La investigación tuvo como objeto medir el efecto del comportamiento sexual en el ámbito de trabajo, e incluyó las bromas sobre temas sexuales, discusiones, chismes, e incluso los galanteos ocurridos lugares de trabajo. Se trataba a su vez de determinar si este tipo de conducta aportaba algo positivo a los trabajadores, como fortalecimiento de lazos afectivos, alivio de tensiones o aumento en la confianza recíproca. Sin embargo, los resultados obtenidos señalan una realidad bien diferente.
Los investigadores constataron que sólo el 25% de los trabajadores encontraba diversión e n las bromas sexuales, mientras que el resto se mostraba indiferente o reacio ante las mismas, porcentaje válido tanto para hombre como para mujeres.
Incluso los trabajadores que dicen encuentran gracioso los chistes picantes, o gustan de habla r de temas sexuales en su lugar de trabajo, presentan síntomas negativos. Según informa la agencia Europa Press, las personas expuestas a este tipo de chanzas se sienten menos valorados, muestras síntomas de depresión, y su asuentismo laboral puede verse incrementado.
La profesora Jennifer Berdahl, una de las responsables del informe, culmina el mismo con una recomendación a los gerentes, patrones y jefes de personal: el sexo, y todo lo relacionado con ello, mejor dejarlo al margen del trabajo.
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