Contenido creado por Manuel Serra
Cultura

El blues del palmar

Con Pablo González, de La Vaca del Fondo, esa joyita del blues perdida entre los palmares de Castillos

“Si vas a tocar a las tres de la mañana en un boliche, tienes que darle palo”, dice la voz y guitarra de la banda que acaba de sacar “Por el Camino Viejo”.

09.08.2018 22:10

Lectura: 12'

2018-08-09T22:10:00-03:00
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Esta nota empezó de una forma atípica, hace ya cuatro meses. A fines de abril, quien escribe se encontraba en Castillos visitando a unos amigos. Cuando preguntó qué había para hacer de noche, le contaron tranquilamente, como si fuera algo común, que tocaba La Vaca del Fondo en "La Cantina", un boliche que queda al borde de la plaza, abajo del Club Unión, y que sirvió como uno de los escenarios del videoclip de "Miguel Gritar" que el Cuarteto de Nos filmó en la zona. Obviamente, que la respuesta fue afirmativa y sin dudar: "Vamos para ahí".

¿Por qué fue obvia la respuesta? Casi cualquier persona que conozca la costa del departamento de Rocha y tenga un mínimo gusto por el rock and roll, sea de ahí o tenga contacto de ir verano a verano, conoce o escuchó nombrar alguna vez a La Vaca del Fondo. Aunque sea de rebote. Es esa famosa banda de blues que se esconde entre los palmares rochenses y que, cada vez que da un show, no decepciona. No solo eso: promete noches llenas de rock.

En el caso de uno, la gran cantidad de amigos de Castillos y Cabo Polonio le nombraron una y mil veces la banda. Además, el gusto personal por la cultura rochense jugó también un papel importante a la hora de saber su existencia. No obstante, quien más insistió en su importancia fue un tío, que habiendo estado largas temporadas en "el pueblo" - tuvo una novia castillense -, repetía, una y otra vez, eso de esa "bandita de rock de Castillos" que había que escuchar.

Pero, además de todas las recomendaciones, había otra cosa que llamaba la atención: daba la impresión que, para cada persona que nombraba la banda, era como una "sellada", una banda de culto, un secreto bien guardado. Lo que, naturalmente, incrementa la curiosidad. ¿Qué será entonces esa Vaca del Fondo?

Así fue que, llegada la oportunidad, no se la dejó pasar, y esa noche de abril en la famosa "Cantina" - o "Lo del Bocha", otra forma como le suelen decir los locales - escuchamos por primera vez a La Vaca del Fondo. Por primera vez digo también, porque por más grabación que se haya podido escuchar antes, son y se definen con orgullo como "una banda de boliche, creada para tocar en vivo". La Vaca del Fondo es una experiencia live.

Terminado el show, que no defraudó, después de varias pasadas - como suele ser en el interior -, nos acercamos a los músicos que estaban guardando los instrumentos y comenzamos a charlar. De hecho, bastante rato, mientras compartíamos un entusiasmado diálogo y seguramente más de una cerveza. Al despedirnos, poco después de que terminaran de llenar las camionetas con sus instrumentos, se le dejó el contacto a Pablo González, cantante y una de las guitarras de la banda, para que avisara cuando sacaran el nuevo disco.

Los meses pasaron hasta que finalmente La Vaca del Fondo sacó Por el Camino Viejo, su segundo disco de estudio - esta vez independiente, están buscando ayuda para llevarlo a formato físico -, sucesor de Jardines (Sondor), que saliera exactamente diez años antes. Y entonces, en perfecta sincronía, llegó un mensaje de Pablo avisando de que ya tenían el nuevo álbum en carretera.

El resultado es esta nota, en la que hablamos de lo llamativo de la existencia de una banda de blues en un pueblo como Castillos, de la importancia del pueblo a la hora de componer, del sonido basado en las veladas bolicheras, y de esa curiosa experiencia que los unió muy cerca con Patricio Rey y los Redonditos de Ricota.

***

La Vaca del Fondo son Pablo González, guitarra y voz, Christián Rocha, bajo, Ignacio Vitancourt, batería, y Federico Rocha, también a la guitarra.

No son una banda nueva. Empezaron allá por 2006, grabaron su primer disco, Jardines, en 2008, tuvieronmuchas giras. ¿Por qué se demoró tanto tiempo la aparición de su nuevo disco?

En realidad, es culpa mía. Porque, digamos, no estaba la fuerza. La Vaca había sacado el disco en 2008 y un montón de amigos preguntaban "Che, loco, ¿cuándo sale el segundo?". Porque yo soy el que cincho con estas cosas, voy adelante y genero el interés de los burises. Entonces, dependía de mí, y, la verdad, me boludée.

En el medio también hubo cambios en la banda: de integración, de músicos. Y eso lleva un tiempo, que la banda se asiente. Hubo muchos cambios en este tiempo, entonces la banda necesitaba cierto tiempo de asentamiento. Y en este momento estamos con un grupo que llevamos dos años y empezaron a salir las canciones. Vimos que ya estaba todo, que estaba todo dado: las canciones, el material, que nos había gustado mucho, la banda nueva ya asentada, con laburos y toques atrás. Entonces dijimos: vamos a generar la plata y a grabar. Nos prendimos todos en esa consigna y al final, por suerte, salió.

"Por el Camino Viejo" se llama. ¿Por qué le pusieron así? ¿Es una suerte de declaración de principios?

En realidad, tiene varios sentidos. Primero que el "Camino viejo" es un camino real: en Castillos hay un camino tiene aproximadamente unos 500 metros, que parte de la ruta 9 y calza con la ruta 10 que va a Aguas Dulces. Antes de estar el trébol, antiguamente, era el único camino que unía Castillos con Aguas Dulces. Y yo me críe aquí, en un chacrita de mis abuelos que, de hecho, estoy aquí ahora (N.de.R: la nota fue vía telefónica). Entonces me quedó a mí una suerte de pintura, de fotografía, de lo que de chico veía del "Camino Viejo".

También es un principio a lo que la banda pretende musicalmente. Una música onda "vintage", nada elaborada, muy cruda, que nos parecía que concordaba con el camino viejo, con la desprolijidad de los caminos abandonados. Es una manera de decir de donde viene La Vaca y a lo que apunta.

Un oyente despistado puede sorprenderse por su disco y su música en general. Porque hacen rock and roll, pero, sobre todo, blues clásico, algo que no se escucha tanto actualmente. Son puristas del blues. ¿Qué encuentran en el género que les gusta tanto?

A todos nosotros nos gusta el blues. Y también nos gusta el rock, obviamente, pero es verdad que el blues es una faceta que no es muy explorada todavía. En Montevideo, ahora que estamos en esto, vimos que hay una movida interesante. Hay un circuito de blues ya creado: Pablo Traverso, Juan Pablo Chapital, un montón de gente. Lo que pasa que, de repente, no está muy bien promocionado o no sé. En el Interior, en cambio, es básicamente inexistente; bandas que hagan blues yo desconozco. A no ser La Vaca y alguna otra, desconozco totalmente.
Una cosa que pasaba cuando músicos que venían de Montevideo, o músicos que nosotros íbamos a ver, se enteraban que había una banda de blues en Castillos, que era La Vaca del Fondo, no lo podían creer. "¿Pero cómo? ¿Blues en Castillos?". Los tipos no lo podían creer.

Es que llama la atención.

Sí, pero viste que es raro, pero no es ilógico. En realidad, el blues nació en los lugares de Estados Unidos que eran rurales rurales, después se va a las ciudades. Es raro acá en Uruguay. Es un hecho curioso en sí que, con las canciones que tiene hoy en día el blues a nivel mundial, sea una antorcha que no mucha gente esté dispuesta a llevar.

Al escuchar el disco a uno le da la impresión que su escenario perfecto sería un bar ruidoso, que su música calza a la perfección con ese ambiente de borrachera y jolgorio. ¿Lo sienten así?

Totalmente, porque La Vaca de los inicios fue creada para ser una banda de boliche, una banda para tocar en vivo. La música se creó y se hizo específicamente para tocar en un boliche con todo ya girado. Nosotros tocamos donde podemos - salas, teatros, lo que sea -, pero el ambiente en que nos sentimos más cómodos es un boliche a las tres de la mañana y dale rock and roll, y dale blues. Y con la gente ahí, ¿viste? Tu apreciación es correcta, se creó básicamente para esos ambientes.

Y repito: la música fue creada para eso, porque vos vas a tocar a las tres de la mañana en un boliche y no puedes andar tocando mucho bajón, tienes que darle palo. La gente te pide palo, te pide energía. El lugar y la hora te pide eso.

Son de Castillos, una pequeña ciudad rochense de poca más de siete mil habitantes. ¿Cuánto influye la vida del pueblo a la hora de componer? Pienso en "Epitafio", por ejemplo, que bien puede ser la historia de uno de los tantos borrachos que pueblan los boliches del interior.

Totalmente, es que las mayorías de las cosas nuestras están inspiradas en las vivencias diarias. De Castillos, de algunos conocidos, sin nombrar personas, obviamente. Y muchas veces me han dicho que en una canción estaba hablando de tal cosa y en aquella de tal otra. Como que la gente de acá, que conoce más o menos un poco la vuelta, el ambiente y los personajes, intuyen también algunas palabras, o algunas frases, que pueden calzar con alguna situación o con alguna persona.

Y, de hecho, es eso: nos inspiramos básicamente en cosas que vemos todos los días, en los que andamos bolicheando por ahí, de vez en cuando. No es exclusivamente, pero hay mucha cosa de acá sí.

Más allá de lo chico que decíamos que es Castillos, a uno le sorprende la cantidad de músicos que genera. Nicolás Molina y ustedes en el rock, Pindingo Pereyra en el folklore. Y eso solo por nombrar algunos. ¿Por qué pensás que salen tantos músicos?

No sé. Sinceramente no tengo respuesta, pero hay mucho músico que sale de acá, incluso que ha trascendido fronteras. ¿Por qué tanto? Es inexplicable.

Pero Nicolás Molina, por ejemplo, comenzó a tocar con nosotros. Tocaba el bajo en Jardines (Sondor, 2008). Y después que tocó con nosotros, empezó sus proyectos y continuó. Y acá en Castillos, por ejemplo, vemos 10, 12 personas que hacemos rock y que tenemos distintos grupos. Pero, en realidad, de los 10 o los 12, todos hemos tocado con todos en diferentes momentos y diferentes bandas. Es como una especie de clan que se va rotando, hay como una cierta comunión. Como que todos nos vamos retroalimentando de todos, nos vamos dando fuerza entre todos y vamos sacando nuevos proyectos.

No es algo creado, es de hecho. Todo bien, todos amigos, todos colaborando entre todos, nos prestamos los instrumentos. Es una especie de comunidad donde todo es de todos. Y eso genera cosas, motiva.

En 2008 en la gira con Sergio Dawi. La foto está tomada en Valizas.

Un dato no tan conocido de ustedes es que en 2008 salieron de gira con nada más ni nada menos que Sergio Dawi, saxofonista de Patricio Rey y los Redonditos de Ricota. ¿Cómo se dio esa situación?

Sergio en esa época estaba viviendo en una chacra a siete, ocho kilómetros de Castillos. Estuvo viviendo seis años acá con su pareja, que nosotros conocíamos. Y a través de ella nos contactamos y resulta que al final Sergio terminó viniendo a Castillos a ensayar con nosotros para salir de gira por todo el este. Tocamos en Valizas, en el Polonio, en Punta del Diablo, en La Paloma, todo el recorrido desde la Barra del Chuy hasta Maldonado.

Tú no puedes creer, mirar para el costado, y a un metro tienes a este tipo contigo arriba del escenario, y lo ves metiéndole una polenta con el saxo, una onda.

El pedía siempre que no lo presentáramos, que no dijéramos quién era ni donde había tocado. Pedía que lo presentaramos como un músico más. A él no le gustaba que hiciéramos alusión a eso, entonces decíamos "Acá Sergio, en el saxofón" y más nada. Pero la burisada lo sacaba al toque, y mirabas para abajo y había una locura, una demencia. Increíble.

Fue una experiencia que nosotros jamás en la vida pensamos que íbamos a tener. Porque aparte el conocimiento que dejaba el tipo, ¿viste? Te aconsejaba muchísimo a ti músico. Al cantante le decía "fijate, tal cosa", al frontman "tienes que manejar este aspecto". O sea, estaba siempre aconsejando con esa buena leche, y tocando con nosotros como si estuviera tocando en el fin del mundo. Metiéndole una onda impresionante. La verdad, que experiencia de vida.

Ya para terminar. Ahora que tienen su nuevo disco, ¿qué es lo que se viene?

Primero, la presentación del disco dentro de no mucho. Vamos a hacer Montevideo, Rocha, lo más que se pueda. Y también vamos a intentar editarlo en formato físico, que es lo otro que nos está faltando. Porque ahora lo subimos a las redes y a las plataformas digitales para que la gente lo pudiera escuchar, pero ahora la idea es poder sacarlo en físico y distribuirlo de mano en mano. Que nos parece un contacto un poco más directo, que nos sirve tener. Como nos gusta subirnos al escenario y tener a la gente ahí abajo, vamos a tratar que le llegue el disco a la máxima cantidad de personas.

Por Manuel Serra | @serra_sur