Contenido creado por Jorge Luis Costigliolo
Entrevistas

Monarquía absoluta

Con Norberto Arriola, de ReyToro

Conversamos con Norberto Arriola, guitarrista de ReyToro, sobre III, su nuevo disco que ya está a la venta.

17.07.2015 15:59

Lectura: 9'

2015-07-17T15:59:00-03:00
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Jorge Costigliolo | Montevideo Portal
jcostigliolo@montevideo.com.uy

Con III (Bizarro, 2015), ReyToro cierra una trilogía que sus integrantes imaginaron hace más de 15 años, mientras pegaban moquettes de salas de ensayo a cambio de horas de grabación.

Si su primer trabajo (ReyToro, Independiente, 2003) permitía adivinar un buen grupo con integrantes de solidez probada (con antecedentes en Chopper, Sátrapa y Traidores), II (Bizarro, 2009) mostraba ya una identidad definida, con enormes aciertos en el oficio de la canción. Y en el medio, Vivo (Bizarro, 2007), donde ReyToro despliega toda su artillería pesada para que no queden dudas sobre su poder y potencial.

III, que en horas estará en la calle, es, probablemente, lo mejor que ha producido el grupo hasta la fecha. Un álbum largo, de canciones que funcionan solas pero se entienden mejor en el contexto, entre las que sobresalen "Sol", "Hipnotizador" y "2015". Un disco de rock pesado, de raíz y esencia metalera, pero que se atreve a los scratches y los tamboriles, y que funcionan con naturalidad, sin caer en el collage forzado.

Norberto Arriola, guitarrista y fundador de ReyToro, dice que esta placa cierra un ciclo, una trilogía que imaginaron en tiempos de incertidumbre, y que hoy es un sueño realizado.


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Parece que III, y no solo por el nombre, es el cierre de una trilogía, con la consolidación de una identidad que es ReyToro...

Siempre preguntan, "¿por qué I, por qué II?" Y sí, tenés razón, es una trilogía. Es un proyecto bastante ambicioso que arrancamos allá por el 98 con Fabián [Furtado, vocalista] y Fernando [Alfaro, baterista] y hay una historia que está como oculta, que no se sabe mucho, y es que antes del primer disco hubo un demo. Lo íbamos grabando de a dos temas, y lo pagamos de nuestro bolsillo, incluso con trabajo en las salas de ensayo: pegamos moquette, pintamos banderas, el Chupete [Furtado] pintaba logos en las puertas, llegamos a llevar una cafetera como forma de pago, me acuerdo. Andábamos por todos lados con nuestro demo, 10.000 Watts, Sala Uruguay.

Lo íbamos grabando de a dos temas, y llegamos a tener siete, porque al final nos alcanzó solo para uno. Teníamos ese demo y no habíamos tocado nunca. La gente nos empezó a conocer, ya nos pasaban en la radio, y no habíamos pisado un escenario. Y después, en base a ese demo, salió el primer disco de ReyToro. Y ahí ya teníamos pensado hacer una trilogía, pero era como un sueño. Un proyecto que ya entonces nos había costado muchísimo, y pensar en grabar dos y tres discos era como una locura, algo muy lejano. Además era plena crisis.

Fue una época muy dura. No había boliches para tocar, la gente no tenía un mango para la entrada, o no había gente, porque se iba al exterior. Enzo [Broglia, bajista del grupo] también se fue. Incluso la presentación del disco la hicimos con Santiago Lema [bajista de Rouge] y el Francés [baterista de Gnomos], porque Fernando también se había ido. Tuvimos que ponerle el pecho a las balas y darle para delante. Pero siempre nos fue muy bien. Vendíamos las entradas, los discos se vendían. Me acuerdo que cuando salió el primer disco lo vendimos en la vieja Radio Futura [91.9, antes de ser Radio Futura], en el programa de Mario [Gallinares]. Estaba Kairo [Herrera] también. En un par de horas vendimos los primeros 70 discos. Fue un éxito para nosotros.

Foto: Montevideo Portal l Gerardo Carrasco

¿Ahora se cumple entonces ese sueño?

Lo estamos cumpliendo. Del II a este disco pasaron 6 años de composiciones, y eso también es una historia larguísima. Hay una preproducción importante. Llegamos a tener 25 canciones, y ahí nos robaron la computadora. Pudimos reconstruir unas seis, con lo que nos daba la memoria. Hubo que comprar otra computadora, empezar a grabar de nuevo, y ahí terminamos con 18, 19 temas, y de esos quedaron los 14 que están en el disco. Son todos propios, esta vez no hay covers.

¿De qué manera cierran la trilogía? ¿Cuál es el concepto?

Eso va en el crecimiento que tuvimos los cuatro durante estos años. Como músicos y como personas. Con Enzo tocamos hace 23 años, es mucho tiempo. Me acuerdo de pedirle plata a mi madre para tomar el ómnibus para ir al ensayo. Crecimos en edad, cada uno tiene su mujer, alguno sus hijos, su casa, y hubo un crecimiento profesional. Todo eso se refleja en este III. Seguimos ensayando, seguimos estudiando, y el trabajar juntos también nos hizo superarnos. Eso se ve en el disco, se nota. Y ese crecimiento te da otra apertura. Nosotros no probamos nada. Todo lo que está en el disco, los sonidos, los instrumentos y los invitados son los que nos gustaban y lo que pedían las canciones. No hay nada forzado.

Claro, pero si les va bien, hasta por una cuestión "empresarial", ¿no es mejor seguir haciendo lo mismo?

Es que siempre tomamos riesgos. Desde el principio. Cuando hicimos el primer disco, pusimos la canción de Depeche Mode ["Policy of Truth"], un tema de una banda glam, y nos preguntamos cómo iba a responder el público en ese momento. Y por suerte salió bien, pero es algo muy jugado que te puede salir mal. Pero ReyToro es ReyToro, te gusta o no te gusta, y si no te gusta, no pierdas más el tiempo: escuchá otra cosa.

ReyToro es, hoy por hoy, la banda de mayor convocatoria del metal uruguayo, y heredó el lugar que ocuparon Alvacast primero y Chopper después. ¿Tenés alguna explicación para eso?

El poder de ReyToro está en las canciones, la música y la letra. Después sí viene el show arriba del escenario, las banderas, los videos y todo lo demás, pero todo parte de las canciones. No hay mucha vuelta que darle.

Foto: Montevideo Portal l Gerardo Carrasco

¿Y qué tienen esas canciones que las hace distintas?

Y... eso va en el escucha. Tenemos canciones muy variadas, y letras muy variadas. He escuchado, y se repite a lo largo de estos años, que las letras, salvando las distancias, son como las de los Redondos. Que cada uno, según su vida, sus vivencias, las puede agarrar para su lado. Tal vez va por ahí.

Y también creo que va en que cada uno persiga su sueño, y persevere en eso. No darse por vencidos. Si nosotros nos hubiéramos dado por vencidos no estaríamos tocando. Fueron muchos años de quemadura de cabeza. ReyToro tiene muchos conciertos, pero también tuvo muchos recitales suspendidos por diferentes causas. Eso lo sabe muy poca gente. Esas cosas te van haciendo mella. Todos empezamos pagando, en esta banda no hay ningún millonario. La remamos. El primer toque de ReyToro, solos, en el que la gente pagó la entrada solo para vernos a nosotros, vendimos 38 entradas. Fue en la esquina de Plaza Mateo. Al segundo vendimos 60, y al tercero 90. Y un día vendimos 500, así que no estábamos haciendo las cosas tan mal. Y siempre preocupándonos por el sonido, por la bandera, los instrumentos, las cuerdas, los cables, los ensayos, los afiches.

Pero de repente te encontrás tocando ante miles en un festival. ¿Cómo hacer para no caer en la tentación de creérsela?

Lo que pasa es que se dio un proceso muy lento. No se dio de la noche a la mañana. Ahora venía caminando y veía afiches nuestros por todos lados. Ahora los pega una empresa, pero antes salíamos de noche en un Rastrojero que teníamos. Engrudo, harina, baldecito, y salíamos a pegatinar. ¡Y andábamos volando, lo hacíamos muy bien! Y lo hacíamos contentos. De eso a cerrar un Pilsen Rock, con 100.000 personas que se quedaron a vernos a nosotros pasó tiempo. Y fuimos aprendiendo a valorarlo.

Ahora van a verlos pibes que de repente no habían nacido cuando ustedes empezaron a tocar en bandas. Quiero decir que, al principio, ustedes tocaban para un público de su misma generación, y ahora abarcan a varias generaciones. ¿Sienten una responsabilidad por eso?

La responsabilidad es con nosotros mismos. Hacemos las canciones para que nos gusten a nosotros. Si después les gustan a la gente, buenísimo. Si un día no les gustaran no cambiaríamos para ser complacientes. ReyToro se produce a sí mismo. No vino un productor de afuera a decirnos lo que tenemos que hacer para vender más discos. Hacemos lo que nos gusta a nosotros, por nosotros. Esa es la magia. Eso lo recibe el que nos escucha.

¿Y por qué hacerlo?

La idea es vivir de la música. Dedicarnos a esto, y cada uno le va buscando la vuelta por su lado. Hoy por hoy ReyToro no paga para tocar ni pierde plata. Es obvio que tenemos que rebuscarnos por nuestro lado, y el 100 % de los ingresos de cada uno no viene de ReyToro. Al día de hoy, esperemos que mañana sí. Y lo hacemos porque es lo que nos gusta. A los cuatro nos pasa que si una semana no ensayamos a la siguiente vamos con más ganas, porque estamos haciendo lo que nos gusta.

Decías que todos ustedes, en este tiempo, habían cambiado. ¿Qué es lo que no cambió en ReyToro?

La pasión por la música. Seguimos ensayando y tocando con las mismas ganas. Es lo que nos da alegría en la vida. Tengo 38 años, e ininterrumpidamente toco desde hace más de 20. Y a veces subo las escaleras de la sala de ensayo, miro para arriba y agradezco. Eso está bueno.

Jorge Costigliolo | Montevideo Portal
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