Cómo ayudar a tu gato a adaptarse a una mudanza sin estrés

Mudarse de casa implica un gran cambio para todos, pero especialmente para los gatos, que suelen apegarse más al territorio que a las personas. El traslado a un nuevo espacio puede provocarles estrés, miedo o comportamientos inusuales. Con algunas medidas simples, es posible ayudarlos a adaptarse de manera gradual y segura.

1. Preparar un espacio seguro antes del traslado
Antes de que el gato llegue al nuevo hogar, destina una habitación tranquila para que se instale. Coloca allí su cama, comedero, bebedero, caja de arena, rascador y algunos juguetes. Esto le permitirá reconocer olores familiares en un entorno reducido, evitando que se sienta abrumado por todo el espacio nuevo.

2. Mantener rutinas conocidas
La alimentación, horarios de juego y momentos de descanso deben mantenerse igual que en la vivienda anterior. Los gatos se tranquilizan cuando las rutinas son predecibles, incluso si el entorno cambia.

3. Usar feromonas sintéticas
Difusores o sprays con feromonas felinas pueden ayudar a reducir el estrés y favorecer la adaptación. Se recomienda usarlos unos días antes de la llegada y durante las primeras semanas.

4. Presentar el nuevo hogar gradualmente
Una vez que el gato esté cómodo en su habitación inicial, abre el acceso a otras zonas de la casa poco a poco. Permite que explore a su ritmo y siempre tenga la opción de volver a su “refugio”.

5. Evitar ruidos y visitas en los primeros días
Los ruidos fuertes, las obras y la presencia de muchas personas pueden incrementar la ansiedad. Es mejor limitar las visitas y mantener un ambiente tranquilo mientras el gato se acostumbra.

6. No forzar el contacto
Si el gato se esconde, es parte de su proceso de adaptación. Forzarlo a salir o a interactuar puede aumentar su estrés. Respeta sus tiempos y refuerza los momentos positivos con caricias suaves y premios.

7. Revisar la seguridad del nuevo hogar
Antes de soltarlo por toda la casa, asegúrate de que no haya ventanas abiertas sin protección, huecos peligrosos o productos tóxicos al alcance.

8. Consultar con el veterinario si hay señales de estrés severo
Pérdida de apetito prolongada, agresividad repentina o falta de higiene en la caja de arena son señales para buscar ayuda profesional.