Armando Sartorotti expone

Armando Sartorotti expone en el atrio de la Intendencia de Montevideo, hasta el 26 de mayo, la muestra "Más allá del deber - Conviviendo con las tropas uruguayas de los cuerpos de paz de Naciones Unidas", que registra el trabajo de los cascos azules en el Congo y en Haití, destinos donde "los niños mueren por enfermedades que aquí resolvemos con una aspirina, o en los que el canibalismo y los brujos bendiciendo a los soldados son cosas usuales", según señala en la presentación de su trabajo.

En diálogo con Montevideo Portal, el fotógrafo contó cómo fue el proceso para concretar esta iniciativa personal. "Me resultó curioso entrar a preguntar a la gente acá en Montevideo qué era lo que estaban haciendo efectivamente los soldados uruguayos en los cuerpos de paz. Y la respuesta era que 'iban a hacer el sobresueldo para hacerse la casita'. Pero eso no hablaba sobre qué hacían efectivamente, cómo pasaban el tiempo, cómo pasaban esos seis meses, o un año en el caso de los oficiales", relató.

"Hice un proyecto que pretendía mostrar la vida cotidiana de los soldados en los cuerpos de paz de Naciones Unidas. Contacté al jefe del centro coordinador de los cuerpos de paz, el coronel Ricardo Fernández, que me recibió con una franqueza y una bonhomía impresionante. A la semana de presentar el proyecto me estaban llamando para decirme que les interesaba, porque el Ejército estaba celebrando los 200 años de fundación y les parecía que el proyecto podía entrar en el marco de esos festejos, lo cual se elevó por encima de mi pretensión inicial", agregó.

Pasaron varios meses hasta que se concretó el viaje, hasta que finalmente logró viajar alCongo, donde convivió veinte días con los soldados, y luego a Haití donde pasó otros diez días. "Ellos me prepararon militarmente para estar en el lugar y yo me preparé leyendo todo lo que se me cruzó adelante sobre el Congo, su historia, su situación, las guerrillas que estaban funcionando, dónde estaban, cuál era la situación del gobierno, me había preparado mucho, pero cuando llegas te das cuenta que toda la preparación que tuviste no es suficiente", afirmó el fotógrafo.



Sartorotti destacó la libertad con la que pudo realizar su trabajo y la apertura de las tropas a su presencia. "Me moví con una libertad que hasta en cierto grado se podría decir de inocencia por parte del Ejército, porque llegaba al extremo de que, por ejemplo, estaba reunido el Comando de Operaciones haciendo la evaluación de un nuevo trabajo y yo iba, golpeaba la puerta y ellos me dejaban pasar y seguían trabajando y diciendo lo que tenían que decir. Jamás hubo un lugar al que no pudiera entrar, una reunión en la que no pudiera estar, algo que no pudiera escuchar. Tuvieron una honestidad y una puerta abierta conmigo increíble. Las únicas restricciones reales tenían que ver con mi seguridad, más que otra cosa, sobre todo en las zonas más críticas", apuntó.

En la línea de fuego

Sartorotti quedó impactado por la realidad que encontró en el Congo, y ello se refleja en su trabajo que tiene capítulos especiales dedicados a algunas zonas e historias de este convulsionado país.



Uno de ellos es Kimua, un lugar selvático ubicado en la frontera con Ruanda. "Parece la aldea de los druidas, de Asterix y Obelix, donde hay cincuenta uruguayos viviendo en condiciones de campamento extremo, con trincheras alrededor tipo primera guerra mundial, y lugares para ocultarse para cuando empiezan los combates. Los uruguayos están ahí para proteger a la población civil de entre 500 y 800 -el número es estimado porque es una zona inaccesible-- guerrilleros del Frente Democrático de Liberación de Ruanda, que son los que en 1994 asesinaron a 800.000 tutsis a machetazos y que se pasaron a la frontera del Congo escapando", contó el reportero gráfico.

"Los soldados uruguayos están ahí en el medio de los guerrilleros, y se sabe que están del lado del ejército del Congo porque ese es el pacto de Naciones Unidas con el gobierno congoleño. Entonces cada tanto llegan los soldados del ejército oficial del Congo para reprimir a los tipos, y se arman tiroteos e intercambio de morteros y en el medio están los soldados uruguayos y la población civil", agregó.

"Si estaremos tan lejos de esa realidad, que hay uruguayos que por acciones que tuvieron en Kimua están propuestos en Naciones Unidas para que se les entreguen medallas por valor bajo fuego, y acá no te enterás", reflexionó.



"En Kimua hay una escuela donde se refugian los residentes, que está rodeada por los uruguayos, donde han llegado a caer bombas. Y hubo uruguayos que en esa situación sacaron niños en el medio de combate, bajo fuego cruzado, y atravesaron 200 metros con los niños para que los atendieran los médicos", relató.

"El trabajo ahí es básicamente militar, pero el trabajo social que están haciendo en paralelo es impresionante, te quedás impactado", concluyó.

"Otro caso al que le dedico un capítulo es a Sange, un lugar que queda cerca del lago Tanganica, donde los uruguayos trabajaron recuperando la caminería de la zona por lo que los pobladores locales los conocían bien. Cuando se da el campeonato del mundo, que Uruguay llega a jugar en las semifinales contra Ghana, los africanos armaron un cine en la zona con ladrillos a orillas del camino y un televisor gigante, y cuando está por empezar el partido, un camión con 20.000 litros de combustible vuelca en la zona, todo se prende fuego y mueren carbonizadas 240 personas. ¿Qué hicieron? Llamaron a los uruguayos para que los fueran a enterrar. Hoy entre nosotros hay caminando uruguayos que tuvieron que enterrar 240 cuerpos carbonizados. Esa es una de las historias que cuento en el libro y en la exposición", dijo.

Las fotos y textos que componen el trabajo del reportero gráfico fueron compilados en un libro que puede leerse online. La exposición puede visitarse de lunes a viernes en el horario de 10 a 16.