Contenido creado por Gerardo Carrasco
Curiosidades

No vale tirar de la frazada

Complementa sus ingresos alquilando la mitad de su cama (mientras ocupa la otra mitad)

La pandemia pegó fuerte en la economía de Monique, quien ideó entonces la práctica del “Hot bedding”.

08.09.2023 11:05

Lectura: 3'

2023-09-08T11:05:00-03:00
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La pandemia de covid-19 afectó la economía y el estilo de vida de la humanidad toda. Y como sucede siempre con las crisis, algunos se vieron más perjudicados que otros.

Monique Jeremiah, australiana de 36 años, sufrió el impacto por partida doble: era dueña de un albergue estudiantil que se fue a la ruina, y su profesión de docente dejó de ser una actividad grata debido a la obligación de impartir aulas telemáticas.

Para colmo de males, en esa misma época se separó de su pareja. Debido a las condiciones de confinamiento, ambos siguieron durmiendo juntos durante una temporada, aunque ya ningún sentimiento amoroso los unía.

“Mi vida estaba literalmente implosionando más allá de mi control. Sabía que mi única opción era innovar y pensar fuera de lo común, y así fue como decidí practicar Hot bedding”, contó en declaraciones a la agencia Caters News.

El Hot bedding en cuestión consiste en alquilar a una persona desconocida la mitad de la propia cama, sin que la proximidad física devenida de dicho contrato suponga algún tipo de contacto erótico o sexual.

La mujer asegura que esta práctica le ha permitido ganar unos 1.000 dólares australianos (cerca de 640 de los estadounidenses) por mes.

El Hot bedding es excelente para las personas que son capaces de desconectarse emocionalmente y dormir al lado de otra persona de forma totalmente respetuosa y sin ataduras. Es la situación perfecta, especialmente si eres sapiosexual, como yo, y prefieres el compañerismo a lo físico”, explicó la mujer, según recoge el periódico ABC.

Sin embargo, admitió que no todo el mundo está preparado para semejante práctica, ni goza de la madurez que requiere.

“Se necesitan dos personas que respeten el espacio, los valores y los límites de cada uno. Es como compartir una habitación con dos camas; sin embargo, ambas personas duermen juntas en la misma cama, por lo que definitivamente necesitas una cama grande y mucho espacio en la habitación para que valga la pena”, describió.

Finalmente, Jeremiha adelantó que, a pesar de lo grata que le resulta la experiencia de su nueva profesión, en breve aumentará la tarifa de su lecho.

“El costo de vida aumentó significativamente en Australia, y mi habitación sigue siendo hermosa y cómoda, del tamaño de una suite de hotel de cinco estrellas”, argumentó.