Demi Moore y los retoques

Demi Moore fue protagonista hace relativamente poco de un "escándalo" al aparecer en la portada de la revista W con un pedazo de su cadera literalmente borrado, en un retoque digital muy grosero que, a pesar de su contundencia, fue negado por la actriz.

Esto generó una sensibilidad especial de la crítica especializada en celebridades, a mostrar hasta la más mínima alteración en la imagen de Demi, y su última campaña para Helena Rubinstein fue el nuevo pretexto para demostrar el terror que los editores tienen a colocar en sus anuncios o portadas a mujeres que tengan algún atisbo de esa "terrible condición" llamada edad.

Demi Moore es perfecta. Tiene 47 años y su rostro parece desafiar el paso del tiempo, conservando una belleza casi adolescente, pero no escapa a las arrugas, líneas de expresión que recorren su rostro y cuello, que son borrados sin piedad por los photoshoperos de turno; que también deciden "mejorar" su silueta siguiendo algún parámetro de belleza universal que los lleva a delinear más sus senos, haciéndolos parecer más grandes.

Una foto del backstage del comercial, posteada en Twitter por el esposo de Demi, Ashton Kutcher, muestra la diferencia de la mujer tal cual es (maquillada, por supuesto) y la muñeca inexpresiva en la que se transforma en el afiche.