Contenido creado por Jorge Luis Costigliolo
Entrevistas

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Conversamos con Santiago Calviño y Manuel López, de Inquilinos del Reggae

Conversamos con Santiago Calviño y Manuel López, de Inquilinos del Reggae, que presentan “La estructura que nos une”, el 23 de junio en la Sala Zitarrosa.

10.06.2016 18:00

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2016-06-10T18:00:00-03:00
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Cuando empezaron a tocar, una década atrás, iban del living de uno al dormitorio del otro, sin un lugar fijo donde armar la batería y sentarse a rascar la viola. De aquellos días nómades les quedó el mote de inquilinos.

En aquel entonces había más ganas que otra cosa, y la cadencia del reggae les vino de maravilla para sus primeras composiciones.

Con el tiempo, descubrieron que el reggae era también un espacio que no les pertenecía, pero que hicieron propio para salpicarlo de otros colores, más o menos rockeros, más o menos latinos, más o menos rioplatenses.

Con decenas de shows a cuestas, tres EP y un reciente disco bajo el brazo (La estructura que nos une, Montevideo Music Group, 2016), los Inquilinos del Reggae se reconocen, ante todo, como una banda de amigos puestos a hacer música.

Santiago Calviño, guitarrista y cantante, y Manuel López, percusionista, pasan del rastafarismo, dicen que son hijos del barrio y que sus raíces, por más reggae que le pongan, no están en Kingston, sino en las cooperativas de viviendas del este montevideano.


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Llegan al primer disco luego de diez años de carrera que, en tiempos uruguayos, es bastante poco. ¿Fue suerte, perseverancia o qué?

SC: Aparte de que es difícil para una banda en Uruguay, es un poco más difícil para el género reggae. Pero nosotros no estamos ligados directamente al reggae, porque mezclamos muchos estilos, y por ahí capaz que tenemos más oportunidades, entre comillas, para el público que hay en Uruguay. Antes grabamos tres EP, cortitos, y ahora nuestro primer disco. Y fue todo de a poquito, una escalera escalón por escalón.

ML: Hubo un poco de suerte, pero también mucho esfuerzo. Siempre metimos para delante, nunca nos caímos, siempre tuvimos la meta de sacar el disco, de poder mostrar lo que nosotros sentimos. Y somos muchos, entonces también hay que buscar el espacio logístico, para ensayar, para componer, pero también para darle a cada uno participación a los arreglos, armar ese rompecabezas. Eso hace que la música se enriquezca.


Hay dos géneros vinculados al rock que no han logrado, hasta ahora, ingresarse "puros" a lo que denominamos "rock uruguayo": el hip hop y el reggae. ¿Coinciden con eso?


SC: Creo que acá hay público para el reggae, pero no es suficiente para mover las bandas que hay. Que no son tantas, pero tampoco son pocas. Puede ser eso. Y además en Uruguay está la tropical y el rock. Siento que ahora se está abriendo un poco más la jugada, pero va por ahí la cosa.


ML: Sí, va por ahí. El mercado es muy chico, es verdad, y es verdad que está el rock y el tropical. Todo lo que está en el medio me parece que la tiene brava. Siendo el reggae, en realidad, un género bastante popular.

SC: Creo que llegó a lo que pudo en la escala de país que tenemos.


¿Y en qué momento dijeron ustedes "hagamos una banda de reggae"?


ML: El género nos eligió a nosotros.

SC: Sí, en realidad nos juntamos un día en casa... primero lo anterior: batucada con los baldes, después con la guitarrita, y de a poquito hasta que logramos juntarnos en una pieza, con una batería, un bajo, y lo que salía de ahí era reggae. No lo buscamos. Salió eso.

No eran unos guachos que pasaran todo el día escuchando a Bob Marley...

SC: No. Ni siquiera ahora.


ML: El nombre de la banda nos ata al género, pero entre los once que somos en el grupo hay uno o dos que escuchan realmente reggae. Hay muchas influencias de otros estilos musicales, aunque el reggae está siempre. Cuando el grupo nació, lo hizo por el gusto de hacer música con amigos, contar historias, divertirnos, y se fue dando con el reggae.

SC: Empezó como diversión, y sigue siendo diversión. Nos encanta ir a ensayar, estar entre amigos... Con el núcleo central somos todos muy amigos desde chicos, y los que se fueron arrimando a la banda hoy en día forman parte de un grupo bastante compacto. De ahí también el nombre del disco: si bien viene de otro lado, siento que la estructura que nos une refleja el momento de la banda. Bajistas han pasado tres, cuatro. Caños también, guitarristas lo mismo. Pero hoy en día podemos decir que el equipo está compacto.

ML: Y volviendo al nombre, somos inquilinos porque íbamos picando por ahí, y ahora también decimos "inquilinos del reggae" porque alquilamos el reggae para mezclarlo con otras cosas y hacer nuestra música.

Foto: Montevideo Portal | Marcos Sánchez

¿Cuánto pesa el barrio en esa estructura que los une?


SC: Significa mucho Crecimos viendo bandas de la zona. Nos incentivó ver a la gente del barrio, que eran nuestros amigos, gente como nosotros, que estaba sentada en la plaza, podía hacer esa música que estaba buenísima.

ML: Capaz que en ese momento no nos dimos cuenta, pero sí fue eso que incidió. Eso de seguir a una banda, cuando sos adolescente, de 15, 16 años, y que los de la banda sean conocidos tuyos del barrio, eso incidió mucho. En el barrio se respira música. En la esquina hay comparsa de tambores, los guachos de 15, 16, 17 años se juntan con guitarra y cajón, rapean... Estamos nosotros, está Dostrescinco, la Mushi Mushi. Es la plaza, un fogón, y ahí se generan muchas cosas. Además es un barrio con costa, con parque, se presta para la música y todo tipo de arte.


¿Qué están buscando en la música? Porque está muy bien decir que se pasa bien con los amigos, pero llega un momento en que hay que asumir ciertas responsabilidades...


SC: Sí, hay un momento en el que la banda entra a demandar más responsabilidad, es cierto. Lo que nos motiva a seguir es eso: la amistad que tenemos, que somos como hermanos. Nos impulsa seguir para adelante, tener este proyecto en común... Más que nada eso. Nos gusta la música... No tenemos una meta.

ML: No pretendemos vivir de la música, aunque estaría buenísimo, obviamente. En la banda solo hay dos o tres que laburan en la música, y son de los que se acoplaron después.

SC: Los demás tenemos nuestros laburos de 6, 8, 10 horas. Se complica bastante, pero hay una fuerza, que todavía no sabemos bien qué es, que nos mantiene unidos y yendo para adelante a full.

ML: Antes de grabar el disco se hizo un clic bastante importante, en el sentido de "Vo, ¿Qué queremos? Vamos a proyectarnos de acá en adelante". Ponernos las pilas en los ensayos, darle prioridad a la banda, y se encaró con una seriedad que es un orgullo y un placer. No sé si miramos el horizonte y decimos que queremos vivir de la música y girar por todo el mundo. Siempre nos trazamos metas cortas. Ahora queremos llenar la Zitarrosa, que la gente esté copada, y que se venda este disco.


El reggae, más allá de ser un género musical, remite a una filosofía. ¿La comparten, o toman del género solo lo estético?


ML: Mi punto de vista es que, nosotros, como banda, alquilamos el género para expresar nuestros sentimientos, lo que nos pasa. Sabemos que el reggae está muy atado a la cultura rastafari y la religión, pero nosotros separamos eso de la música. El reggae es divino como música, pero nunca vas a escuchar en nuestras canciones cosas como Jah, rastafarai, ni nada de eso. Conocemos bastante de esa cultura, pero no es lo nuestro.

SC: No va con la cultura del uruguayo. No es por criticar a bandas que le canten a Jah ni nada similar. Es nuestra forma de pensar. Nos parece que ser rastafari en Montevideo es un poco una mentira. Podés compartir la ideología, pero decir "soy rasta de religión" me parece que no. Son opiniones.

ML: Nuestra filosofía de vida, si nos preguntás, es más rocanrrolera que reggae.

Foto: Montevideo Portal | Marcos Sánchez


¿Tienen buena relación con el resto de las bandas? ¿Se sienten acompañados en el viaje o les cobraron peaje?


SC: Hay como una división en las bandas de reggae, entre la Costa... No sé si una división, pero el reggae de la Costa de Oro está más nucleado, más fuerte, que el reggae de la capital. Y eso se nota un poco a la hora de tocar. Hay muchísimas bandas en la Costa, no por nada el género acá nació ahí. Me parece que hay buena onda y todo, pero está un poco segmentado.

ML: Ahora hemos pegado bastante onda con Karma [Man Kaya], y tocamos con Kimia [Na Mokili], con María la del Barrio... Tenemos buena onda. Pero en una época estaba como guetizada la cosa. Hay algunas cabezas ahí medio raras, que piensan que lo que viene de Montevideo es de Babilonia. Pero nosotros hicimos nuestro camino por las nuestras y tenemos más amigos en bandas de rock que de reggae.


¿Y qué es lo que buscan contar en las canciones? ¿Qué toman de la realidad y de qué manera usan ese insumo para volcarlo en una letra?

 

ML: Creo que este es un disco bastante introspectivo en cuanto a las letras. La mayor parte de las composiciones son de Martín Díaz, nuestro tecladista. Casi todos sus temas hablan de sus viajes para dentro. Vos te podés sentir identificado tranquilamente, porque son cosas que le pueden pasar a cualquiera. Y hay también historias que contamos nosotros dos cuando componemos. No tenemos muchos temas de contenido social, de protesta. Va por ahí.

SC: Las historias hablan de cosas que le pasan a cada uno. Lo que está bueno es que da mucho lugar a la interpretación propia. Hay personas que entienden de una manera lo que fue compuesto totalmente al revés. Hay un tema, por ejemplo, que cuando se planteó, yo interpreté como en el auge de la Selección uruguaya, y lo mandé para ese lado. Y nada que ver. Me parecía que era ahí y lo cantaba con un sentimiento que nada que ver. A mí me encanta eso, que se pueda interpretar de distintas maneras.


¿Les pasa de encontrar elementos nuevos que no pensaban que estaban en sus canciones?


SC: Nos pasa más que nada en las canciones del otro. Sí. Encuentro una interpretación que me mueve. Le damos bastante pelota a lo que se dice en las canciones. Que pueda dejar algo.

ML: Tratamos de no ser livianos. Hacemos bastante hincapié en que las letras estén buenas. Son bastante cargadas. Eso capaz que dentro del género no es tan común.

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Inquilinos del Reggae presenta La estructura que nos une, el 23 de junio, desde las 21:00, en la Sala Zitarrosa. Localidades a la venta en Abitab, Redpagos, Tiendas Antel, Tienda Inglesa y en la boletería de la Sala.