Contenido creado por Jorge Luis Costigliolo
Entrevistas

Aquellas pequeñas cosas

Con Federico Lima, de Socio

Federico Lima, de Socio, habla de Mini Glorias, su nuevo disco, en el que dejó de lado las máquinas y se dejó seducir por los Jedis y el fantasma de Gustavo Cerati.

01.10.2015 15:05

Lectura: 14'

2015-10-01T15:05:00-03:00
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Jorge Costigliolo | Montevideo Portal
jcostigliolo@montevideo.com.uy

No fue de un momento a otro, pero hubo un día en el que Federico Lima se hartó de las máquinas. Después de casi dos décadas de experimentar y sacarles el jugo posible (primero con Loop Lascano, y después con Socio, en su calidad de músico, además de sus logrados trabajos como productor), decidió apagar la PC y escuchar más lo que le pedía la guitarra.

Pasaron también otras cosas que tienen que ver con la vida cotidiana, pero que hacen a la historia. Se fue a vivir con su novia, adoptó un perro, tomó decisiones. En palabras de la Abuela Universal, "sentó cabeza". Estas pequeñas historias del yo contra sus demonios forjaron Mini Glorias (Bizarro, 2015), el nuevo disco de Socio en el que, menos tecnológico y más atemporal, Federico Lima subió el potenciómetro y se desnudó en canciones.

Ahí, por primera vez, encontró su voz, y por qué no, entre Jedis y el fantasma de Gustavo Cerati, halló quizás a Dios, y se encontró a sí mismo.


*


¿De dónde sale Mini Glorias? ¿Tiene que ver con las pequeñas victorias de la vida cotidiana?

Estábamos mirando una película de Star Wars con mi novia y una barra de amigos, y en un momento hablan de los caballeros Jedi y las midiclorias que tenía cada uno. Mi novia escuchó mal y dijo "¿Mini Glorias?". Eso quedó como flotando ahí, y cuando empecé a buscar el nombre del disco me pareció que era el adecuado como para contar un poco cuál había sido el proceso. Para mí, las mini glorias fueron encontrar esas melodías que tenía como metas en la adolescencia, cuando uno dice "¡Cómo me gustaría hacer una canción de tal manera!". En este disco creo que llegué a arrimarme a esas metas melódicas. Sentí que había llegado a algo muy bueno dentro de mi estándar, y por eso Mini Glorias. Son como pequeñas hazañas melódicas de mi vida musical.

Pero siempre tuviste una especial preocupación por las melodías, tanto como músico como productor. ¿Recién ahora llegaste?

Sí, creo que fue recién ahora. Va de la mano con que siento que encontré el lugar en el que estoy cómodo cantando. Los discos de Socio han sido grandes experimentos para mí, de buscar diferentes acercamientos a la canción, y registros de voces y personajes. En este caso pienso que llegué a lo que mejor me queda. Por ejemplo, las canciones del primer disco están cantadas bastante grave, y eso me llevó a tener que dominar la manera de cantar, me costaba cantarlas cuando salía del ámbito pequeño, de una habitación chica. En el caso de las canciones de Mini Glorias me quedan muy cómodas. Va por ahí la cosa.

¿Y eso tiene que ver con la experiencia o con el azar?

Creo que es por experiencia. Traté de buscar la manera de hacerlas de forma que me quedaran cómodas, y además me nutrí de producir a otra gente. En este caso me allané el camino.

¿Quién ganó, el artista o el productor?

Un poco los dos. Si te ponés a analizar, este disco lo produje con la banda, y fue la primera vez que me pude producir bien.

¿Antes no eras capaz?

No me veía. Siempre traté de que hubiera un productor en los discos de Socio, para que me ayudara, y en este caso no necesité esa ayuda.

¿Qué pasó con las máquinas? ¿Tuviste la necesidad de un sonido más orgánico?

Hubo algo de eso. Después de Aurora, que es como el más maquinoso de todos mis discos, sentí que me había aburrido un poco, y no sabía por qué, porque la tecnología fue algo que siempre me fascinó. De repente dejó de interesarme esa parte tecnológica de la música, y tuve ganas de hacer un disco orgánico, con los músicos tocando en la misma habitación, en el mismo estudio, en vivo. Eso marcó un quiebre con lo anterior y definió un rumbo hacia adelante.

¿Por qué te aburriste? ¿Tenés alguna explicación?

No. Hubo un cambio grande en Fan de Faith No More, que fue el trabajo anterior, un disco particular porque es de remixes, y contenía una canción inédita, y en ese tema ("Fan de Faith No More"), hicimos la prueba de ir a un estudio, tocar todos juntos, y que quedara bien y nos gustara. A partir de ahí vi que había algo que no habíamos hecho antes, y era eso. En Socio nunca hubo una zapada. No éramos de improvisar, porque la tecnología te da texturas que están buenas pero hace que tengas que moverte en un universo acotado. El hecho de empezar a descubrir eso nuevo, a improvisar, con la banda en vivo y todo eso llevó a que lo anterior se transformara en un lastre.

¿Renegás de esa etapa de máquinas?

No, no, no. Para nada. Pero esto para mí es nuevo. Vengo tocando con máquinas desde el principio de Loop Lascano, en el 98. Son muchos años de tocar con maquinitas, y llegó la hora de no tocar con ellas.

¿Quién decidió no tocar más con máquinas: Fede Lima o las canciones?

Yo ya estaba componiendo sin máquinas, ya tenía ganas de hacer eso. Y las máquinas siempre llegaban en la mitad del proceso. Primero estaba la guitarra, una melodía, unos acordes, y cuando bajábamos eso a la computadora le empezábamos a agregar máquinas. En este caso no hubo computadora, y con lo que había armado en mi casa iba a la sala de ensayo, lo agarraba la banda y le empezábamos a buscar la vuelta.

Pero casi todas tus canciones siempre resistieron la prueba del fogón, de poder tocarlas solo con guitarra...

Sobre todo las del primer disco, las de Aurora cuestan más. Hay algunas que fueron tocadas muy poco en vivo, por su dificultad. Y el aprendizaje de Aurora me llevó a ver que había pocas canciones de fogón, y se complicaba llevarlas al vivo. Como que el fogón, en este caso, fue más importante.

Es un disco atravesado por un aire melancólico, ¿puede ser?

No sé si melancólico. Después de escucharlo, lo que me generaba es tranquilidad. Quizá la melancolía puede venir asociada a la tranquilidad. Siento que todos mis discos, sobre todo el primero, son bastante melancólicos, pero este me genera tranquilidad, a pesar de ser un disco bastante más ruidoso que los anteriores. Y puede ser, también, de los discos más felices que yo tengo. Canciones como "Paraguay", "El sonido" o "Victoria" son, dentro del repertorio de Socio, las más alegres. Pero puede ser lo de la melancolía, ya me lo han dicho...

Quizá la palabra no sea "melancolía", sino "renuncia"...

Sí. Es un disco de descarga. Es bastante catártico. Las letras hablan de cosas muy viejas de mi historia, que van desde mi infancia al momento actual, y hablan de cosas mías. Quizás lo tranquilo viene por eso, por dejar de lado cosas pasadas.

¿Tenías la necesidad de hacerlo o fue saliendo?

Fue saliendo. Siempre hago la música primero y después la letra. Y casi siempre las escribo juntas. Es por eso que las letras hablan de algo que está en la vuelta, como un bloque, y no como cosas dispersas. Y me parece que en un momento hubo como un replanteo de algo. Así como dejé de usar tecnología, dejé de lado otras cosas vitales. Es un disco como de autoanálisis.

¿Perdiste algo en el camino en ese dejar de lado?

Sí, claro.

¿Ya sabías que tenías que desprenderte de algunas cosas o lo descubriste al momento de escribir las canciones?

Hay algo en la mitad. Hay un proceso racional. Me pasa que escribo cosas sin entender mucho por qué, y después, con el tiempo, esas cosas suceden. Como que estoy escribiendo para adelante. Es extraño. Escribo las cosas y luego llego a ese lugar y descubro, "ah, mirá, era por esto". De alguna manera el disco me hizo dejar esas cosas, y a su vez me trajo nuevas. Un poco así.

¿Descubriste un Federico Lima que por ahí no conocías?

Sí. Sobre todo más desprendido. Me parece que quedaron atrás muchos miedos. En ese proceso me mudé con mi mujer, tengo un perro por primera vez,Mini Glorias trajo también un montón de cosas muy lindas en mi vida. Creo que uno siempre, para llegar a un lugar nuevo, tiene que dejar atrás muchas cosas.

¿Y qué medios dejaste atrás?

Dudas. Las dudas que cualquiera puede tener en la vida. El hecho de empezar una familia, de vivir en pareja, hacerse cargo de las cosas de uno... En ese sentido Mini Glorias es un disco bastante mío, puesto que no hay ningún productor en el medio, y porque me hice cargo de todo yo solo, de la parte económica y todo eso. En los otros discos de Socio hubo una ayuda económica, y en este caso no. Y llevar adelante las cosas a riesgo de uno implica también un crecimiento.

¿No se dio el apoyo o deliberadamente quisiste que no lo hubiera?

Las dos cosas. No lo busqué, y no tenía ganas. Mini Glorias es un disco que quería que fuera mío 100 %. No solo en lo económico, sino en toda su entidad, desde la producción hasta la parte económica. Y desde las letras. Es un disco bastante personal.

Suena raro que un tipo que produjo a tantos artistas recién en su cuarto trabajo diga "este disco es mío"...

Para mí es más fácil ayudar a los demás que tratar de solucionar mis cosas solo. Quizás eso tiene que ver con los miedos que me preguntabas. Además no estoy produciendo, ni produje durante el proceso, y eso hizo que estuviera totalmente concentrado en Mini Glorias.


La música que escuchan todos

Después de muchos años de trabajar con máquinas decidiste pegar un volantazo y tocar de otra forma. Asumir riesgos creativos no es algo que se vea hoy en día en la escena musical, no ya en este parte del mundo, sino globalmente. ¿Qué pensás?

Como escucha de música, siento que se perdió un poco la emoción, que no hay mucha cosa emotiva. La música pop en general pasó a ser una especie de servicio. Ya no hay esa relación casi personal con la música, sino que ahora todo está desbordado por la música, pero no veo muy claro de dónde viene. En el fondo encuentro muy poco a las personas detrás de las canciones. El uso de la tecnología también mata un poco eso del músico tocando. No sé. En algún momento yo sentí la necesidad de hacer algo más "vanguardista", por llamarlo de alguna manera, algo moderno, y de repente esa necesidad dejó de tener sentido. No sé si voy contracorriente de algo o no, pero tampoco lo cuestioné. Me parecía sí que era necesario para mí dar una pisada diferente, después de tantos años de apostar a eso. Antes yo también estaba tratando de escuchar lo más nuevo, y ahora no, prefiero discos muy viejos.

¿Hasta qué año llega tu discoteca de hoy?

Estoy del 70 para atrás. Discos de blues, que nunca había escuchado mucho. Jimi Hendrix, Crosby, Stills, Nash & Young, Johnny Cash...

Es doloroso eso de que la música sea un servicio...

La gente ya no está buscando algo. La oferta es tan grande que te comprás un celular y viene con 200.000 canciones que ni siquiera podés escuchar. El MP3 generó un poco eso. No soy muy escucha de MP3, sigo comprando discos. Veo que la música se volvió descartable, los discos duran muy poco, meses. Y en el caso de Mini Glorias quise hacer un disco clásico, que aguantara el tiempo. Me pasó también que el disco anterior me quedó viejo, de alguna manera. Lo escucho ahora y me doy cuenta de que tiene una tecnología que en 2011 estaba a full y ahora ya no. Y fui contra eso, a sacar la tecnología que me iba a encasillar al disco como de este año, y que fuera viejo en poco tiempo. Yo necesitaba un disco que pudiera escuchar, que podría haber sido del 50 o del 2015.

Mini Glorias es un disco breve...

Sí. Hubo un proceso para que las canciones tuvieran relación entre sí, que las letras coexistieran entre ellas. Hay un hilo conductor y a la vez una preocupación por el sonido. Y medio como que jugué con que, si quisiera editar un disco en vinilo, sería este. Un disco de menos de 40 minutos.

¿Defendés el disco como concepto?

Mucho. Como músico y como productor, cada disco es un manual. Aprendés de los maestros, de cómo eran los arreglos, cómo trabajaban determinados temas. Hay discos que escucho muchas veces, y siempre encuentro algo nuevo.

¿Creés que hay un sello de Fede Lima como productor o el secreto es pasar inadvertido?

Creo que hay un sello en dos o tres cositas que son vitales. Mi relación con el artista que voy a producir casi siempre pasa por conocer de dónde viene esa persona, por qué hace lo que hace, qué le gusta y qué no, y entender un poco su psicología para entenderlo mejor. Si ves los discos que he producido tienen eso que tiene Mini Glorias: es bastante clásico. Es algo que tomé de una entrevista que le hicieron a Rick Rubin [productor de decenas de artistas, entre los que se cuentan Metallica, Run DMC, Beatie Boys y Slayer], que decía que le gustaba hacer discos así, atemporales. Ya venía gestando esas ganas, pero eso fue como un disparador. De mis 10 mandamientos, ese es el 1. Me di cuenta de que los discos que más me gustaban eran así, aguantaban bien el paso del tiempo.

¿Encontraste a Dios en el parlante? ¿Quién es Dios?

Jajajaja. "El sonido" es una canción que tiene una historia atrás. Es un intento de emular a los Jackson Five, y la letra es bien inocente, como eran los Jackson. A pesar de que produje el disco con la banda, tuve que buscar un coproductor para que me ayudara en la grabación. Y vino un amigo, argentino, tecladista [Diego Murovankin], y me dijo que estaba tocando con Benito, el hijo de Gustavo Cerati. Y me contó el procesó que pasó el tipo cuando Cerati murió. El gurí estaba muy bajoneado, y de repente venía en un tren y sube un tipo a cantar dos canciones del padre. Y el gurí en ese momento reflexionó: "este podría haber sido mi padre, que me está diciendo algo, de alguna manera, para que yo salga adelante". Eso me dio el disparador de lo que hacen las canciones en nuestras vidas. Y el sonido, más allá de las canciones. Es una reflexión sobre eso. Sobre algo que no sabemos por qué, pero pasa, y nos cambia la vida. Y es algo mágico.

¿Te pasa eso con las canciones?

Con la música en sí. Tengo una relación muy especial con las canciones. Tengo discos que, si estoy un poco bajoneado, sé que los pongo y me levantan siempre, como el Dookie de Green Day, por ejemplo. Y esa canción refleja eso. Y ahí está lo de ‘dios’, como cosas que uno no puede comprender pero suceden.

¿Sos consciente de que la música que hacés puede causar esos efectos en la gente?

Recién ahora me estoy dando cuenta de eso. Soy un tipo que siempre trató de pararse en un lugar y disfrutar del momento. Ahora me pasó de escuchar el primer disco, y que me guste mucho. Antes era como "ta, ya lo hice, a otra cosa", y lo que a la gente le pase con él es su problema. Ahora estoy entendiendo ese ida y vuelta de la música, y siento una conexión entre el primer disco y el último. Creo que entre los dos se arma la foto completa. Me pasa ahora recién de darme cuenta de lo que genera lo que hago.

¿Y te genera algún tipo de miedo o responsabilidad?

Me genera una responsabilidad, sí. Antes la responsabilidad era conmigo. Ir a tocar las canciones en vivo y tocarlas perfectas. Ahora no me interesa tanto. Sí me preocupa llegar a las personas y tratar de que la canción salga de la mejor manera para que llegue a la gente. No tan pulido, tan superfluo. Ser honesto con la canción y con el oyente.

Socio presenta Mini Glorias el 16 de octubre, desde las 21:00, en el Teatro El Galpón. Las localidades están a la venta en todos los locales de la Red UTS.

Jorge Costigliolo | Montevideo Portal
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