Contenido creado por Jorge Luis Costigliolo
Entrevistas

Del amor herido

Conversamos con Gabriel Goyén, Roberto Suárez y Ariel Fynn, de La Santa

Conversamos con Gabriel Goyén, Roberto Suárez y Ariel Fynn, de La Santa, que acaba de publicar “Corazón en reparo”, su segundo disco.

23.09.2016 16:26

Lectura: 15'

2016-09-23T16:26:00-03:00
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Jorge Costigliolo | Montevideo Portal
jcostigliolo@montevideo.com.uy


Hace unos tres años, Gabriel Goyén, Ariel Fynn y Roberto Suárez, cantante y guitarrista, baterista y tecladista de La Santa, tenían incertidumbre y esperanza. El grupo acababa de publicar Días como hoy (Bizarro), su placa debut, y querían moverla. Ya venían de meses y meses de acumular escenarios y público. Todavía eran del under, pero el escalón estaba ahí.

El disco les abrió varias puertas, tocaron en el interior, viajaron a Argentina, metieron shows en la costa, y "Días como hoy", su melancólico caballito de batalla, sonó hasta en la Clarín en las horas pares.

De ahí hasta acá todo fue creciendo, y el último trecho de 2016 los encuentra con Corazón en reparo (Bizarro, 2016), su segunda obra, un compendio de canciones de pop rock de sazón latino en las que el grupo explota una veta creativa sensiblera, y se nutre del fracaso y el desengaño sin ajustar el nudo corredizo. Amor es, al fin y al cabo, una palabra valiente.

Corazón en reparo es, también, otro escalón. Los muchachos de La Santa lo saben porque, aseguran, llevan más de una década tras esa zanahoria. En vez de vender humildad y falsa modestia, se declaran ambiciosos y dicen que, si hay un techo para ellos, todavía está muy alto.

*

Hace unos años tenían la duda de cómo el público iba a recibir el disco, que finalmente sonó bien y hubo una buena respuesta. ¿Cómo están ahora?

G.G.:Contentos por cómo la gente recibió el primer disco. Gustó. Los temas que hemos sacado en las radios pegaron. Fue muy bien recibido. Y ahora estamos contentos por este nuevo disco, que nos agarra en nuestro estado actual de composición, entonces la mayoría de las canciones están muy frescas. En el disco anterior el tema más nuevo tenía como cuatro años.

 

¿Cómo fue la composición de Corazón en reparo? ¿Fueron testeando las canciones? ¿Hubo alguna presión por componer?

R.S.: Lo que pasa es que después de que sacaste el primero y lograste meterte en el mercado y lograste tener un material en la calle, hacerte de un poco de público, ya la gente espera otra cosa. Te debés un poco a eso. No podés atomizar tres años con el mismo disco y las mismas canciones. La gente misma te compromete a tener que darle otro material.

A.F.: Aparte, del primer disco, para la gente, las canciones eran nuevas, pero para nosotros muy viejas. Ya hacía mil años que las veníamos tocando. Algunas las veníamos tocando desde los comienzos. Necesitábamos refrescarnos con canciones nuevas. Además, hemos tocado muchísimo, y la rutina de ensayar entre semana para tocar los fines de semana te pide algo nuevo.

 

¿Esperaban la repercusión de Días como hoy? Porque, viéndolo desde afuera, el disco les permitió un salto bastante importante, algo que no les pasa a todas las bandas... ¿Estaban preparados?

G.G.:Uno hace el disco, hace los temas, pero nunca sabe qué va a pasar. Nos agarró por sorpresa. Creemos en la música que hacemos, pero una cosa es lo que creemos y queremos, y la otra es cómo lo recibe la gente. Siempre decimos que Días como hoy ya nos dio demasiadas alegrías, para el proceso que tuvo, caótico, y que no suena 100% bien.

 

¿Le encontraron defectos?

R.S.: Y, comparándolo con el de ahora, le encontrás diferencias.

G.G.:Tuvimos muchos percances para grabar Días como hoy, y entonces cuando estuvo fue un gran alivio.

 

¿Y cómo viene siendo recibido este Corazón en reparo?

A.F.: Viene increíble. Y nosotros estamos mucho más convencidos con este material que con el primero. Hubo una evolución muy grande en todo sentido. De las letras a la composición en general, lo grabamos como quisimos, pudimos hacer una buena pre producción, donde despejamos todas las inquietudes que teníamos, y no lo tuvimos que hacer adentro del estudio, como nos pasó en el primer disco. Fuimos con las once canciones aprendidas por completo. Fijate que las bases las grabamos en vivo, seis músicos a la vez, en un día y medio. Llegamos súper preparados. Y nos encanta. Creo que a la gente le está gustando, aunque demora un poquito en imponerse. Lleva un proceso. Todavía no lo presentamos en vivo.

 

¿A qué se debió esa evolución? ¿Fue "a los golpes", se pusieron más viejos?

G.G.:Parte de la madurez fue por todo lo que costó el primer disco. Aprendimos todo lo que no se debe hacer para grabar un disco.

A.F.: En el primer disco fuimos salteando etapas, por la desesperación de sacarlo. Después nos dimos cuenta de que había que volver a las etapas anteriores. Nos dimos la cabeza contra la pared. Nos encontramos solos, y somos músicos. No somos ingenieros ni productores, y nos vimos con un material partido a la mitad que no sabíamos cómo procesar. Después le encontramos la vuelta, y nos topamos con Seba Peralta que nos dio terrible mano. Por eso este segundo disco lo arrancamos cinco meses antes de grabarlo. Lo hicimos como se debe.

G.G.:Y disfrutamos cada etapa. Lo otro fue "que salga ya".


¿Tenían el material pronto o tuvieron que escribir de apuro?

R.S.: Teníamos algunos temas que veníamos tocando en vivo. Tratamos de testear por dónde tenemos que ir, si a la gente le gusta o no. Había cuatro, cinco canciones. Y después fuimos sumando y sacando de a poco.

G.G.:Sobre la marcha fueron apareciendo más canciones. Temas que cada uno tenía en su baúl de recuerdos se reflotaron.

A.F.: Lo que pasa es que venimos desfasados con las canciones. Al tener un disco y tocarlo durante tres años, ya estábamos presentando temas nuevos, que nos sirvieron para perfilar el disco, para ver qué era lo que gustaba, e incluirlas en este trabajo. Entonces ya arrancamos la pre producción con la mitad de las canciones bastante pulidas y tocadas en vivo. Eso te da una cancha bárbara.

 

¿Hubo algún cambio en La Santa, en relación al público de antes del primer disco? ¿Los cambió jugar en la cancha grande o mantuvieron las mismas costumbres, desde tomarse una cerveza a la forma de tratar con la gente?

A.F.: Sí, nos cambió. Nos llevó a profesionalizar la banda en una cantidad de cosas. Ahora, con el tema del alcohol siempre fuimos sumamente prolijos. Desde que arrancamos. En los ensayos no se toma alcohol, antes de salir a tocar tampoco. Por ahí nos tomamos un vasito de fernet, pero muy tranqui. Tenemos que tener los reflejos al 100%. Y la imagen, la vestimenta. Antes podía pasar más desapercibido, pero hoy la gente está pagando para ver una banda y un espectáculo, y la banda tiene que respetar y defender eso. Desde cómo estamos vestidos a la forma de trabajar, la puesta en escena, el sonido.

R.S.: Preparamos el show. Antes era ir y tocar canciones. Ahora hay que engancharlas, armar una dinámica de show.

A.F.: Empiezan a pasar cosas que te hacen crecer.


¿Y les gustó eso?

G.G.:Nosotros, desde que empezamos con la banda, estamos trabajando para que eso suceda. No es ninguna casualidad, sino causalidad. Siempre se trabajó para eso, y más todavía. Y además se abrió un espectro de gente que antes no teníamos. Van muchos niños a vernos, gente de 70, 80 años que tienen el disco. Se arriman, saludan. Se armó una especie de rock familiar. Entonces hay que cuidar otras cosas.

A.F.: Hay canciones nuestras que se cantan en las escuelas. Empiezan a pasar ese tipo de cosas. Entonces la imagen hay que cuidarla al máximo. Si bien no somos una banda grande, tenemos que respetar a ese público.


Teniendo un público tan amplio, ¿Se tienen que cuidar más a la hora de componer?

G.G.:Lo que pasa es que nunca tuvimos letras obscenas, ni nada de eso. Siempre fuimos por el lado del amor, del punto de vista de cada uno que hace temas, nunca nos pasó. Naturalmente no se da.

A.F.: Hay terrenos donde no queremos jugar, como la política. No nos interesa ser partidarios de nada. Son letras naturales de historias verídicas, porque las veinte canciones que están en los dos discos son historias que nos pasaron. Todo lo que está escrito ahí nos pasó, y para nosotros tiene un valor súper importante.

 

¿Se llevaron sorpresas en cuanto a lo que el público interpretó de sus canciones?

G.G.:Sí. De "Días como hoy" alguien me dijo que le había hecho acordar a la abuela, y se puso a llorar porque había fallecido hacía poco. ¡Nada que ver! La hicimos pensando en una ex novia. Así pasa con pila de temas. No es la idea que te pongas mal por tu abuela, pero viendo la letra, tiene sentido que te haga acordar a alguien. Cada uno interpreta a su manera.

 

¿Les cae bien eso?

G.G.: Está buenísimo, porque descubrís facetas de la canción que por ahí nunca pensaste.

A.F.: Eso está bueno, que cada uno se arme su historia en la cabeza. La música te trae historias, que vas armando cuando escuchás. Eso es lo que me pasa a mí. Voy recreando, comparando, estableciendo similitudes con historias personales, y voy armando mi propia historia. Nosotros apadrinamos a Animales Sin Hogar, y mucha gente pensó que "Días como hoy" estaba escrita para los perros de la calle. Es parte de la esencia de las canciones.


¿Se reinterpretaron con esa devolución de la gente? ¿Descubrieron algo de ustedes que no sabían?


G.G.: 
Yo estaba en el casamiento de un amigo, y vino el padre para pedirme que cantara un tema de La Santa a capella. Y empecé a pensar y me di cuenta de que todos los temas nuestros eran de ex novias y bajón. ¡Yo canto acá y se terminó el casamiento! Le tuve que decir que no. No tenía un tema optimista, que hable del amor para arriba. Son cosas que te replanteás, que te dejan pensado, pero tampoco salí de ahí, desesperado, a hacer una canción positiva.

 

¿Cuál es el techo de La Santa?

A.F.: Lo primero que queremos es poder editar con un sello internacional. Estamos en tratativas. Necesitamos que se nos abran otros mercados, como el argentino, donde ya fuimos a tocar varias veces. Nos falta mucho por recorrer acá, en Uruguay, pero apuntamos a desparramar nuestra música a toda Sudamérica.


¿Viven de la música o mantienen sus trabajos?

G.G.: No, todavía no. La banda se autosustenta. No pagamos para tocar, pero no vivimos de eso.


¿No los restringe el laburar de otra cosa para dar ese paso internacional?

R.S.: Sí. En algún momento va a haber que optar. Rasquetear por ahí. Pero somos conscientes de que lo vamos a tener que hacer, y estamos dispuestos a hacerlo.

 

¿No les da miedo?

R.S.: Y... No. Ya estamos concientizados. Sabemos que va a pasar. Iremos juntando de a poco para que, en el momento que tenga que pasar, no nos agarre mal. Le vamos a buscar la vuelta. Nuestras novias ya saben que se la van a tener que fumar...

A.F.: Nuestra idea es esa. Si nos sigue yendo bien... Nosotros esperamos más de lo que alcanzamos. No nos conformamos con esto, y trabajamos para eso. No somos una banda vaga.

 

Pocas bandas reconocen que no se conforman. Dicen "paso a paso", "estamos contentos con esto"...

A.F.: Es que estamos súper contentos, pero no nos conformamos. El año pasado llenamos La Trastienda, y este año la queremos agotar un mes antes. Somos una banda re ambiciosa. Tratamos de superarnos todo el tiempo. Y crecer. No nos damos cuenta a veces de lo que pasa con nosotros, pero cuando vienen uno, dos, tres, y te lo hacen saber nos pone en situación. Somos una banda de amigos que ensaya entre semana y toca los fines de semana. Hay muchas cosas de las que no nos damos cuenta.

R.S.: Está el clic. "¿Dónde tocás?" "En La Santa", "Ah, conozco". Ese cambio de que nadie sepa qué hacés a que reconozcan tu trabajo. El próximo paso es que sepan quién sos.

 

¿Y para qué es esa ambición? ¿Dinero, drogas, chicas?

A.F.: No nos comemos eso del rock and roll. Sabemos cómo es, la tenemos clara porque nos agarró bastante grandes ya, y siempre tratamos de bajar línea dentro de la banda para tener un perfil normal. No somos nadie. Somos un grupo humano que hace canciones. Eso no significa que seamos estrellas, ni fenómenos, ni nada. Nunca ninguno de nosotros se mareó con las luces. Luchamos muchos años para esto, y nos agarró más maduros.

G.G.:Mirando para el costado, hemos visto muchos estrellados.

R.S.: Somos humildes. Terminamos de tocar, bajamos del escenario y estamos con la gente. No nos comemos nada.


¿Entre esos "estrellados" hay amigos de La Santa?

A.F.: No, amigos no. Pero es una realidad. Muchos músicos de acá están sobredimensionados. Ellos mismos se sobredimensionan, y la película se la comen solo ellos. Tenemos pila de amigos que vienen a tocar con nosotros. Y a veces llamamos o invitamos a algún músico que admiramos, o que escuchamos de chicos, y por ahí no vienen. Hay formas y formas de decir que no. Porque no les gusta la banda, o porque están ocupados.

G.G.:Pero no tienen la delicadeza de decirte que no. Te dicen que sí y después no van al ensayo, ni al toque.


¿Les pasó muchas veces?

A.F.: Sí, nos ha pasado.

R.S.: Por algo los amigos que siempre invitamos son los mismos: el Fata Delgado, el Gucci... andá viendo para qué lado está la movida de la gente que se corta.

A.F.: Claro, los amigos de Mala Tuya, el Reja. Y eso no está bueno. El otro día fuimos a los Premios Graffiti y estábamos todos sentados en diez metros a la redonda. Nos conocemos todos. Salimos de ensayar y nos encontramos, tocamos juntos.


¿El palo viene por el lado del rock?

R.S.: Se nos ha dado así.

 

Pero son una banda de rock...

A.F.: Somos una banda de rock. Pero mirá que hay gente en el rock que es genial. Emiliano [Brancciari, de No Te Va Gustar] y Denis [Ramos, trombón en NTVG] vinieron a grabar con nosotros. Guillermo Peluffo [de Trotsky Vengarán] también. Hay muchísimos artistas que son pro, y siempre están dispuestos. El Cuarteto [de Nos] es una banda muy amiga. No son todos cara cagada.

G.G.:Ahí te das cuenta de por qué las cosas son como son. Gente que no se mareó, no se estrelló, y le va como le va, por tener los pies sobre la tierra.

R.S.: Tampoco nos ha tocado estar en los grandes festivales. Todavía no. Así que tenemos que llevar la gente nosotros, a huevo.


¿Y está bueno eso?

A.F.: Sí. Sí. Nosotros implementamos unas fiestas que llamamos el Mantecaso. Hicimos cuatro y se agotaron todas. Estamos apuntando a ese camino. Empezar a agarrar público hasta que nos llegue la posibilidad. Estamos trabajando para que nos inviten a los shows masivos. Ese es el gran debe que tenemos. Nos encantaría tocar en esos festivales.

 

Hace 12 años, cuando tuvieron la idea de armar una banda, ¿Ya pensaban en todo esto?

G.G.: Sí. El objetivo siempre fue esto y más.

A.F.: Por eso es que la banda ha mutado con una cantidad de integrantes. Porque a veces las prioridades de muchos no son las que la banda tiene. No podemos arrancar una carrera con gente con distintas prioridades. Con el correr de los años las prioridades de alguno fueron el estudio, el trabajo, y quedamos los que consideramos la banda y la música como más importante. Eso nos hizo un grupo bastante fuerte, y por eso hace casi siete años que estamos juntos.


¿Pero hasta cuándo puede durar eso? Alguno se va a casar, va a ser padre...

R.S.: Ya hay. Fabián [Silva, trompeta] tiene una nena. Mauri [Mauricio Sosa, trombón] también.

 

¿Y cómo lo manejan?

R.S.: Somos flexibles en ese sentido. No nos vamos a estresar.

A.F.: Y ellos la tienen clarísima. Todos apuntamos a lo mismo. Todos queremos dejar de trabajar y dedicarnos a esto, y la única manera es con esfuerzo. Como cuando estudiás una carrera universitaria y tenés que dejar de salir a bailar, de ver a tus amigos. Es lo mismo. Tenemos que ensayar, sacar canciones. Y nos perdemos millones de cosas. Pero sabemos que los siete dependemos de los siete, y que falte uno complica las cosas.


¿Y los viejos, en casa? ¿Qué les dicen? Porque algún día van a tener que aportar al B.P.S...

R.S.: De a poco les vamos tapando la boca.

G.G.: Siempre se la bancaron, y ahora están más que contentos.

A.F.: La familia es fundamental. Nosotros ensayamos en la casa de mis viejos. Imaginate la felicidad que tienen mis padres hoy en día, de vernos crecer. Cada vez que llegamos de tocar mi vieja está en la puerta esperándonos, o mi padre también. Para todos los padres es una felicidad.

G.G.: Mi vieja se mandó hacer una bandera para La Trastienda. El día del show me despierta y me muestra. "La Santa 10 años". Y la llevó, está agitando con la bandera. Le mandamos un saludo y todo el mundo se puso a aplaudir. ¡Parecía Susana Giménez!

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Jorge Costigliolo | Montevideo Portal
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