Alejandra Mustakis cree en lo que hace y cuando empieza a hablar te convence de que todo es posible.

Invitada por OMEU (Organización de Mujeres Empresarias del Uruguay), en el marco del Día de la Mujer, Alejandra motivó durante más de una hora a cientos de mujeres que participaron del desayuno en el Club de Golf.

Bastó con contar parte de su historia marcada por una escolaridad regular, un pasaje por el diseño gráfico y unas ganas de comerse el mundo sin moverse de su Chile natal.
Porque cuando empezó a diseñar muebles, quiso vender mucho, quiso ser vanguardia, desde su lugar, con el firme discurso de que se puede, que no es necesario que se traiga de afuera, que en Chile hay talento y que ese talento vale.

Ese convencimiento la lleva a estar al frente de IF, un gran centro de innovación que ya tiene varias instalaciones en Chile y que funciona como fábrica de ideas, basado en la colaboración, combinando talento y personas diferentes.

Alejandra insiste en que todos allí son estudiantes y profesores y que de cada uno tiene algo para aportar. Ese mismo espíritu lo sostiene para el resto de las instituciones en las que participa, y desde la presidencia de la Asociación de Emprendedores de Chile (Asech) también intenta realizar los cambios y dejar sus aportes a la sociedad.

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Hablaste mucho de talento y creatividad. ¿Cuándo descubriste la importancia de esa combinación?

Estudié diseño. Allí miraba a mis compañeros porque no era tan buena, era pésima en dibujo. Nunca fui buena en el objeto en sí, pero admiraba mucho a los que hacían cosas bonitas. Siempre he sido muy admiradora de todo eso. De las cosas distintas, valoro mucho a personas que piensan distinto, que son capaces de ir contra el mundo con lo que creen. Siempre es difícil ser distinto.

Sos una persona generosa, lo demostrás en tu forma de compartir conocimientos y también desde tu trabajo en IF...

He tenido la oportunidad y la suerte de trabajar con gente increíble. Quizás sea visionaria en eso y en potenciar el talento de otras personas. Tengo la suerte de trabajar con excelentes personas.

Mencionaste varias veces El Elemento de Ken Robinson, ¿el libro te reforzó tus intuiciones sobre el proceso creativo?

De chica te enseñan que tenés que ser la mejor del curso, sacar las mejores notas y esas cosas. Como que ya asumen que tenés que ser superior al promedio. Eso está tremendamente obsoleto. No me enseñaron a ver lo qué me gustaba y decirme en base a eso a qué me tenía que dedicar o poder participar de muchas cosas para poder encontrar ese amor. En la educación de los hijos tenemos que lograr que hagan la mayor cantidad de cosas posibles para ver de qué se enamoran.

Hablaste de una era renacentista, la "era de la colaboración, de las redes", que es además una era femenina.

Eso. Cuando empecé la empresa de muebles no tenía ni idea. Me preguntaron ¿cuál es el sueño de tu vida? Y "tener la empresa de muebles más grande de Chile". Siempre de mi lugar. Nunca me metería en una cosa que no fuera de Chile. Si no lo creamos nosotros, no me meto. Y ahora además tengo obsesión con las empresas sociales. Partí con esa cabeza, creo que puede cambiar el país. Ahí también empecé con la Asech.

¿Lo social y lo colaborativo son parte fundamental?

Creo que en Latinoamérica en lo que podíamos tener para conquistar el mundo es con lo social y lo colaborativo. Es donde somos muy buenos. Somos más cariñosos. Allí hay una oportunidad.

También dijiste que era necesario descontracturarse un poco...

Al ser emprendedora tengo los desafíos siempre presentes. Pasa mucho que la gente no te cree, no te apoyan, se ríen un poco. La gente que sale desde el statu quo de alguna manera molesta. Pocas veces valoramos a la gente que está haciendo cosas, más bien las criticamos. Hacer cosas es super difícil y necesitamos siempre gente haciendo cosas. Y cuanto más critiquemos es peor. Por ejemplo, en la política, a los políticos los criticamos todo el día. ¿Qué incentivo puede tener alguien a hacer algo distinto donde las probabilidades de equivocarse son altísimas? Si te equivocas te van a decir que eres un desgraciado. Si no aprendemos como sociedad a valorar a los que están haciendo cosas van a resultar más difíciles los cambios.

Tenés mucho de política.

Es una equivocación creer que el servicio público queda destinado a una gama de personas. No está restringido para los políticos. El rol social, el servicio público lo tiene todo el mundo. Donde estoy puedo aportar mucho más. Tengo un gran espacio y puedo hacerlo no siendo política, lo puedo hacer siendo emprendedora y empresaria.

¿Seguís prefiriendo el brillo de los ojos a los currículums?

Los ojos no mienten. Cuando alguien vibra con algo se nota. Hay una actitud, y los emprendedores son enamorados. Incluso les duele cuando lo criticás un poco. Si encuentras alguien perseverante y que le brillen los ojos cuando te habla, las posibilidades de que le vaya bien son muy altas. Pero tiene que ser perseverante y muy trabajador, sin eso no se logra.