación de cantautores, más allá de que en este caso fuera una banda de rock, que se animaron a tocar su música, sin el miedo de poner la milonga en el primer lugar de importancia. Si bien fue un amante del rock and roll, terminó haciendo una labor de divulgación – más que necesario, claro está – de la verdad de la música popular uruguaya. Le dio a las expresiones más vernáculas uruguayas el lugar que merecían que tener.

Lamentablemente, y como suele suceder en este país, la influencia y lo que logró para nuestra música fue reconocido más entre los conocidos del asunto, y no a nivel popular. Porque, podemos afirmar, que, trágicamente, Dino nunca tuvo el reconocimiento que se merecía. No será ni la primera ni la ultima vez que suceda, lamentablemente.

La Trampa es apenas de uno de los casos de su influencia, aunque salta a la vista. Pero hay tantos otros músicos deudores de su música que simplemente lo ponen en el lugar que tiene que estar. En el panteón junto a los mejores. Y, aunque quizá hoy no se sepa, es cuestión de tiempo que se lo reconozca por lo que merece.

Es una paradoja, sin embargo, que una de sus canciones más logradas y que más captaron el alma del sentir uruguayo y oriental, sea conocida por una versión cover hecho por otro gran uruguayo, como Alfredo Zitarrosa. “Milonga de pelo largo”, la que es infinitamente superior en versión de su compositor para quien escribe, es un himno en la voz de Alfredo. Y quizá esté bien porque Dino era así: abierto a colaborar con la divulgación de la música y no se ponía a competir por las salidas en televisión, como quizá actualmente, esta sociedad ultraindividualista que vivimos marca.

“Hasta cuando sienta/ que ha llegado el momento de partir /y marcharé /quizás hacia el norte /donde no sé lo que me espera / yo no lo sé. /Solo recuerdos de mi paso / te dejaré /cuando no sé lo que me espera / yo no lo sé / Solo recuerdos de mi paso”.

Eso cantaba en su canción “Quizá, hacia el norte”, y no caeremos en la simpleza amarillista de asegurar que eran versos proféticos. Lo que es indiscutible es que Gastón tenía bastante claro eso de lo que se trataba la vida, o, por lo menos, lo dejaba claro en sus canciones. Espero que el Norte sea un lugar digno dónde hoy esté. Seguro está en un un sitio que lo merece.

¡Hasta siempre, Dino!

Para recordar su inmensa trayectoria el show en AGADU de 2012 parece una forma más que pertinente.

Por Manuel Serra