Muchas veces el sarcasmo se transforma en una manera de decir algo que se quiere decir pero no se puede, debido a la circunstancia o por la relación que se tiene con la persona a la que se le quiere transmitir ese "mensaje especial". Pero, en otras oportunidades, el sarcasmo es la forma más elegante y educada de ser la persona más malvada e insultante.

Sin embargo, diversas investigaciones revelan que los comentarios sarcásticos son capaces de mejorar la creatividad y el funcionamiento cognitivo tanto de quien los emite como de la persona a quien van dirigidos.

Para determinar de qué manera afecta el pensamiento sarcástico el funcionamiento cognitivo, un equipo de científicos e investigadores de la Escuela de Negocios de Harvard asignó a los participantes de un estudio tres grupos en los que se simulaban diálogos sarcásticos, sinceros y neutrales y, acto seguido, les encomendaron tareas de componente creativo.

Frente a ello, los investigadores encontraron que los participantes más hábiles a la hora de desempañar dichas actividades eran los del grupo de conversaciones sarcásticas, donde un 64 % de ellos fue capaz de hallar soluciones creativas y completar las tareas con éxito.

De esta manera, los autores del estudio concluyeron que el sarcasmo cataliza la creatividad y favorece la función cognitiva, ya que a fin de entender y transmitir un comentario sarcástico, el cerebro se sirve del pensamiento creativo.

Además de tener beneficios a nivel introspectivo, el humor con toques descarados y oscuros también ofrecería ventajas a la hora de entablar relaciones sociales (por pocas que sean). Según una investigación de la Universidad de California publicada recientemente, el sarcasmo es una forma más de adaptación y de supervivencia, que ayuda a clasificar las relaciones sociales y a descartar aquellas entabladas con individuos con nula habilidad social, incapaces de entender la burla mordaz.