Andressa Urach, ex estrella de Miss BumBum, dice que sigue tomando leche en mema

Una idea no tiene que ser demasiado compleja para convertirse en un éxito. El tipo que tuvo la iluminación de poner una gomita de borrar en la parte posterior de un lápiz se llenó de dinero. El diávolo, ese sencillo juego de vaivén, fue inventado por un estudiante suizo que se aburría en su encierro, y reportó pingües beneficios tras su comercialización.

Más recientemente, a comienzos de la pasada década, el empresario brasileño Cacau Oliver tuvo otra de esas ideas rudimentarias y redituables: organizar un certamen de belleza enfocado en las posaderas femeninas. Así nació Miss BumBum, un concurso que durante varios años fue un éxito y que supo ocupar titulares en la prensa de todo el mundo.

Dese los primeros momentos, Andressa Urach fue una de las principales animadoras del certamen, que a su vez le sirvió como catapulta para obtener atractivos contratos publicitarios y hasta para convertirse en conductora de un programa de TV.

Sin embargo, no todo fue luz en el camino. Para mantener el atractivo de sus cuartos traseros, Urach se sometió a procedimientos estéticos de dudosa eficacia y a manos de profesionales todavía más dudosos. Como resultado, enfermó gravemente y debió someterse a dos intervenciones quirúrgicas, que dejaron su cola deformada por varios años.

Tras superar ese duro trance dejo el mundo de la belleza corporal y abrazó la vida evangélica, a la que también dejó atrás con profunda decepción. Según afirmó entonces, la religión sólo estaba interesada en su dinero y la dejó sola cuando este se acabó.

A principios de este año la modelo anuncio que regresaría a Miss BumBum, concurso que continúa realizándose año tras año, aunque sin lograr los picos de popularidad de otrora.

"Mi trasero estuvo guardado seis años y el país se salió de eje", comentó Urach en febrero.

Días atrás, Urach concedió una entrevista al programa de TV The Noite, en el que hizo una insólita confesión. Pese a tener 33 años, sigue tomando leche en mamadera.

La rubia asegura que este hábito arraigado está relacionado con una carencia afectiva de sus padres, y que si bien entiende que a otros les puede parecer algo raro, continúa haciéndolo porque le resulta relajante.

"Tuve algunas consultas con el psicólogo y descubrí que esta brecha amorosa me causó muchos problemas en mi vida adulta", dijo.