Contenido creado por Santiago Magni
Cultura

Los Misterios Dolorosos

Conversamos con Lalo Barrubia sobre “Los Misterios Dolorosos”

Hablamos con Lalo Barrubia de “Los Misterios Dolorosos” que de la mano de Editorial Hum va por su segunda edición.

29.09.2019 11:43

Lectura: 7'

2019-09-29T11:43:00-03:00
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María es una uruguaya con una infancia marcada entre la dictadura y la necesidad de seguir su propio camino. Es así que emigra sin dejar de ser auténtica, sin dejar de ser sincera y contando historia una de sus mejores virtudes.

A la distancia, hablamos con Lola Barrubia de "Los Misterios Dolorosos" que de la mano de Editorial Hum va por su segunda edición.

¿Cómo surgió María?

El personaje surge de la necesidad de darle una voz femenina a ciertas etapas de la historia y de la sociedad. Uno de los objetivos de la novela era contar cómo el contexto político, social, económico afecta a las personas incluso en aspectos muy privados. Y de alguna manera entendí que había una diferencia de género importante en la forma nos marcó, y nos dañó, el haber crecido en un entorno autoritario, el haber estado expuestos a la desocupación y la falta de perspectivas, las crisis económicas. Muchas veces me preguntan si me es difícil escribir desde la perspectiva de un hombre. Yo creo que por el contrario, dependiendo de los temas, muchas veces es más fácil. Porque en el inconsciente colectivo, la voz del varón tiene el derecho a lo universal, mientras que en la voz de una mujer, siempre es una mujer la que habla, y es algo que siempre hay que cuidar. En este caso el desafío era usar la perspectiva de género, y al mismo tiempo contar una historia generacional, que nos afecta a todos.

El personaje es parte de la historia reciente, ¿te costó reconstruirla?

Algunas partes sí y otras no. Hay períodos que se recuerdan con mucha claridad, los ambientes, el aire que se respiraba, las ideas que se discutían. Lo que sucede es que, cuando hacés la investigación histórica, resulta que no siempre coincide exactamente con tus recuerdos. Que hay cosas que ocurrieron demasiado rápido, por ejemplo. Que yo tenía otra edad y el tiempo transcurría de otra manera. Entonces tenés que hacer elecciones. En algunos casos te adaptás a la realidad cronológica, y en otros casos ajustás la historia al servicio de la ficción. La idea era crear una ficción que pudiera haber ocurrido, y creo que a grandes rasgos se cumple, con algunas pequeñas alteraciones.

¿Cómo ves hoy a Uruguay?

Visto desde la perspectiva de la novela, es decir, de los últimos cuarenta años, creo que estamos en uno de los mejores momentos de la historia. Es evidente que cuando llegás de afuera, y estás dos o tres meses al año, te movés en círculos limitados y hay muchas cosas que no ves. Pero creo que la sociedad uruguaya ha alcanzado un nivel de paz, de trabajo y de cultura que está dentro del mínimo aceptable, y que es desde ahí que debería proyectarse al futuro.

¿Cómo seguiría hoy la historia de María?

Se me hace imposible adjudicarle un futuro a un personaje de ficción. Para escribir una historia, te movés siempre en una perspectiva cerrada del tiempo, y cuando hacés la costura final, se convierte en una imagen fija, o incluso desaparece. Al hacer la lectura para la reedición, tuve la sensación de no reconocer muchas cosas, de estar abordando un tipo de oscuridad que no me resultaba familiar. O sea que si tuviera que adivinar, supongo que la historia de María, habría dado un giro hacia un mundo más luminoso.


¿Cómo estás viviendo hoy vos?

Me reparto entre dos mundos. Tengo muchos proyectos en Uruguay, y trato de pasar el mayor tiempo allá. Para mí es muy importante el compartir, el intercambio de ideas con mis colegas y amigos de allá. Te enriquece humanamente y también profesionalmente, y en el caso de un artista las dos cosas están más entrelazadas que en otras profesiones. Y por otro lado tengo mi vida aquí en Malmö, que también es importante. Los amigos de aquí, el contexto social cotidiano por un lado; y por otro lado mi trabajo como asistente social. Tener otro trabajo además de la literatura es esencial para mí. Por un lado porque me libera de cualquier tipo de estrés económico con respecto a la producción. Por supuesto que me interesa recibir una compensación económica digna, pero no dependo de eso. Si un libro no marcha bien, o si me lleva dos años más llegar al texto que quiero escribir, no es el fin del mundo. Pero por otro lado también, mi trabajo me mantiene en contacto con el mundo, con la esencia humana, con la gente más vulnerable, con las necesidades humanas más básicas. Y eso es algo que no quiero perder. Además tengo un hijo en cada país, así que estoy siempre transitando ese puente.

¿Cuáles son tus proyectos actualmente?

Tengo proyectos de poesía, y traducciones en puerta. En lo que tiene que ver con narrativa, dediqué un par de años muy intensos a la escritura de Rompe la Quietud, que es mi última novela que salió este año. Se podría decir que es otro tipo de revisión de la historia reciente del Uruguay, hecha a través de la música, y de la cultura en general. En este momento estoy trabajando en una narración que es algo así como una historia paralela, o lateral, una rama de ese árbol. Es una idea que ya tenía hace tiempo, porque cuando me puse a estudiar la música uruguaya de los últimos cincuenta años, me surgieron tantas ideas interesantes que igual podía haber escrito un ladrillo de seiscientas páginas. Así que guardé algún material y estoy intentando decir algunas de las cosas que faltan. Algo más de música se viene.


El libro

Después de "Arena" y de la muy admirada "Pegame que me gusta", Barrubia nos entrega su tercera gran novela. María, la narradora, ahora es una mujer, sola o mal acompañada, que vive en Suecia y se gana la vida con uno de esos trabajos para sudacas. No puede olvidar, sin embargo, su niñez proletaria y turbulenta, marcada por una religiosidad que la perturba, y por los primeros años de la dictadura. Otra vez, desde el norte de Europa, vuelve para evocar su adolescencia rebelde y desastrosa de punk tercermundista que mezcla la iniciación sexual con los afectos, y a la militancia política como una indigesta forma de la rebeldía contra los "milicos", contra los que votaron la ley de impunidad, contra una Montevideo chata y conformista. Lo que sigue no es mejor, tal vez porque Dios no existe o porque sus "misterios dolorosos" resultan inescrutables. Quizás en esta anti "novela de aprendizaje" María solo haya aprendido una cosa: a escribir entregándose por entero. Lo otro siempre lo supo: pelear contra los prejuicios, pelear contra la humillación, pelear por lo que cree justo, caerse y volverse a levantar y seguir peleando hasta el final, hasta la última gota de sangre.

La autora

Lalo Barrubia (Montevideo, 1967). Escritora y performer, publicó varios libros de poesía y narrativa. Licenciada en trabajo social, trabaja en programas culturales para niños y jóvenes en la ciudad de Malmö, Suecia, donde reside desde 2001. Ha participado en festivales en diferentes partes del mundo y su obra ha sido traducida a varios idiomas. Como poeta, publicó, entre otros, los libros "Suzuki 400" (1989), "Tabaco" (1999) y "Borracha en las ciudades" (2011); algunos de sus espectáculos fueron "La puta madre" (1991) y "Rap de la Pocha" (1999-2000). Como narradora, publicó las novelas "Arena" (2004) y "Pegame que me gusta" (2009), y el libro de cuentos "Ratas" (2012)