Contenido creado por María Noel Dominguez
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Viejos son los trapos

Bryan Johnson lanza “Don’t Die”, la religión del cuerpo como Dios

El magnate de la longevidad impulsa un credo donde salud, tecnología y fe convergen frente al avance de la IA

08.05.2025 10:29

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2025-05-08T10:29:00-03:00
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Bryan Johnson, el excéntrico magnate conocido por invertir millones de dólares en revertir el envejecimiento de su cuerpo, dio un paso más allá. Ahora quiere transformar su cruzada personal en un credo global: “Don’t Die” (No te mueras), un nuevo sistema de creencias que combina longevidad, espiritualidad y tecnología frente a lo que define como un momento crítico en la historia humana.

El movimiento, revelado en detalle en una entrevista con MIT Technology Review, propone que el cuerpo humano se convierta en el centro sagrado de una nueva narrativa espiritual, frente a los desafíos existenciales planteados por la inteligencia artificial. “Estamos en un momento existencial como especie”, afirma Johnson, y asegura que su propósito no es religioso en sentido tradicional, sino una respuesta simbólica y práctica al desalineamiento entre los valores humanos y las máquinas inteligentes.

Del eslogan a la doctrina
Lo que comenzó como un experimento de salud extrema —con rutinas que incluyen decenas de suplementos diarios, transfusiones y algoritmos que rigen su estilo de vida— se está transformando en un marco espiritual. Johnson toma elementos de religiones históricas, como la necesidad de rituales, comunidad y narrativas fundacionales, pero reinterpreta su eje: en lugar de un Dios trascendente, la divinidad está en el cuerpo humano optimizado.

En grupos llamados Don’t Die fam, los seguidores se reúnen semanalmente para realizar rituales de apertura, repetir mantras y disculparse con su cuerpo por conductas dañinas. Se trata de una liturgia corporal que busca reconstruir el vínculo entre salud, conciencia y propósito colectivo.

Algoritmos como guía espiritual
Parte central del credo es la delegación de decisiones vitales a algoritmos. Johnson afirma que su propio sistema computarizado elige mejor que él qué debe comer, cuánto dormir y cómo ejercitarse. Asegura que la mente humana, influida por emociones, es menos confiable que los datos. “Es en mi mejor interés que el algoritmo me diga qué hacer”, sostiene, comparándolo con un corrector automático que en el futuro podría “completar pensamientos”.

Si bien dice temer el impacto de la IA en la autonomía humana, su proyecto la incorpora como herramienta de autorregulación, en una paradoja donde la tecnología que amenaza con deshumanizar también se convierte en garante de vida.

¿Una religión sin dogmas?
Aunque Johnson evita los títulos clericales y rechaza que su propuesta dependa de su figura, aspira a que Don’t Die se convierta en la ideología más influyente del mundo en 18 meses. Defiende que cualquier persona, sin importar su fe previa, puede integrar esta práctica. “Pueden ser cristianos, musulmanes, lo que sea… Don’t Die es un ‘sí, y además’”, explicó.

Un nuevo culto al cuerpo en la era de la IA
Lejos de buscar trascender la carne, Don’t Die convierte al cuerpo en el altar, y la longevidad, en una forma de salvación. No hay promesa de vida eterna en otro plano, sino una consigna terrenal y cuantificable: no morir todavía.