La música, como forma de vida, lo agarró casi por sorpresa hace 50 años. La historia, a esta altura con adornos de leyenda, es más o menos conocida. Andaba de acampante en el Festival de Cosquín, uno de los capos del evento lo vio cantando en una peña y se lo llevó sin escalas al escenario principal. Uno de los Chalchaleros le prestó un poncho para disimular su facha de hippie, y ahí cantó una zamba, la única canción que había compuesto que sintonizaba con el espíritu folklórico del festival. Y se los comió a todos. De eso hace ya medio siglo, un tiempo que se pasó volando.

Para aquel muchachito de Paso del Rey, que estudiaba Letras y trabajaba de cualquier cosa para arrimar unos pesos a la casa, fue el inicio de una nueva vida. Después vino una avalancha de discos, la militancia y posterior desilusión con el Partido Comunista Argentino, el secuestro y desaparición de su hermana durante los años de plomo, la prohibición y el exilio, el retorno en la efímera primavera democrática, la restauración neoliberal y, más acá, la historia conocida, la del presidente dejando la Rosada en helicóptero, los muertos en las calles y lo que vino después, que ahora nos enteramos se llama grieta.

Pasaron entonces 50 años y el artista quiere, como quien dice, tirar la casa por la ventana, y además de salir a girar está preparando un "grandes éxitos" con sus canciones más importantes -¡la puta, se cuentan por decenas!- con un elenco de amigos que alineará, entre otros, a Ricardo Mollo y Silvio Rodríguez. "Me siento orgulloso de lo que canto y lo que digo porque coincide plenamente con el pensamiento popular", dice, sin soberbia, Víctor Heredia. Por ahí no es una fórmula mágica, pero todavía funciona.

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50 años no se cumplen todos los días...

No, 50 años son una barbaridad, pero todo me parece ayer.

 

¿Se pasaron rápido?

Se pasaron muy rápido. La verdad es que uno no espera nunca esta maravillosa posibilidad que te da la vida de cumplir 50 años con la música, con buena convocatoria, con buen predicamento entre la gente. Seguir con un público que me regala continuamente su cariño, su afecto. Transitando este camino que me parece increíble.

 

Un camino casi accidental, en tu caso...

Sí. Yo estaba dedicándome a estudiar, pero el festival de Cosquín propuso otra cosa.

 

¿Cómo ves el devenir de la música popular de ese entonces a hoy? Porque ha tenido cambios bastante profundos, y parecería que sos el último de los mohicanos de generación dedicada al canto de poesía contestataria...


Es cierto. En aquella época, desde el Movimiento del Nuevo Cancionero, pensábamos que todo iba a ser para arriba, que seguiría creciendo. Las distintas situaciones sociales y políticas de la Argentina lo imposibilitaron. Esa es la verdad. Se le impusieron muchos límites y condiciones a la cultura, sobre todo en la época del neoliberalismo, en los 90. Ahora me da la sensación de que vuelve a suceder lo mismo. Exactamente lo mismo.

 

¿Y cuál es el rol del artista en estos casos? ¿Existe una responsabilidad, un compromiso, como se hablaba en los 60 y 70?

Lo que sucede es que, por más compromiso que pueda tener un artista, las condiciones que impone el mercado, en este caso muy deprimido desde el punto de vista económico, son de desigualdad. El rol del artista varía según la época. Uno tiene la obligación de generar una obra con los materiales de que dispone, de la realidad. Y lo que hoy disponemos es este mundo convulsionado, con una tierra herida desde el punto de vista ecológico, con una memoria que pretender enterrar para volver a 1930, a la época infame de la República Argentina.


¿Seguimos estando igual que hace 40 años?

Sí. Con los mismos apellidos, salvo algún que otro italiano que se cruza.

 


¿Cómo hacés vos, entonces, para cantar sobre los mismos temas de distinta manera? Porque no fueron todas fáciles. Recuerdo que, con tu disco Taki Ongoy, faltó poco para que te crucificaran...

Con Taki Ongoy me crucificaron, en la dictadura me censuraron y tuve que asumir el exilio. Lo cierto es que me siento orgulloso de lo que canto y lo que digo, porque coincide plenamente con el pensamiento popular. Desde allí me paro en el escenario. Como dice Ruben Blades: "Nací parado y voy a morir parado".

 

¿Cómo vas con la composición? Estabas abocado a la literatura y te decías más bien vago para escribir canciones...


En este momento estoy haciendo un disco conmemorativo a estos 50 años con un montón de amigos. Entonces no tengo tiempo, ahora, para la literatura. Creo que se van prestando espacios. En el momento en que escribí esas cuatro novelas, dos de ellas muy galardonadas, finalistas del Premio Planeta de Literatura, y el ensayo, y un libro de poemas, estaba dedicado a eso. No había espacio para la música, o para la composición, porque es injusto. Cuando te metés a corregir podés estar una hora y media, y de un texto de mil palabras te quedan doscientas. No hay tiempo para la composición ahí. Pero en este momento no estoy escribiendo justamente por eso. Si lo hiciera, le quitaría algo precioso a la música, que es este regalo que me da la vida. Estos 50 años los quiero festejar de verdad, así que estoy grabando un CD con canciones viejas, pero con amigos que me las están remozando. Van a estar Serrat, Silvio Rodríguez, Ana Belén, Víctor Manuel, Ricardo Mollo, Juanse, Abel Pintos, Soledad, Peteco Carabajal, Teresa Parodi, León Gieco, Pedrito Aznar...


Un cuadrito...

Sí, la pucha, es un dream team. Si no voy adelante con eso...


¿Extrañaste el escenario el tiempo que estuviste dedicado a escribir?

No, porque a pesar de estar escribiendo, me daba el lujo de salir con la banda, que se sabe todos los temas de memoria, algún fin de semana. No lo extrañé demasiado...

 

Era como tu fútbol 5...

Exactamente.


¿Es la primera vez que celebrás una cifra redonda?

Sí, no se me había ocurrido, y no sé si voy a poder festejar otra [Risas]. ¡Sería maravilloso! Es muy lindo. No se me ocurrió, porque nunca miré para atrás. Lo importante, me da sensación, más allá de la justicia, la libertad y los derechos que conseguimos, es mirar hacia adelante, con esas cuestiones como emblema. Ahora es indefectible. Llega un momento en que tenés que hace un recuento y lo estoy haciendo, felizmente.

 

Borges decía "Solo una cosa no hay y es el olvido", pero, sin embargo, parece que ahora todo es olvido, todo es ahora, no hay pasado...

Creo que el pueblo argentino acaba de demostrar, otra vez, que su memoria está intacta, que sus convicciones están intactas. Cuando se intentó, desde la Suprema Corte de Justicia, el 2x1 que beneficiaba a genocidas de la dictadura, que cometieron crímenes de lesa humanidad, la multitud que salió fue emocionante. Eso te demuestra que, por lo menos aquí, en este sector del continente, no hay olvido. La memoria sigue intacta. Y no es una memoria vengativa, eso también hay que señalarlo. La gente no pidió ningún tipo de venganza ni cuestionó desde un lugar violento. Todo lo contrario. Se volvió a aferrar al nunca más y a todas aquellas cuestiones que nosotros, desde la letra escrita de la Constitución y de la jurisprudencia, tanto nacional como internacional, exigimos.

 

¿Estás en forma como compositor, con ganas de seguir creando?

Sí, las estoy juntando las ganas. Porque como estoy metido ahí tengo muchas ganas de escribir. Sé que voy a meter la pata, porque me van a dar ganas de sacar lo nuevo y no esto que estoy grabando, que es sustantivo, porque es una suerte de medalla que el tiempo me dio. En ese disco va a haber canciones entrañables, como "Sobreviviendo", "Razón de vivir", "Ojos de cielo", "Todavía cantamos", ¡qué se yo!

 

Estás cumpliendo 50 años con la música y has visto correr mucha agua bajo el puente. ¿Sentís que hubo un recambio y que alguien tomó la posta de ese canto comprometido, o quedan vos, León Gieco y pocos más aguantando el mostrador?


Creo que sí ha habido recambio. Lo triste es que los medios de comunicación multinacionales, las corporaciones, se dieron cuenta de que, a veces, alimentan artistas que después no saben cómo hacer para que desaparezcan. Y en este caso, León y yo, al igual que Alfredo Zitarrosa, o Daniel Viglietti, y muchos otros, fuimos alimentados por estos mismos medios que hoy se han ligado a las políticas económicas y sociales del neoliberalismo, y no les conviene que se nos escuche demasiado. Hay un montón de pibes que están saliendo que quedan ahí abajo. No les van a dar la relevancia que en algún momento tuvimos nosotros. Ya aprendieron.


Víctor Heredia presenta "50 años con la música" el lunes 12 de junio, desde las 20:00, en el Auditorio del Sodre. Localidades a la venta por Tickantel en Redpagos, Abitab, Tienda Inglesa y locales Antel habilitados.

Un día antes, el domingo 11, estará en Enjoy Punta del Este. Localidades a la venta en Abitab.